Día de Acción de Gracias

En los Estados Unidos celebramos hoy un día muy especial que llamámos Día de Acción de Gracias.
Para mi es uno de los días festivos favoritos no por la comida sino porque nos invita a pausar y dar gracias a Dios para todos sus beneficios para nosotros. También nos ayuda a entender que debemos estar contentos con lo que tenemos. El contentamiento es algo que hemos perdido debido al consumismo que comenzó después de la Segunda Guerra Mundial. El consumismo nos dice que necesitamos más aunque lo tengamos todo. Propaga la idea que mientras más tenemos, más felices seremos.
¿Cuál es el origen de  este día?
Casi cuatro cientos años atrás, en 1620 llegaron a Plymouth Massachusetts unos Puritanos conocidos como Peregrinos originarios de Inglaterra  que estaban de inmigrantes en Holanda. Ellos llegaron buscando vivir una vida pura y separada para Dios. Habían hecho un arduo viaje de 66 días en el barco El Mayflower. De los 102 pasajeros, solo 53 sobrevivieron el primer año debido a las condiciones severas del clima y la falta de sustento. Squanto,  el único que quedó de la tribu Patuxet que había aprendido Inglés cuando había sido prisionero en Inglaterra, les enseño a plantar y sirvió como interprete e intermediario con la tribu de Wampanoag.  Un año después celebraron su éxito en el cultivo haciendo una fiesta de Otoño. Esta celebración de tres días no fue llamada Día de Acción de Gracias sino hasta mucho después. Otros participantes de este evento fueron 90 Indios de la tribu Wampanoag y su líder Massasoit. Squanto fue el traductor y guía durante esta festividad.
Ese fue el comienzo de los Estados Unidos.

Parte de la Declaración oficial Nacional del Día de Acción de Gracias del Presidente Abraham Lincoln en 1863 dice: “Ninguna mente humana ha diseñado ni ninguna mano mortal ha construido estas grandes cosas. Son los gentiles dones del Altísimo que, aunque se molesta con nosotros por nuestros pecados, a pesar de todo tiene muy presente la misericordia.
He creído adecuado y apropiado que tales dones deberían ser reconocidos solemne, reverente y agradecidamente con un solo corazón y al unísono por todo el pueblo americano. Por tanto, invito a mis conciudadanos en cualquier lugar de Estados Unidos y también en tierras extranjeras, a señalar y guardar el último jueves de noviembre próximo como un día de acción de gracias y alabanza a nuestro Padre benefactor que mora en los cielos.”

¿Qué mejor día para agradecer a Dios para expresar nuestra gratitud? El Salmo 103 es mi favorito en este día. El salmista se recuerda a sí mismo que debe bendecir, hablar bien de Dios. Es con razón que lo hace,  ya que somos propensos a olvidar el bien que Dios ha hecho tanto material, (“El que sacia de bien tu boca”) como físico (“El que rescata del hoyo tu vida”), emocional (“El que sana todas tus dolencias), y espiritual (“El es quien perdona todas tus iniquidades”) en nuestras vidas (no se diga lo que otros hacen por nosotros). Te invito a que lo leas, lo medites, mires que Dios no solo suple lo material sino que es el único que te da contentamiento completo. Dilo  a Dios como un acto de agradecimiento por todas sus bondades.


Bendice, alma mía, a Jehová,
    Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;
El que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias;
El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila.
Jehová es el que hace justicia
Y derecho a todos los que padecen violencia.
Sus caminos notificó a Moisés,
Y a los hijos de Israel sus obras.
Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia.
No contenderá para siempre,
Ni para siempre guardará el enojo.
10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
11 Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,
Engrandeció su misericordia sobre los que le temen.
12 Cuanto está lejos el oriente del occidente,
Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
13 Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen.
14 Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo.
15 El hombre, como la hierba son sus días;
Florece como la flor del campo,
16 Que pasó el viento por ella, y pereció,
Y su lugar no la conocerá más.
17 Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen,
Y su justicia sobre los hijos de los hijos;
18 Sobre los que guardan su pacto,
Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.
19 Jehová estableció en los cielos su trono,
Y su reino domina sobre todos.
20 Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles,
Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra,
Obedeciendo a la voz de su precepto.
21 Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos,
Ministros suyos, que hacéis su voluntad.
22 Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras,
En todos los lugares de su señorío.
Bendice, alma mía, a Jehová. (RV, 1960)


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Paz de Dios, Paz con Otros – Filipenses 4:1-9 – Tercera Parte

IV. Debemos vivir amablemente v. 5
– Matando el enojo pecaminoso

“Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.”

