El Deber de los Hijos: La Obediencia a los Padres (Tercera Parte)

Hasta ahora hemos hablado sobre el concepto de la obediencia según el Antiguo y Nuevo Testamento, el valor de la obediencia a los padres, y lo que significa y no significa ser obediente.
Hoy queremos hablar sobre porque es difícil obedecer y las consecuencias de no obedecer.
(Si deseas ver o escuchar el sermón via video sobre este tema puede encontrarlo aquí o escuchar el audio abajo)

Primero consideremos la pregunta ¿Porqué cuesta tanto obedecer?

Hay varias razones.

1. La Pecaminosidad de tu Corazón (el problema de la depravación humana) – Salmo 51:5

Es por esto que no podemos cambiar la conducta. La conducta no cambia el corazón. La conducta solo lleva a una reforma externa. Esto solo lo puede hacer Cristo. Escuchen o lean el libro Cómo Pastorear el Corazón de tu Hijo que habla detalladamente de este tema.

Padre recuerda esto, tus hijos han nacido pecadores y no necesitan que nadie les enseñe a hacer lo malo. Esto lo aprenden a expresar de su propia pecaminosidad. Es por esto que les cuesta hacer lo bueno, y les cuesta obedecer. La mente carnal con la que nacemos está opuesta a la mente de Dios (Rom. 8:7-8) y es por esto que no buscamos obedecer a Dios de una manera natural. Es por esto que necesitamos la transformación que viene a través de Cristo.
Hijos, no pongan excusas del porqué no obedecen. Admitan su incapacidad debido al pecado que mora en ustedes.

“Aquel pequeño recién nacido, tan encantador como es, es ya un réprobo en marcha. Y si los padres no están comprometidos a criar aquel niño en la disciplina y amonestación del Señor, llegará finalmente a dar plena expresión a su depravación. Y en una sociedad crecientemente hostil a la piedad y que se está volviendo más y más tolerante hacia la maldad, no es asombroso que tantos niños a los que se deja que se desarrollen según sus propias inclinaciones se estén volviendo inimaginablemente malvados.” 

John MacArthur, Cómo Ser Padres Cristianos Exitosos

Solo a través del poder de Cristo pueden ser liberados para vivir una vida en obediencia que agrada a Dios. Esto es igual en nuestra vida con Dios. Necesitamos de SU poder para serle obedientes. Así que tanto padres como hijos, necesitamos la ayuda del Espíritu del Señor.

2. Tu Necedad – Proverbios 22:15

Parte de lo es parte de tu pecaminosidad es la necedad de tu corazón. El corazón pecaminoso es necio porque está viciado, entrenado a seguir sus deseos. Esto es lo que te impide ser obediente a Dios.
Esto es lo que hace difícil que obedezcas a tus padres. Debes admitirlo y confesarlo al Señor diariamente cuando fallas (1 Juan 1:9).

Hijos, no dejen que la necedad les controle.
Padres, es por esto que es necesario disciplinar a nuestros hijos. La corrección les ayudará a quitar la necedad.

3. El Refuerzo de la Cultura del Mundo – Romanos 12:1-2

La cultura está dominada por el príncipe de este siglo (Efesios 2:2), Satanás y la usa para atraparte con sus tentáculos y meterte en su molde de tal manera de que nos sigas a Cristo. Esto es su prioridad, evitarte que conozcas a Cristo. (2 Cor. 4:4). Dios quiere librarte de sus garras y darte la libertad en Cristo (Col. 1:13).

Debes esforzarte por depender en Cristo para rechazar la cultura satánica y seguir la voluntad de Dios. Es una lucha contra tu alma. Satanás lo sabe y por eso trabajar arduamente para atraparte. Tú debes trabajar con mucho empeño igualmente.

Como padres es nuestro deber también ayudar a nuestros hijos cuidando lo que entra en nuestros hogares. Debemos velar constantemente y no descuidarnos. No debemos tampoco ser extremistas ni pasivos.

Consideremos una segunda pregunta: ¿Cuáles son las consecuencias de no obedecer?

1. Una vida que no ira bien. Éxodo 20:12 

“La desobediencia a los padres piadosos indica una vida indisciplinada. Lleva al vicio y la disipación. Esto, a su vez, en igualdad de condiciones, acorta la vida.” Hendriksen, Efesios

Proverbios 20:20 lo dice así:
“Al que maldice a su padre o a su madre,
Se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa.”

Creo que parte de esto es también el hecho que siempre vivirás con una conciencia que te acusa porque no honraste a tus padres aun cuando Dios te lo mandó.

2. Una vida en rebelión contra Dios (Ex. 21:15, 17; Lev. 19:3; 20:9; Deut. 21:18-21)

Debes entender que el no obedecer u honrar a tus padres es rebelión contra Dios que diseñó el hogar. La desobediencia a los padres en el Antiguo Testamento lo pone en la misma categoría con la brujería y la idolatría.

3. Una vida sin entender el propósito de la autoridad

Hijos que no son obedientes no se someterán a otras autoridades y esto llevará aun a consecuencias no deseadas que no solo les afectará a ellos sino a nuestra sociedad ya que la familia es la base de todo. Una nación que no cumple el rol divino en el hogar llevará a la destrucción de la sociedad. Esto no es ser pesimista, es la realidad cuando fallamos en seguir el plan de Dios.

Estas personas siempre tendrán excusa para no someterse a ellas. La culpa es de la autoridad y no de ellos. Eventualmente esto lleva a todo tipo de males sociales que todo mundo trata de resolver especialmente en la política. Solo tienes que manejar por áreas de nuestra comunidad para darte cuenta del resultado de no seguir el plan de Dios. Es muy triste. Como dice Proverbios 14:1,

    Dice el necio en su corazón:
    No hay Dios.
    Se han corrompido, hacen obras abominables;
    No hay quien haga el bien.

4. Una vida con la maldición de Dios (Deut. 27:16)

Es muy claro según la Escritura que los hijos que desobedecen o deshonrar a sus padres llevarán ellos mismos la maldición de Dios.

No rechaces la Palabra de Dios y se obediente a tus padres. Dios desea bendecirte pero hay consecuencias si no obedeces a tus padres.

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El Deber de los Hijos: La Obediencia a los Padres – Segunda Parte

En la primera parte hablamos sobre la importancia del mandato a los hijos de obedecer a sus padres según Efesios 6:1-3 y Éxodo 20:12. En esta entrada hablaremos un poco más sobre la obediencia haciendo varias preguntas. (Si deseas ver o escuchar el sermón via video sobre este tema puede encontrarlo aquí o escuchar el audio abajo)

¿Qué es y no es la obediencia?