El regocijo del Señor nos lleva a ser gentiles. Esto mata el enojo pecaminoso. Alguien preguntó, ¿Qué es más fácil, regocijarse o vivir amablemente? Esta persona dijo que es vivir amablemente porque esto implica a otras personas. El gozo del Señor se demuestra viviendo amablemente. Debemos entender varias cosas sobre vivir amablemente.

A. El enojo (y la agresividad) roba la amabilidad, la bondad y gentileza.

El enojo pecaminoso no solo roba el gozo y la paz del Señor sino que también todo lo que es bueno de Dios. Lleva a los desacuerdos, a las contiendas, a las divisiones como pasaba en Filipos con las dos mujeres. Lleva al odio, al rencor y a la amargura. El enojo viene porque alguien ha violado nuestros derechos o nos impide algo que nosotros pensamos que merecemos.
Debemos entender que verdaderamente no merecemos nada delante de Dios. Dios no nos debe nada y enojarnos y dañar a otros porque no recibimos lo que queremos es pecado.

B. La gentileza se demuestra a todos
“Sea conocida de todos los hombres”

La gentileza nuestra no es solo dentro de la iglesia o entre creyentes sino con todas las personas. Los Americanos son categorizados como rudos y orgullosos por otros países. Y cuando salen del país llevan esa actitud. Pero la verdad es que en estos días el enojo, la rudeza y la violencia se ha visto muy marcada en nuestro país debido a la política.

Los Hispanos nos hemos distinguido como personas gentiles y amables pero también lo estamos perdiendo rápidamente con la ayuda de la cultura en que vivimos.

Como cristianos y ciudadanos del cielo, como iglesia, debemos distinguirnos como personas gentiles no importa el país de origen de que somos, ni el país donde vivimos, ni que punto de vista político, ni de que creen otros religiosamente ni siquiera como nos tratan.  Obedecemos a nuestro Señor y mostramos su gentileza a todos aun los que no nos tratan bien. No reaccionamos. No nos ofendemos fácilmente.

La iglesia del Señor debe ser conocida por la gentileza y amabilidad no por ser agresivos y enojones. No hay lugar para personalidades múltiples como las  del Dr. Jekyll y el señor Hyde, de día respetuoso doctor pero de noche es agresivo, violento, desenfrenado y repugnante.
No queridos, esto no nos trae la paz del Señor. Pablo nos motiva a vivir gentilmente dándonos la razón:

C. La gentileza reconoce que el Señor viene pronto
“El Señor está cerca”

Como ciudadanos del cielo debemos entender que nuestro Señor está cerca en su venida. Esto no debe asustarnos sino animarnos a vivir vidas gentiles ya que él nos recompensará, ejecutará justo juicio sobre aquellos que causan daño a sus hijos y pondrá todo bajo su control (Fil. 3:21). Los Filipenses estaban experimentando persecución por ser creyentes y Pablo les recuerda que sean gentiles con todos ya que el Señor viene pronto.
Nuestro Señor, el bondadoso, misericordioso, y justo viene pronto y nos debe a llevar a regocijarnos en Él y vivir gentilmente con todos.

 ¿Cómo te conocen los que está fuera de la iglesia, en tu trabajo y en tu vecindario? ¿Te conocen como una persona afable, amable, gentil y bondadosa? ¿Reaccionas con gentileza gozosa ante la rudeza de otros?

Cuando vivimos amablemente matamos el enojo y la paz de Dios reina en nosotros no importando cómo otros nos traten.

V. Debemos vivir en constante oración a Dios vv. 6-7
– Venciendo la ansiedad

Es muy interesante notar cómo Pablo conecta todo en esta carta. Desde el comienzo ha hablado del gozo, de la unidad en Cristo, del Señorío de Cristo y cómo nosotros debemos tener su mente y someternos a Él. En esta sección nos habla de la paz de Dios la cual viene de nuestra firmeza en Él, del gozo en el Señor, de la unidad que tenemos unos a otros, y cómo se demuestra el gozo a través de nuestra gentileza. Sabiendo que él viene pronto para sujetar todas las cosas bajo su señorío debe llevarnos a ser gentiles y también a evitar el afán y la ansiedad. En lugar a esto debemos dejar a todo a Dios en oración para que su paz reine en nuestras vidas.

A. ¿Cómo vivir una vida de oración delante de Dios. 6a
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego”

En los Estados Unidos, 40 millones de personas sufren de ansiedad clínica, el 18% de la población. De estos solo el 18% son tratados clínicamente. Sin duda hay más que no han sido evaluados. Los factores que producen la ansiedad son varios como la genética, la personalidad, y eventos en la vida.
La mayoría de nosotros no vamos a experimentar esta clase de ansiedad.

Relacionado con la ansiedad están los ataques de pánico. Estos vienen de repente y las causas son muy similares a las de la ansiedad. Creo que les he comentado de mi único caso en sufrí de un ataque de pánico. En mi caso me sentía en mi cuerpo los síntomas lo cual me llevó a tener más ansiedad de lo que podía morir en ese momento.
Si padeces de ansiedad o ataques de pánico es recomendable que busques ayuda profesional. Nuestra iglesia puede ayudarte a través de nuestro centro de consejería.

Aunque ninguno de estos sea algo con lo que luchamos, la ansiedad  o el afán común (a diferencia de clínica) es algo que la mayoría de nosotros experimentamos. Este afán es cuando nos preocupamos excesivamente en algo que está fuera de nuestro control. Generalmente son circunstancias que no podemos controlar pero deseamos controlar porque nos sentimos inseguros. Envuelve personas que nosotros queremos cambiar pero no podemos cambiar o no podemos cambiar sus circunstancias. Pablo nos dice cómo tratar con la ansiedad en los siguientes versículos.

1. Para de preocuparte orando

Pablo comienza con el mandato de que no estén afanados por nada. Nada merece que nos afanemos excesivamente dice Pablo. El llamado es que paren de preocuparse excesivamente de lo que les preocupa.

Pero no solo dice paren sino que también dice como llevar a cabo esto: “sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y súplica”.

El antídoto para la ansiedad es la oración constante por lo que nos preocupa. En breve Pablo dice, “por nada se preocupen, oren por todo”.
Yo hago lo opuesto. Quizás tu también. Debemos hacer esto, orar por todo, preocuparnos por nada.

2. Si es algo personal, presenta específicamente a Dios tu petición.
“Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios”.

La palabra que se usa para peticiones significa algo específico. Nuestras peticiones deben ser específicas no generales. Debemos llevar estar peticiones delante de Dios.

En nuestras peticiones debemos reconocer que Dios es soberano de nuestra vida y suple todas nuestras necesidades que tenemos hoy. Aunque Él sabe lo que necesitamos oramos para que Dios haga su voluntad y podamos ser libres de la ansiedad y tener su paz. Mateo 6:23-34 (Matt. 6:25-34).

Las presentamos ante su trono de la gracia y confiamos que nuestro Padre celestial obrará para nuestro bien.

3. Si es algo por alguien que te preocupa, intercede por la persona.
“En toda oración”

La palabra oración no solo quiere decir que debemos orar en todo tiempo y por todo sino que tiene la idea de interceder por otros. Si nos preocupa algo relacionado con alguien, debemos presentarlo a Dios en lugar de afanarnos.