Primero, lo que no es la obediencia.  Obediencia no es hacer lo que nosotros queremos. No es tampoco hacer lo que nuestros padres quieren después de hacer lo que queremos. No es tampoco hacerlo lo que dicen cuándo y han cansado a los padres.

Segundo, lo que es la obediencia.
Obedecer es escuchar atentamente a nuestros padres, y hacer lo que ellos nos mandan en el momento que ellos lo requieren. Esto debe de ser un acto continuo no de una vez.

El libro de Proverbios nos enseña mucho sobre escuchar y obedecer a nuestros padres. En los primeros siete capítulos Salomón invita a su hijo (y a nosotros) a escuchar el consejo sabio. Es un libro que cada uno de nosotros debe leer continuamente.

Si tú eres un hijo que vives con tus padres, ¿eres obediente? Si eres padre, ¿obedeces al Señor en enseñar a tus hijos la obediencia? ¿eres consistente y pides esto de tus hijos?

¿En qué deben obedecer los hijos? Colosenses nos dice la respuesta.

 “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.” Colosenses 3:20

El Señor desea obediencia “en todo”. Esto no quiere decir que los padres piden obediencia en cosas contrarias al plan de Dios. Esto presupone que los padres viven en obediencia al Señor. Así que padres, no pidas que tus hijos hagan algo contrario a lo que Dios manda como mentir.

Los hijos no deciden en lo que deben obedecer, ni los padres son alcahuetes.

¿Cómo obedecer a los padres?

1. No de Mala Gana
Obedecer de mala gana no es el plan de Dios. Obedecer quejándose no es lo que Dios quiere.

2. “En el Señor” (Efesios 6:1) 
El contexto en el que los hijos deben obedecer es “en el Señor”. Esto es la diferencia entre la obediencia en una familia donde Cristo no es el centro.  Cuando conocemos a Cristo estamos en Él. Todo lo que hacemos es en Él. Como hijo creyente obedeces a tus padres “en el Señor”. Esto debe llevarte a cambiar tu actitud.

“Hijos, obedeced a vuestros padres: por cuanto el Señor lo ha mandado; obedecedlos por tanto por causa del Señor, y con la mirada puesta en él”. – Matthew Henry Citado en “Cómo Ser Padres Cristianos Exitosos”

Según el gobierno, las escuelas públicas sirven “en lugar de padres” (del Latín loco parentis) cuando los niños están en la escuela. Pero realmente, esto no tiene base bíblica. Pero los padres están el lugar del Señor. Es a ellos que Dios ha puesto para criar a los hijos que Él nos ha dado.
Así que, hijos Dios es el que puso a sus padres para criarlos en SUS caminos.

¿Porqué obedecer a los padres?

1. Para Honrarles – Efesios 6:2
La actitud, la motivación de la obediencia como hijos es el de honrar a nuestros padres. Honra es “tener en cuenta altamente, para mostrar el espíritu de respeto y consideración” (Hendrikson, “Efesios”)

Es darles lo que merecen por el hecho de que Dios los escogió para ser nuestros padres. Dios no los escogió porque eran perfectos sino porque esta fue su voluntad. Y como es la voluntad de Dios, debemos honrarle como él nos manda.  Honrar es de toda la vida y aun en la vejez. En la vejez envuelve ayudarles económicamente si es necesario. Mateo 15:3-6; 1 Tim. 5:16

La obediencia como acto de honra es hasta que el hijo o la hija son mayor de edad. Esto quiere decir que, aunque los hijos deben honrar a sus padres escuchándoles cuando ellos les aconsejan, no quiere decir que los padres mandan a sus hijos como antes, especialmente cuando están casados. Esto causa un grave problema en los matrimonios ya que no es el plan de Dios. Padres, debemos de entender que un hijo casado ya no está obligado a obedecernos.

Hijos, deben entender que deben honrar a nuestros padres siempre.

¿Hijos honran a sus padres obedeciéndoles? ¿Tienen esa admiración y profundo respeto hacia ellos? ¿Si ya están ancianos, están cuidando de ellos? 

Recuerden que ustedes serán algún día padres.

2. “Esto agrada al Señor” – Colosenses 3:20

Quizás tu pienses que obedeces porque debes o porque te lo mandan tus padres. La verdad bíblica es que esto agrada al Señor. Cuando obedeces a tus padres, agradas al Señor Jesucristo. Debes pensar que siempre que obedeces estás agradando al Señor.

¿Estás agradando a Dios siendo obedientes a tus padres? ¿lo haces porque le agrada a Él?

Como algo importante que recordar es que aun nuestro Señor cuando vino tuvo que aprender la obediencia humana (Heb. 5:8) y se sujetó a sus padres. Tienes a alguien a quien recurrir para ayuda cuando te cueste obedecer.

Si Cristo es tu Señor y Salvador, y le amas, obedecerás a tus padres.
Si no has creído en Cristo, y no te has sometido a su señorío, puedes hacerlo hoy.

3. “Es Justo” – Efesios 6:2

Dios dice que obedecer a los padres es justo. Este es el plan de Dios. Esto agrada a Él. Esto es lo bueno de acuerdo a la verdad de Dios. Humanamente, podemos decir que es justo.

Si tus padres hacen prácticamente todo por ti por tantos años, es justo que seas obediente.

4. Es el Primer Mandamiento con Promesa – Efesios 6:3; Éxodo 20:12

Este mandamiento es el único en la Biblia que lleva una promesa. Es como si Dios nos está diciendo que tan importante es.  Primero, te promete calidad de vida, “para que te vaya bien.” Tu vida será una buena vida si obedeces a tus padres. Segundo, te promete largura de vida, “y seas de larga vida sobre la tierra.” Podríamos decir que, como consecuencia natural, el hijo obediente vivirá largamente porque aprenderá mucho de cómo vivir la vida. Además, la bendición del Señor reposará sobre

él/ella. No solo esto, sino que su descendencia recibirá también esta bendición.

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El Deber de los Hijos: La Obediencia a los Padres

Hace más de nueve años que mi esposa y yo decidimos ser padres “foster”. Para este proceso tuvimos que tomar una serie de clases para padres que duró entre tres y cuatro meses. Se nos enseñó como criar a hijos “foster”. Estas clases fueron partes del proceso, pero en realidad tomó un año para certificarnos cómo un hogar listo para recibir niños del sistema. Fue un proceso bien rígido, se nos investigó todo acerca de nosotros. Tanto que nuestra trabajadora social entendía nuestra personalidad. Recuerdo que decía, “Tu, Edgar, ya que eres así…” Quizás era porque yo soy muy fácil para mostrar mi personalidad.

(Si deseas ver o escuchar el sermón via video sobre este tema puede encontrarlo aquí o escuchar el audio abajo)


Lo irónico de todo esto es que cuando nosotros fuimos padres muchos años antes, no tuvimos que obligatoriamente tomar ninguna clase. Leímos libros, fuimos a seminarios, pero nunca el gobierno se

nos pidió que tomáramos clases. Solo se nos pidió que tomáramos un examen de sangre para sacar una licencia para casarnos. Es todo. Nada de cómo ser padres o como criar a nuestros hijos.

Muchos de nosotros ni siquiera pensamos en esto cuando estamos creciendo en nuestro hogar. Nunca pensé que mi mamá había tomado clases o sabía lo que era ser mamá. Cuando nací ya tenía siete hijos. Mi mamá tampoco, según lo que me dijo ella, tuvo padres que aprendieron a ser padres. ¿Cómo fue que aprendieron lo que es ser padre o madre? Mucho lo aprendieron con el ejemplo de sus padres.

Después de conocer a Cristo aprendí mucho leyendo y del ejemplo de otros padres cristianos, pero aun con todo esto hoy puede ver que mucho de cómo soy cómo hijos lo aprendí de mi madre. Es así. Nuestros hijos aprenden de nosotros. Todos aprendemos como hijos a ser padres de nuestros padres. Pero muchos de nuestros padres no eran creyentes y carecieron o carecen de la enseñanza bíblica. Pero aún con la enseñanza bíblica, muchos padres prefieren seguir su manera aprendida de sus padres, de la cultura o de otras formas a la manera de Dios.

Muchos se preguntan porque hay tanta disfunción en la familia, porqué tanta delincuencia.

“¿Por qué tantas familias aparentemente “normales” producen hijos delincuentes? Creo que todos estos fenómenos están arraigados en el estilo permisivo tan popular entre los padres modernos. La tolerancia y la pasividad definen el actual estilo de la crianza de los hijos. El freno y la corrección son considerados como demasiado limitadores para la psique del niño. La autoestima ha tomado el puesto del autocontrol. Los padres tienen miedo de corregir una mala conducta. Son apremiados por los expertos a dejar que sus hijos se expresen con libertad.” – John MacArthur, Cómo Ser Padres Cristianos Exitosos

El cristiano tiene el privilegio, por la gracia de Dios a aprender lo que Dios enseña sobre el deber de los hijos y de los padres. Esto lo encontramos en la Biblia. Y aunque no contiene un manual sobre cómo ser padres, los principios que encontramos son suficientes para guiarnos y enseñarnos como criar a nuestros hijos o como ser con nuestros padres como hijos.  Ambos aplican a todos nosotros aquí en esta mañana. Todos somos hijos. La mayoría somos o seremos padres.

Comenzaremos al reverso. Antes de hablar lo que Dios dice a los padres, aprenderemos sobre el deber de los hijos según la Biblia. Luego aprenderemos el deber de los padres, y finalizaremos con lo que Dios dice sobre el plan que Él tiene para la familia.

¿Cuál es el deber de los hijos según la Escritura? Efesios 6:1-3 nos dice:

“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.”

La Escritura es clara, manda a los hijos a obedecer a sus padres.

¿Quién Manda? Dios.

Vivimos en una cultura donde poco se habla sobre el deber de los hijos para con los padres. El énfasis está en el deber de los padres. Sin embargo, la Biblia nos enseña primero el deber de los hijos para con los padres.

En Éxodo 20 encontramos lo que conocemos como los diez mandamientos. Los primeros cuatro mandamientos tienen que ver con nuestra relación con Dios. Los siguiente seis mandamientos tienen que ver con nuestra relación con otros. Es muy importante tender esto. Esto quiere decir que nuestra relación con Dios es la base de nuestras relaciones.

En Mateo 22:37-39 nuestro Señor Jesucristo resume todos los mandamientos en dos, amar a Dios y amar al prójimo. No podremos amar como Dios sino amamos a Dios primero. El amor a Dios es la base. Para esto, como decimos cada domingo, necesitas rendir tu vida a Cristo, aceptar su sacrificio en la cruz por fe. Al hacerlo, recibes por gracia, la salvación y tu relación con Dios es restaurada. Es entonces cuando puedes amar a Dios.

Éxodo 20:12 dice: Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

El mandato de Dios es honrar a nuestros padres. Este mandamiento es el que nos enseña el trato a otras personas. Si aprendemos a honrar a nuestros padres, aprenderemos a honrar a otras personas. En el contexto, de los diez mandamientos, aprenderemos a amar a nuestro prójimo en proporción a como honramos a nuestros padres.

¿Quién manda esto? Dios. Esto fue lo que el Señor mismo dijo en  Mateo 15:3-6; 19:19; Marcos 7:8-13; 10:19; Lucas 18:20. No lo manda el gobierno, no lo mando yo, no lo manda la cultura. Es más, esto no lo aprenderás en la escuela, no lo aprenderás de la cultura, al contrario te enseñará lo opuesto. Lo que no te dice es que algún día serás padre y cosecharás el fruto de lo que sembraste como hijo. El mandato de Dios es este. Tu puedes alegar todo lo quieras, pero esto es lo que Dios nos manda. Si eres creyente, sabes que esto no es opcional. No puedes escoger lo que tú quieres cuando Dios te dice claramente lo que debes hacer.

Hijos, Dios les manda a honrar a sus padres. Este es el rol que Dios les ha dado y que eventualmente tu tendrás algún día. Recuerda si esperas que tus hijos de obedezcan, debes aprender obediencia. Tus hijos aprenderán de tú.

Honrar es una idea amplia pero que Pablo en Efesios 6:1-2 clarifica.