4. Si es algo urgente pídele a Dios con intensidad.
“Y ruego”
Debemos de suplicar, rogar con intensidad por lo que nos urge que Dios responda. Esto no quiere decir que Dios nos responderá cuando queremos, pero Dios desea que tengamos intensidad al orar.

5.  En todas tus oraciones dale gracias a Dios v. 6b
“con acción de gracias”

Nuestras oraciones deben ir acompañadas con el agradecimiento. El agradecimiento reconoce a Dios como bondadoso y nos ayuda a entender que dependemos de Él. ¡Reconocemos que es un Dios dadivoso que nos da todo lo que necesitamos! El agradecimiento nos libra de la egolatría, el pensar que nosotros podemos hacerlo todo y somos autosuficientes.

C. La promesa de Dios v. 7
Pablo nos dice que la promesa de vivir en constante oración cuando algo nos preocupa es la paz de Dios.

1. La paz de Dios es superior (transciende) a nuestro entendimiento (es sobrenatural) de lo que nos causa ansiedad.
“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento”

Esta paz es la paz que Dios posee como Dios. Él nos comparte de su paz.
Esta paz es más que “La serenidad calmada que caracteriza la naturaleza de Dios que los Cristianos agradecidos y confiados son bienvenidos a compartir”. – Comentario de Pillar

Pero esta paz va más allá de ser un sentir, es una paz completa (“Shalom”) que incluye el bienestar de la persona en su vida y sus relaciones. Es una paz sobrenatural. No es una paz que viene de nosotros ni de la terapia ni de relajantes especiales. Esta paz viene de Dios mismo, el Dios de paz. Una paz que no se puede explicar que transciende las circunstancias. Transciende todo lo que nosotros entendemos como paz.
Esta es la paz que Dios nos da cuando presentamos todo lo que nos preocupa en oración constante.

2. La paz de Dios guarda nuestros corazones
“guardará vuestros corazones”

Esta frase es una frase militar. Los soldados romanos hacían guardia en las entradas de la ciudad para proteger la Paz Romana. No dejaban entrar a nadie que quisiera perturbar esa paz.  Los soldados que protegen una ciudad resisten a las personas quieren pasar, pero ellos resisten.
Ellos ofrecían esa seguridad. La paz de Dios es la que nos protegerá nuestros corazones, lo más profundo de nuestro ser, el centro de nuestras emociones y de nuestra voluntad de la ansiedad. Lo hará manteniendo la entrada de nuestros corazones protegida en contra de las preocupaciones y ansiedad. No las dejará entrar.
Nadie puede darte esta clase de paz, solo nuestro Dios a través de nuestro Señor Jesucristo.

3. La paz de Dios guarda nuestros pensamientos
“y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”

Una vida de oración y gratitud a Dios vence la ansiedad  porque nos da su paz que no solo guarda nuestro corazones sino también nuestra mente de la ansiedad “en Cristo Jesús”. Cuando vengan esos pensamientos que nos producen ansiedad, la paz de serán recibidos por nuestro Señor y no serán aceptados. El dijo  a sus discípulos, “Mi paz os dejo, mi paz os doy”. Esa paz es la que mantendrá nuestros pensamientos libres de la ansiedad y preocupación.

Para vencer la ansiedad y experimentar la paz de Dios, necesitamos vivir como iglesia una vida en constante oración a Él por lo que nos causa preocupación.

VI. Debemos vivir pensando las virtudes de Dios vv. 8-9
– Reenfocando la mente

Pablo continúa compartiendo lo que la iglesia de Filipos debe hacer para vivir en la paz de Dios y paz con otros. Pablo les manda a reenfocar su mente en lo que es virtuoso. En oración presentamos todo a Dios, su paz nos protege y no deja entrar la ansiedad pero dejamos entrar a nuestra mente las virtudes de Dios. Estas deben ser nuestro enfoque.

A. Evitar enfocarnos en todo lo que roba la paz v. 8

Los estudios científicos dicen que nuestros cerebros pueden modificarse y generar nuevas conexiones. A esto se le llama neuroplasticidad. Se creía antes que una vez el cerebro ya estaba desarrollado no podía modificarse, haciendo nuevas conexiones y asociaciones.  Pero hoy los científicos dicen que si es posible aunque haya sufrido un trauma o haya sido formado bajo condiciones negativas. Esto es muy interesante porque la Biblia nos dice que renovemos nuestra mente.

Hay maneras de pensar que nos roban la paz. Hemos sido programados por nuestras experiencias, especialmente antes de conocer a Cristo, con pensamientos contrarios a la Palabra de Dios. Pablo os dice que para tener la paz de Dios debemos evitar la ansiedad que roba la paz. Una vida de oración nos ayuda. Pero además de esto debemos reenfocar nuestra mente en cualidades virtuosas.

B. Reenfocando la mente en todo lo que es virtuoso v. 8
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”

Una mente que es guardada por la paz de Dios se enfoca, se concentra, les da atención constante a ocho virtudes. Estas virtudes son virtudes que en el tiempo de Pablo los griegos las consideraban honorables. Estas virtudes no fueron inventadas por los griegos ni ninguna otra cultura. Las virtudes honorables, dignas de alabanza se derivan del carácter de Dios. El mundo puede poseerla porque no son exclusivas. Son virtudes que Dios ha compartido con nosotros. Pero en el cristiano, estas virtudes deben ser parte de constante pensar y vivir.

Estas virtudes son excelentes (“si hay virtud alguna”), son dignas de elogios (“alabanza”). Además son amplias y no están limitadas a prácticas específicas. Son virtudes que deben dominar nuestra mente por nuestro constante enfoque en ellas. Esto implica que hay que pensar y alimentar nuestras mentes con en ellas constantemente.

1. Todo lo verdadero – Lo verdadero de Dios se deriva de su Palabra. Toda la verdad viene de Dios. Esto implica que hay falsedad. No todo es verdadero. Hoy día se habla de los hechos, pero los hechos que no muestran la verdad de Dios es falsedad. Por ejemplo, todos creemos que el cuerpo es maravilloso. Es cierto. Pero no decir que fue Dios que lo creó, que en Cristo nuestros cuerpos son templo de Espíritu Santo y deben mantenerse puros es omitir la verdad de Dios. Debemos pensar en lo que es verdadero.

2. Todo lo honesto – todo lo que es honorable, digno de respeto. Todo lo deshonorable, vulgar debe evitarse.

3. Todo lo justo – todo lo que va de acuerdo o en proporción a lo que es considerado bueno o de beneficio a otros. Que no toma ventaja de otros.

4. Todo lo puro – todo lo que es moralmente bueno.

5. Todo lo agradable, placentero.

6. Todo lo de buen nombre o de buena reputación  o reconocimiento moral. Esto describe la cualidades anteriores y también a personas que son de buen nombre.

C. Practicando la enseñanza y ejemplo bíblico v. 9
“Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.”

Pablo es uno que practica lo que enseña incluyendo estas virtudes al igual que todo lo que ha enseñado en esta carta. Él les manda a que practiquen lo que les ha enseñado, “lo que aprendisteis y recibisteis” y lo que han visto como ejemplo en él, “y oísteis y visteis en mí.”

La promesa es que cuando practiquen esto “el Dios de paz estará” con ellos. Esto no quiere decir que no tienen la paz de Dios, sino que en la obediencia de ellos, Dios estará ayudándoles y dando su paz aun más.

Dios nos llama a practicar lo que hemos aprendido sobre su paz. Nos dice que debemos como iglesia:
1. Debemos estar firmes en Él
2. Debemos vivir en unidad
3. Debemos regocijarnos en todo tiempo
4. Debemos vivir amablemente
5. Debemos vivir en constante oración a Dios
6. Debemos vivir pensando en las virtudes de Dios


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Paz de Dios, Paz Con Otros – Filipenses 4:1-9 – Segunda Parte

II. Debemos vivir en unidad unos con otros vv. 2-3
– Disipando la discordia

A. Animando a otros a tener un mismo sentir v. 2
“Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor.”

Estas dos hermanas en Cristo tenían desacuerdos relacionados con el orgullo, los intereses personales y posiblemente la posición que tenían en la iglesia. Este desacuerdo era significante ya que Pablo tiene que mencionarlo. Es posible que eran dos mujeres prominentes en la iglesia y su desacuerdo estaba afectando la unidad de la iglesia.