“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;”

Recordemos que esta carta fue leída a una iglesia donde padres e hijos estaban juntos. Un comentarista dice lo siguiente sobre esto:

“Si Pablo estuviera presente con nosotros hoy, se sorprendería con el espectáculo de los niños que asisten a la Escuela Dominical y yéndose a casa justo antes del servicio de adoración regular. Él tiene una palabra dirigida directamente y específicamente a los niños. La implicación es clara de que también hoy los sermones deben ser tales que incluso los niños puedan comprenderlos y disfrutarlos, al menos hasta cierto punto, variando con la edad, etc., y en ocasiones el pastor debe dirigir su atención especialmente hacia ellos.”
Hendriksen, Efesios

La obediencia es parte primordial de la honra que debemos dar a nuestros padres. Más adelante hablaremos un poco más sobre la diferencia entre la obediencia y honra. Pero hablemos primero sobre qué es obediencia en la siguiente entrada.

La Obediencia a los Padres Segunda Parte
La Obediencia a los Padres Tercera Parte

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Invitado al blog: Nuestro Año 2017

Mi hermano en Cristo Hugo comparte una reflexión de fin de Año:

Faltan unas horas para terminar el 2017, las redes sociales se saturan con millones de mensajes acerca del año por terminar, en las tiendas se venden muchas cosas relacionadas con el fin de año. 
Los”hashtags” seguramente más utilizados son #compartiendo #nuevoaño #graciasDios #bienvenido2018 #Bendecidos. Fotos que vienen y van, pero siempre son fieles testigos de que el tiempo pasa. 
Esta semana mi cuñada le regalo a Isabella, mi hija mayor un libro llamado Cuentos de Buenas Noches para Niñas Rebeldes.  El libro tiene cuentos de mujeres reales, muy lejos de Blanca Nieves, La Sirenita, Cenicienta, Ariel, Bella, Pocahontas, Mulan, Rapunzel y muchas más. Me encanto este regalo pues con tanta tecnología en nuestras manos, la vida real parece definirse en una foto y el hashtag del momento. Pero es así como funciona ahora gran parte de nuestra vida. Las señales de humo pasaron y él envió de cartas está a solo un clic. 
Pero este año, para mí, fue totalmente diferente ya que fue un año real. Deje atrás los devocionales de 30 segundos, decidí quitarme los años de experiencia en el ministerio, subí menos fotos perfectas, deje de hablar tanto y pude hacer más. No pensé en los ¨like¨ que las personas pueden poner a mi vida en redes sociales, ore mucho más y dije menos: “orare por ti”. 
Decidí vivir una vida Cristo-Céntrica dejando atrás mi egoísmo, estatus, soberbia, incredulidad, falta de fe, inseguridad y muchas cosas más, en las que aún sigo trabajando. También este año pude perdonar, restaurar y disfrutar del resultado de hacerlo. Este año hice tres viajes internacionales y uno acá en mi país de residencia. Fui a la Capital del mundo New York donde pude otra vez percibir aún más la necesidad que el mundo tiene de Cristo, sin importar raza, etnia y color. 
Este año, no fue como los otros, donde los iniciaba súper bien, pero ya en febrero estaba bajando los brazos. Este año como lo mencioné unos renglones atrás, viví una vida real y esto me llevo a pensar más en lo que hago diariamente. Mis decisiones fueron enfocadas en Cristo, invertí mi tiempo más en Él. Mi familia pudo ver un esposo y padre más responsable en su función de hombre y esto me lleva a concluir que cada año que finaliza o inicia debemos arriesgarnos a vivir una vida Cristo-céntrica. Debemos tener claro que vivir una vida en Él no significa que todo estará perfecto. Si hay una cosa que me llena de gozo al terminar este 2017 es que decidí vivir en Él y para Él.

Tuve la oportunidad de compartir La Palabra de Dios en nuestra iglesia

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Invitado Especial: Lo Que Dios Ha Hecho en Este Año 2017

Nuestro hermano Carlos Augusto reflexiona sobre lo que Dios les ha enseñado a él y a su familia en este año.

Terminando el año es normal hacer una valoración o un balance, como lo queramos llamar, de lo que vivimos y aprendimos en este tiempo. No queremos pensar de una manera emotiva como lo solíamos hacer, sino de una forma sensata y responsable con nosotros mismos.
El año que culmina fue cargado de experiencias, de muchas cosas que aprender pero otras muchas que desaprender, a valorar lo que Dios nos ha regalado.
Algo que aprendimos, precisamente, fue darle valor a lo que Dios nos ha dado, empezando por su bendito regalo de la salvación, nada podrá ser mejor para nosotros sino este maravilloso regalo. Pero también lo que es quizá común y normal que lo tengamos, me refiero a la familia, trabajo e iglesia. No podríamos decir que fue un buen año si para nosotros uno de estos tres círculos estuviera en decadencia. 

Gracias a la iglesia, aclaramos y profundizamos mas, el llamamiento que Dios nos ha hecho. Fuimos desafiados  a a  creer en una iglesia sin muros, en donde el púlpito es tu
Aprendimos que la visión que tiene Dios con nosotros, no es simplemente que aprendamos algo relacionado con El, no se trata sólo de conocimiento, sino de transformación. Esto debe generarse, primero en el individuo, así como sucedió con la iglesia de Hechos. Primero fue transformado un grupo de personas que no tenían mucho conocimiento, pero que fueron renovados en su forma de pensar. 

escritorio, tu cocina, la tienda, tu carro y que no hay limitantes para cumplir con este llamado que El le hizo a su iglesia. No queremos que se nos vuelva una rutina la iglesia, no queremos que el cristianismo sea una religión, queremos que sea nuestra forma de vivir.

Ahora nuestro llamado es mucho más claro y la verdad menos limitado. Maduramos mucho como familia, pudimos vencer muchos temores y empoderarnos en El Señor para continuar.
La pérdida de mi cuñada fue un duro golpe que recibimos como família, sobretodo para mi esposa, es algo que será muy difícil de superar. Esto contrastado con el embarazo de mi esposa nos permitió ver, que tenemos un Dios que esta con nosotros en las derrotas y es bueno para darnos regocijo y gozo en medio del dolor.
Estamos desafiado a seguir adelante porque mejor será el tiempo venidero, ¡DIOS A SIDO FIEL!!!
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Contando las Bendiciones de Dios en 2017

Es bueno recordar lo que Dios hizo en nuestras vidas. El Salmo 103 es uno de mis favoritos especialmente en el Día de Acción de Gracias. Pero es apropiado también en todo tiempo. El versículo 2 dice:

“Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.”

¿Porqué nos dice esto? Porque muchas veces se nos olvidan. 

Para nosotros como familia recordamos:

  • Cumplimos dos años de vivir en Tyler Texas. Nos sentimos bien en casa aunque no queremos sentirnos demasiado cómodos ya que sabemos que Dios nos puede llamar a donde el quiera.
  • Cumplimos 26 años de casados mi esposa y yo. No ha sido fácil pero Dios nos sigue ayudando a crecer en nuestro amor. Seguimos aprendiendo juntos.
  • Nuestros hijos crecieron saludablemente en todos los aspectos, aunque en algunas áreas menos. Ambos con luchas como niños. No ha sido fácil para nosotros como padres pero la gracia de Dios nos ha sostenido.
  • El primer aniversario de nuestra iglesia. En casi dos años de 12 personas ahora contamos con más de 100 personas cada domingo, y casi 50 miembros. Gracias a Dios por lo que está haciendo en ella. Dios nos ha dado nuevos miembros que ahora son nuestros amigos y hermanos en Cristo. Les queremos mucho aunque algunos son un reto para nosotros debido a su resistencia al crecimiento espiritual.
  • Nuestra hija hizo su profesión pública de fe por medio del bautismo.

  • Aunque nuestra salud no estuvo del todo excelente, mi esposa con fribromyalgia, y yo con unos achaques, Dios nos cuidó y nos mantuvo bien a través del año. Pude correr el 15k de nuestra ciudad y terminé mi octavo año corriendo.
  • Dios proveyó todo lo que hemos necesitado y aun más. Pudimos ayudar a una señorita en otro país para que asista a la universidad y dar más para su obra. Seguimos aprendiendo a ser generosos.
  • Pudimos viajar en un viaje misionero a Oaxaca. Aunque tuvimos un percance, nos fue bien.
  • Como familia pudimos viajar de vacaciones a Chicago (junto con Indiana)  – Dios me hizo ver la necesidad de que Su Iglesia sea multiétinica, pudimos disfrutar de su increíble naturaleza y a Boston para visitar a nuestro hijo y su esposa para pasar el día de Acción de Gracias. Fue uno de los mejores momentos del año como familia aunque no sin luchas.
  • Nuestro hijo mayor pudo comenzar sus estudios para su maestría en MIT. Nos da gozo de como el Señor les sigue guiando en su propósito de servirle a Él.
  • En Marzo fuimos a Lousiana y pasamos un buen tiempo con la familia de un hermano en Cristo que estoy disicipulando.
  • En Marzo perdí mi sentido de oír por unos días pero Dios me lo restauró después de intervención médica.
  • Este año pude enseñar todo el libro de Hechos por segunda vez. Me sigue retando  en seguir el ejemplo de San Pablo y en vivir con enfoque singular el llamado que Dios nos ha dado.

    • He podido leer muchos más libros que el año pasado. No llevé cuenta pero creo que son más.
    • En Marzo, pude comenzar un programa llamado “Liderato Tyler” que me está ayudando a entender la ciudad donde vivimos y qué podemos hacer para servir mejor.
    • Dios me ha permitido discipular a varios hombres. Puedo ver el crecimiento en ellos, todos a diferentes niveles.
    • En Agosto, mi esposa y yo tomamos un curso de misiones, “Perspectivas” como preparación inicial para lo que Dios quiera hacer con nosotros en el futuro. Pensamos en tomar otros pasos el año que viene.
    • Lo más importante de todo, después de 34 años de seguir a Cristo, he crecido en el Señor. Han habido luchas espirituales, batallas con la falta de ánimo, falta de paciencia, falta de confianza pero Dios me ha ayudado a seguirle fiel. Las luchas han sido por la tensión de lo que es vivir con la mente en lo eterno y no lo de este mundo. Lo mejor nos espera, y lo sé pero este mundo con sus tentáculos persiste en hacerme creer que no es así. El mejor tiempo de todo el año ha sido mi tiempo a sola con Él. Nada me ha traído más deleite que esto.

    Aunque no son todas, es un resumen de las bendiciones de Dios en este año.
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    Cristo Nuestra Paz

    Hay dos tipos paz que queremos estudiar en esta mañana. La primera, la paz con Dios, es la base de la segunda la paz con otros. Sin la primera, no hay esperanza para la segunda. Y escrituralmente, sabemos que esta paz, la paz de Dios es la que tiene la respuesta para todos los conflictos y guerras de este mundo. La paz mundial, hemos estudiado antes, se realizará cuando el Príncipe de Paz vuelva otra vez. Esto es lo que celebramos en el Advenimiento. Celebramos que Cristo es nuestra esperanza, nuestro gozo, nuestro amor, y nuestra paz que vino y vendrá otra vez.


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    Paz unos Con Otros

    El Príncipe de Paz vino a darnos la paz. Cuando le aceptamos como nuestro Salvador y Señor, Él no solo hace posible la paz con Dios sino con otros.

    Nuestra enemistad o falta de paz con Dios también afectó nuestra relación unos a otros.  Nos afecta en nuestras relaciones. Santiago 4:1 nos dice de dónde vienen estos conflictos y guerras interpersonales. Recuerda esto cuando tienes desacuerdos o peleas con otros. Esto no viene de Dios, viene de tus deseos pecaminosos que todavía llevas dentro de ti. Es una lucha diaria por la paz de Dios en nuestras vidas. ¡Cuantas cosas tratan de robar la paz!

    ¿Qué te está robando la paz?

    Hay varias cosas que debemos entender sobre la paz entre nosotros.

    No Hay Necesidad de Enemistad – Efesios 2:15-16

    Efesios dice:
    “aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
    y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.”

    Hay Unidad en Cristo nuestra paz,

    “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,”

    Cristo rompió la pared que dividía a los judíos con los gentiles a través de su muerte, sepultura y resurrección. Literalmente, había una pared en el templo de cinco pies entre la corte de los gentiles y la de los judíos (las mujeres). Cristo derribó espiritualmente esta pared. En el año 70 el templo fue destruido y desde entonces ya no existe esa pared.
    En Cristo ya no habría esa división física ni espiritual. Serían uno en Cristo.

    Esto es lo que enseña Gálatas 3:28
    Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.”

    Podemos aplicarlo a nuestra iglesia leyéndolo así: “Ya no hay, colombiano, mexicano, salvadoreño, puertorriqueño, hondureño, americano, asiático, oriental, no hay varón ni mujer; porque todos somos uno en Cristo Jesús.”