Pablo los anima, les ruega, les invita públicamente ante la iglesia a que resuelvan sus diferencias y tengan “un mismo sentir en el Señor.” Este sentir imita al Señor, viene del Señor, es parte de nuestro caminar en el Señor. Notemos también que Pablo es imparcial y no culpa ninguna en particular. 

La actitud que deben tener la una hacia la otra es la que tuvo el Señor (Fil. 2:2), una actitud de humildad (lo opuesto de la arrogancia que muchas veces mostramos), una actitud de preferir a la otra persona, una actitud que tiene la misma meta de ser como Cristo. El enfoque no es tanto en lo que cada uno debe respetar sus derechos, ganar o perder, o ambos ganar algo sino hacer lo que honra al Señor. Esto envuelve una actitud humilde como la del Señor.

Hoy día queremos resolver nuestros conflictos usando la estrategia del mundo (y algunos rehúsan resolver sus conflictos). Todo mundo debe ganar, nadie debe perder nada. Nuestros derechos y deseos son primero. Nuestros problemas entre hermanos y hermanas en Cristo deben ser “en el Señor”. Debe agradarle a nuestro Señor. Ese es nuestro enfoque. Sabemos que si tenemos problemas con alguien va a afectar nuestra relación con el Señor. Es por esto que nuestro Señor dijo:

 “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.” Mateo 5:23-24

Si no restauramos nuestra relación con otros y estamos en paz, nuestra relación con el Señor no está bien tampoco.

B. Ayudando a otros a vivir en unidad v. 3
“Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.”

Animando a otros y ayudando a otros a resolver la discordia nos lleva a la unidad lo cual produce la paz de Dios.

Si queremos que haya paz entre nosotros debemos vivir en unidad. Esto requiere que cada uno de nosotros asuma el rol que Dios nos ha dado como pacificadores. Mateo 5:9 Esto requiere que intervinamos en casos de desacuerdos en la familia de Dios. No es solo mi rol, es rol de todos nosotros. 

Pablo pide a su “compañero” que posiblemente era Timoteo o Epafrodito a que les ayude (la palabra significa juntar) a ellas a resolver su conflicto. En ocasiones es necesario la intervención de una tercera persona para resolver problemas entre dos hermanos o hermanas en Cristo.

El proceso lo encontramos en Mateo 18:15-20. Si después de todo esto el hermano o los hermanos causan división debemos seguir lo que dice Tito 3:10 dice, “Al que cause divisiones, amonéstalo dos veces, y después evítalo.” Quiere decir que como iglesia tenemos que cortar el compañerismo con esa persona.

Estas dos mujeres habían “combatido” o trabajado juntamente ayudando al Pablo junto con Clemente y otros colaboradores “cuyos nombres están el libro de la vida.” Eran parte del equipo misionero de Pablo pero más importante el hecho que eran creyentes, ciudadanas del cielo y como tales deberían vivir en armonía.

¿Qué estás haciendo para promover la paz entre nuestros hermanos en Cristo? ¿Animas a otros y sirves como mediador para establecer la unidad y la paz? ¿Personalmente, buscas la unidad y la paz con todos?

Debemos animar y ayudar a otros a vivir en unidad en la iglesia para que podamos tener paz, la paz de Dios.

III. Debemos vivir regocijándonos en el Señor v. 4
– Huyendo de la felicidad

“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”

Cuando hay unidad, hay gozo del Señor. No puede haber gozo cuando no hay discordia entre hermanos en Cristo. La unidad hace posible el gozo en el Señor y pero además nos da su paz.