    Él derribó la pared que nos dividía. Pero nosotros la construimos, y al hacerlo destruimos lo que Dios ha creado. Se cuenta la historia de un hombre inglés que tenía un castillo en la costa. Muchas personas venían y destruían el castillo ya que nadie vivía allí. El dueño decidió hacer algo. Contrato a alguien para que construyera un muro alrededor del castillo. Al poco tiempo de haber comenzado el contratista vino al dueño y le dijo que no podía continuar construyendo el muro porque no tenía rocas para construirlo. El dueño le dijo, “No me importa, de donde traes las rocas, quiero que lo termines.”  Al terminar el muro, vino el dueño a verlo y se dio cuenta que estaba muy hermoso, pero se dio cuenta que el castillo había desaparecido. El dueño le dijo, que había hecho. El contratista le dijo, “Tú me dijiste que usará lo que encontrara, y encontré ese castillo viejo y destruido para construir el muro.”

    Eso es lo que nosotros hacemos. Destruimos la iglesia de Dios cuando construimos muros basados en nuestras preferencias basadas en la cultura o el trasfondo étnico de los creyentes. Somos UNO en CRISTO. No hay necesidad de un muro.

    Esto es lo somos y perseveraremos en ser en nuestra iglesia.

    Hay Amor
    No solo esto, sino que hay amor unos a otros. Somos un edificio espiritual, unido ayudándose mutuamente y que se construye en amor.

    Efesios 4:16 dice esto:
    “de quien (de Cristo) todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”

    El Príncipe de paz nos ha traído la paz con Dios, pero también la paz con otros creyentes no importa de qué trasfondo vienen.  Él como la Cabeza, nos ha unido en su Cuerpo, la iglesia para que nos ayudemos mutuamente y estemos creciendo unidos en amor.

    ¿Cómo recibir esta paz?

    1. Recibiendo al Príncipe de Paz – Juan 14:27; Romanos 5:1
    Jesús el Principe de Paz nos ofrece paz. Es la paz con Dios. El es el único que puede darte esta clase de paz que no depende de tus circunstancias. Para recibirla tienes que recibirlo a Él como tu paz con Dios. Este es el comienzo.

    ¿Te has rendido en adoración a Él como o hicieron aquellos “reyes magos”, los pastores y muchos otros que lo hemos hecho y experimentado su paz?

    2. Dependiendo del Espíritu Santo – Gálatas 5:22
     Pero esta paz se sigue cultivando en comunión con Él cada día. No hay substituto para la dependencia del Espíritu Santo. El produce el “amor, gozo, paz, paciencia…”

    Hudson Taylor, misionero pionero, hombre de fe dijo:

    “Somos un pueblo sobrenatural, nacido de nuevo por un nacimiento sobrenatural, mantenido por un poder sobrenatural, alimentado con alimento sobrenatural, enseñado por un Maestro sobrenatural, de un Libro sobrenatural. Somos conducidos por un Capitán sobrenatural en el camino correcto hacia victorias aseguradas.”
    Hemos prestado demasiada atención a los métodos, a la maquinaria, a los recursos, y muy poco a la Fuente de Poder; la llenura del Espíritu Santo…Se nos ordena estar llenos del Espíritu. Si no estamos llenos, estamos viviendo en desobediencia y pecado, y la causa de nuestro pecado es la causa del antiguo pecado de Israel, es el pecado de la incredulidad.”

    3. Descansando en Él – Colosenses 3:15; Is. 26:3

    Hoy día tenemos el problema de correr de un lado para otro. El director una nueva película dijo:

    “¿Somos lo suficientemente disciplinados como para construir una pausa adecuada en nuestra vida? ¿O estamos tan cansados ​​de correr que solo los actos de Dios o las grandes fuerzas externas nos impulsan a detenernos, hacer un balance de lo afortunados que somos?” dice Anderson. “Y sin eso, la mayoría de nosotros seguiremos apresurándonos como locos, sin mirar lo que está justo frente a nosotros”. 

    – Paul Thomas Anderson, Director “El Hilo del Fantasma”

    – El gran misionero, pionero, hombre de fe y oración, Hudson Taylor visitó al pastor Hussey Macartney en Melbourne en 1890 y escribió de el:

    “Él fue una lección objetiva de quietud. Sacó del Banco del Cielo cada centavo de su ingreso diario: “Mi paz te doy”. Lo que no agitaba al Salvador, o inquietaba su espíritu, tampoco lo agitaba a el. La serenidad del Señor Jesús con respecto a cualquier asunto y en su momento más crítico, esta era su posesión ideal y práctica. No sabía nada de apresuramiento o prisa, de nervios temblorosos o irritación del espíritu. Sabía que había una paz que pasaba todo entendimiento, y que no podría prescindir de ella. 

    Ahora, yo era completamente diferente. Mi disposición era peculiarmente nerviosa, y con una vida ocupada me encontrába en un temblor todo el día. No disfrutaba del Señor como sabía que debería. La agitación nerviosa me poseía mientras había algo que hacer. La mayor pérdida de mi vida fue la pérdida de la luz de la presencia del Señor y el compañerismo durante mi tiempo en el que escribía. El correo diario me robaba su encantadora presencia. 

    “Estoy en el estudio, y tu estás en la gran habitación libre”, le dije al señor Taylor por fin. “Estás ocupado con millones de personas, yo con decenas. Tus cartas son urgentemente importantes, mías de comparativamente toman poco tiempo. Sin embargo, estoy preocupado y angustiado, mientras que tu siempre estás tranquilo. Cuéntame qué hace la diferencia “.
    “Mi querido Macartney”, respondió, “la paz de la que usted habla es en mi caso más que un privilegio delicioso, es una necesidad”.
    Dijo más enfáticamente: “No podría superar el trabajo que tengo que hacer sin la paz de Dios”, que sobrepasa todo entendimiento “para mantener mi corazón y mi mente”.

    Esto es lo que nosotros debemos aprender a hacer. ¿Cómo encontrar esta paz?

    George Muller (1805-1898) , que fue pastor, predicador por más de 60 años, cuidó a más de 10,000 huérfanos en Inglaterra era un hombre de fe y oración. El dijo que nuestra felicidad debe de estar en el Señor. Nada debe de ser más importante:

    “Cuanto más sabemos de Dios, más felices somos. . . .  y cuanto más nos familiarizamos con él, más felices nos volvemos. ¿Qué nos hará tan sumamente felices en el cielo? Será el conocimiento más completo de Dios”

    George Muller dijo que esto viene a través de las Escrituras:

    “Vi que lo más importante que tenía que hacer era entregarme a la lectura de la Palabra de Dios y a meditar sobre ella. . . . ¿Cuál es la comida del hombre interior? No oración, sino la palabra de Dios; y. . . no es la simple lectura de la palabra de Dios, de modo que solo pasa por nuestras mentes, así como el agua corre por una cañería, pero teniendo en cuenta lo que leemos, reflexionando sobre ello y aplicándolo a nuestros corazones.”
    George Muller leyó la Palabra cerca de 200 veces en sus más de 90 años de vida. Pero no solo la leyó sino que se deleitó en Dios.”   
              

    Esto es lo que nosotros debemos hacer.

    4. Orando a Él – Filipenses 4:6-7

    ¿Cómo hacer esto? Harriet Beecher Stowe escribió:

    “Usted se despierta por la mañana y se encomienda al cuidado de Cristo durante el día. La primera tentación que te asalta puede llevarte a perder el tiempo. Diga inmediatamente: ‘Señor, ayúdame en este particular’. Lo siguiente puede ser una tentación para la irritación. Echate de nuevo en Cristo para esto. Unas horas después puedes sentirte tentado a hacer comentarios de censura sobre algún vecino. Echate sobre Jesús. Un tiempo después, quizás te olvides de ti mismo y pronuncies una expresión apresurada o mal juzgada. Dirígete instantáneamente a Cristo, confiesa tu culpa y pide ayuda adicional. Si te encuentras acosado por dificultades y tentaciones inusuales, y corres el riesgo de olvidarte de qué tipo de espíritu eres, no de tus pasatiempos, sino por unos momentos, y pídele ayuda a Jesús.” – Harriet Beecher Stowe, Cómo Vivir en Cristo” –

    ¿Cómo compartir con otros la paz?

    El Príncipe de paz vino para anunciar la paz con Dios
     “Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;” Efesios 2:17

    Y ahora nosotros tenemos el calzado del evangelio de la paz – Efesios 6:15

    Compartamos esta paz con otros, la paz con Dios a través de Cristo.
    Si, el llamado nuestro es compartir las Buenas Nuevas del Principe de Paz. Mostremos al mundo lo que significa antes que preocuparnos por tantos regalos, comidas, y vestirnos de duende o de Santa Claus.

    La Oración de hoy para nosotros:

    Números 6:24-26
    Jehová te bendiga, y te guarde;
    Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
    Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

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    Cristo Nuestra Paz

    En la entrada anterior hablamos sobre qué es la paz y porqué la necesitamos. En este “post” hablaremos sobre como Cristo en nuestra paz. Como dije antes, hay dos tipos de paz. La paz entre nosotros y Dios y la paz entre nosotros y otras personas. Aquí hablaremos sobre la paz con Dios.
    De esto habla Efesios 2:11-13.

    En Jeremías 6:14 encontramos que muchas veces pretendemos que tenemos paz, pero nuestra vida es una ruina espiritual., “Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.” El pueblo de Israel estaba por recibir el castigo de Dios debido al pecado, pero pretendían que todo estaba bien. Nosotros Podemos pretender que hay paz, pero la verdad es no hay paz.
    Pero esta falta de paz es antes que todo, es con Dios.

    Éramos enemigos de Dios – Efesios 2:11

    “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.” Efesios 2:11

    Todo comenzó con nuestro primer antepasado Adán. Lo encontramos en el libro de Génesis capítulo 3. Adán y Eva cedieron a la tentación de pecar en contra de Dios, lo cual trajo la separación espiritual y la muerte física. No solo esto, sino que el pecado reinó en la naturaleza pecaminosa de ellos y fue transmitida a nosotros. Dios llamó a Abraham y de él formó a una nación, Israel por la cual bendeciría a todas las naciones de la tierra. Él les dio un pacto, el pacto de la circuncisión con sus Leyes. El propósito era que fueran una nación santa, apartada para servirle y compartir con otros la salvación de Dios. El pueblo de Dios se volvió arrogante y en vez de compartir con otros la gracia de Dios, creo un muro. Ellos eran el pueblo de Dios, todos los demás eran “gentiles” los incrédulos, los incircuncisos que eventualmente llegaron a ser una categoría para referirse a cualquiera que no era judío. La asociación con ellos era estrictamente prohibida.

    Según Romanos 5:10 antes de conocer a Cristo éramos enemigos de Dios.  Colosenses 1:21 dice que éramos, “extraños y enemigos” en nuestra mente para con Dios.
    Aunque esto es verdad esto no quiere decir que Dios es un Dios enojado. No es un Dios estérico, listo para castigar si no recibe pago por el pecado. Dios es un Dios de justicia pero también de inmenso amor. Y lo demostró a través de su plan.

    Este plan de paz a través del Sacrificio de Cristo – Rom. 5:1; Col. 1:20-22

    Pablo dice que todo esto cambió con la llegada del Príncipe de paz. Es a través de Él que somos declarados justos delante de Dios. Rom. 5:1

    “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
    Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.
    Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,
    aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,” Efesios 2:12-15

    En otras palabras, la división que los judíos habían creado por medio de su religión fue eliminada en Cristo. Rompió las diferencias religiosas y culturales y abrió un nuevo camino (un nuevo pacto) por el cual podemos llegar a tener paz con Dios. Esta paz es para cualquier persona no solo para los judíos.

     ¿Cómo sucedió esto?

    aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
    y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.
     Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;” Efesios 2:15-17

    “y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.
    Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado
    en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;” Col. 1:20-22

    Lo hizo a través de sacrificio en la cruz. Lo que Israel no pudo hacer, lo hizo Cristo. Cuando creemos en el sacrificio que Él hizo en la cruz, creemos por fe, nos arrepentimos y le damos nuestra vida, somos unidos a Él. Ahora somos UNO en Él. Somos UN pueblo formado por su sacrificio cruento en la cruz.

    – La religión no puede hacer esto
    – El dinero no puede hacer esto
    – El movimiento pacifista no puede hacer esto
    – La cultura no puede hacer esto
    – Los movimientos de reconciliación racial no pueden hacer esto

    Solo Cristo puede hacerlo cuando creemos en Él. No un creer superficial. Sino un rendimiento completo a su Señorío.

    Su sacrificio es la base de nuestra paz. Pero el mismo es la paz.

    Su Persona es Nuestra Paz – Isaías 9:6; Mateo 2:2,6; Efesios 2:14

    “Porque él es nuestra paz” – Efesios 2:14
    Él no era un simple hombre, buen maestro,

    1. Él es el Hijo de Dios, segunda persona de la Trinidad.

    Los “reyes” o dignitarios que estudiaban las estrellas recibieron una revelación especial. Se les mostró quien era el Mesías, el Salvador de Israel y fueron invitados a venir a adorarle. Esto algo sobrenatural porque este niño no era cualquier niño, era el Hijo de Dios.

    Es el Rey de los judíos y nuestro también, “diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.” (Mateo 2:2)

    Es el guiador, el pastor de Israel,
    “Y tú, Belén, de la tierra de Judá,
    No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
    Porque de ti saldrá un guiador,
    Que apacentará[a] a mi pueblo Israel.” (Mateo 2:6)

    Este niño era Dios mismo, Emanuel, Dios viniendo a morar con nosotros por un tiempo y dar su vida para darnos paz con Dios.

    “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” Isaías 9:6

    2. Porque es nuestra paz, es nuestra vida, porque es nuestra vida, es nuestra paz.
    Estamos vinculados con Él. Su paz es nuestra paz. ¡No hay divorcio, jamás!

    3. Es Nuestra Paz para Siempre, por Toda la Eternidad
    Esta paz con Dios, no es como la que el mundo da. No es una paz temporal sino eterna. Jamás debemos dudar que Dios no nos ve como sus hijos, porque a través de Cristo nuestra paz con Él ha sido establecida de una vez y por siempre.

    Esta paz con Dios, es la base de nuestra vida diaria. Esta es la paz práctica personal. Aunque no es perfecta de nuestro lado por nuestra falta de perfección, sabemos que tenemos paz con Él y que nuestro futuro está seguro con Él. Las circunstancias de este mundo jamás quitaran esta realidad.

    ¿Es Él tu paz? ¿Estás buscando la paz en algo o alguien más? Nada te dará paz.  San Agustín, dijo una célebre frase,
     «Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti».

    Si estás cansado, el príncipe de Paz de invita a venir a Él,

    “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
    Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” – Mateo 28:19-20

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    ¿Qué es la Paz?

    La historia de nuestro mundo, si podemos simplificarla, es historia de guerras. Guerras entre naciones en las cuales una quiere ser superior a la otra.
    Desde el 36 a. C. ha habido 15,000 guerras. Después de la segunda guerra mundial ha habido 2.6 guerras cada año. Actualmente hay 40 conflictos activos en el mundo. Algunos llevan pocos años, otros más de 10 años. Uno de los más largos es entre Israel y Palestina que lleva 70 años sin solucionarse.

    ¡Cuantas comunidades locales, estatales, nacionales y mundiales están en guerra unos con otros! La guerras raciales, las guerras sociales, las guerras morales, las guerras culturales, las guerras socioeconómicas y espirituales. Esta semana hay una guerra nacional en cuanto a la nueva ley que reforma el sistema de impuestos de los Estados Unidos. Un lado alega que ayuda a los ricos, el otro lado alega que ayuda a la media clase. Pero esto no es nuevo. Hace 34 años se hizo una reforma de impuestos y no solucionó mucho.
    Pero no solo hay este tipo de guerras. Toda guerra comienza a un nivel personal. Nuestras relaciones están en guerra. ¡Cuantas parejas vienen a verme porque están en conflicto o en guerras! ¡Cuantos padres están en guerra con sus hijos! ¡Cuántas iglesias están en guerra unos con otros!

    La canción muy popular de los Beatles titulada “Imagine” (Imagínate) fue escrita por el pacifista John Lennon en 1971.

    Imagina que no existe el paraíso
    Es fácil si lo intentas
    No hay un infierno bajo nosotros
    Sobre nosotros solo hay cielo
    Imagina a todas las personas
    Viviendo por este día

    Imagina que no hay países
    No es difícil hacerlo
    Nada por lo cual matar o morír
    Ni tampoco religión
    Imagina a todas las personas
    Viviendo la vida en paz

    (Coro)
    Tú…
    Tú podrás decir que soy un soñador
    Pero no soy el único
    Espero que algún día te nos unas
    Y el mundo será uno solo

    Imagina que no hay propiedades
    Me pregunto si puedes hacerlo
    Sin necesidad de avaricia o hambre
    Una hermandad de hombres
    Imagina a todas las personas
    Compartiendo todo el mundo

    (Coro)

    Y el mundo vivirá como uno solo
    English Lyrics below

    La realidad es que esta paz es ilusoria. Puedes imaginarte todo lo que quieras, pero esto no traerá la paz.
    El cristiano sabe que aun en un mundo como el nuestro, la paz es posible. Pero antes, contestemos dos preguntas:

    1. ¿Qué es la paz?

    a. La paz es la condición externa (lo que nuestro mundo llama paz), en la cual una relación carece de:
    – Diferencias en todos los aspectos
    – Inigualdades en todos los aspectos
    – Enemistad
    – Conflictos
    – Pleitos y violencia
    – Aislamiento
    –  Envidia
    – Ansiedad
    – Inseguridad

    b. La paz es un estado interno en el cual:
    – Hay una buena relación con otros
    – Hay un estado de seguridad que va más allá de las circunstancias
    – La paz bíblica es “Shalom” en hebreo y en el griego “eirene”. El concepto, especialmente hebreo es que hay un estado completo de quietud, confianza, seguridad.
    De esta paz queremos hablar en esta mañana.

    2. ¿Porqué es necesaria la paz? (Interna y Externa)

    a. Produce un ambiente en el cual podemos estar seguros

    b. Elimina la ansiedad y el estrés

    Una encuesta reciente dice que ocho de diez personas están estresadas a diario. Las dos cosas que les causan estrés son el trabajo y los hijos.

    c. Permite que Dios nos enseñe

    Hay dos tipos paz que queremos estudiar en esta mañana. La primera, la paz con Dios, es la base de la segunda la paz con otros. Sin la primera, no hay esperanza para la segunda. Y escrituralmente, sabemos que esta paz, la paz de Dios es la que tiene la respuesta para todos los conflictos y guerras de este mundo. La paz mundial, hemos estudiado antes, se realizará cuando el Príncipe de Paz vuelva otra vez. Esto es lo que celebramos en el Advenimiento. Celebramos que Cristo es nuestra esperanza, nuestro gozo, nuestro amor, y nuestra paz que vino y vendrá otra vez.

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