A. Debemos huir la felicidad subjetiva

Pablo ya ha introducido el tema del gozo en esta carta (mirar Fiil. 1:18; 2:2; 2:17-18, 29, 4:10)
El gozo no lo mismo que la felicidad. La felicidad es subjetiva, de acuerdo a lo que nosotros queremos y recibimos. Hoy día el consumismo nos dice si tenemos más cosas seremos felices. Pero no es cierto. Sabemos que entre más tenemos más queremos y nunca estamos felices. Hoy día se nos dice que busquemos lo que nos hace feliz. Muchas personas lo buscan en las cosas, en el placer, en sus carreras y en sus familias. Muchos corren “la carrera de las ratas”, que atrapadas en un laberinto van de un lugar a otro hasta que mueren exhaustas. Así hoy muchos viven así. Viven pero no saben para qué o para quién viven. No hay paz. Todo lo que hay en este mundo no nos puede dar el gozo. El gozo no se puede comprar, no se puede ganar, no se puede adquirir humanamente. Pablo dice que para tener paz debemos regocijarnos en el Señor.

B. Debemos regocijarnos SIEMPRE en el Señor

El mandato es regocijarnos siempre en el Señor. Regocijarnos en el Señor siempre cualesquiera que sean las circunstancias porque Dios está obrando en nuestras vidas y llevando a cabo su voluntad. Nos está formando a su imagen.

Pablo que estaba en la cárcel tenía el gozo del Señor.  Pablo ha descrito en el capítulo 2 que Jesucristo es Señor porque se humilló, murió, resucitó. A través de Él tenemos vida eterna. Estamos unidos con Él. El nos imparte de su gozo. Este gozo es más real en nuestra vida y en la medida en que dependemos de Él.  Nos podemos regocijar siempre cuando podemos decir, “para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” Tenemos gozo aunque lo perdamos todo, porque nuestra ganancia se acerca, cuando nuestra vida sea completa en Cristo.  Nuestro gozo tiene una esperanza segura.

Pablo reitera el mandato otra vez. La iglesia de Filipos necesita escuchar otra vez al igual que nosotros hoy día, “¡Regocijaos!

Nuestro Señor nos manda como iglesia a regocijarnos en Él siempre, cuando estamos todos juntos o unos pocos juntos en la semana. No somos mandados a ser felices. No somos mandados a entretenernos. No somos mandados a quejarnos.  Somos mandados a regocijarnos en el Señor siempre. Es el gozo del Señor nuestra fortaleza. Su gozo nos da su paz.

G.K. Chesterton dijo, “Gozo, el cual era una pequeña publicidad para los paganos, es un secreto gigante par los Cristianos.” (Citado en “A Long Obedience in the Same Direction” por Eugene H. Petersen

¿Muestra tu vida el gozo o el regocijo del Señor en todo tiempo? ¿Pueden otros ver este regocijo en ti en medio de todas las circunstancias?

Una iglesia unida se regocija, es una iglesia que posee la paz de Dios, y que puede compartir esta paz contagiosa con otros que no tiene la paz con Dios.

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Paz de Dios, Paz con Otros – Filipenses 4:1-9 – Primera Parte

Necesitamos una paz que transcienda toda circunstancia y toda diferencia entre nosotros. De esto se habla mucho en nuestro país hoy día. Queremos vivir en paz con otros. Pero esta paz es superficial porque solo trata de eliminar diferencias externas como el color de la piel, el ambiente geográfico, el estatus social o las diferencias culturales.

En Hebreos 13:20 nos dice que Dios es un Dios de paz. En Filipenses 4:9 dice que Él es “el Dios de paz”.
El único que puede hacer posible una paz que transcienda todo es el Dios de paz. Solo Él  puede darnos ese tipo de paz que buscamos.  Cada persona que nace en este mundo nace alejada de Dios y no posee la paz con Dios debido a su pecado innato. Dentro de nosotros, anhelamos esta paz con Dios. Es nuestra naturaleza alejada de Dios que produce lo opuesto de la paz y aunque trata de tener paz con otros, no llega a la realidad. Si hay paz con Dios, puede haber paz con otros.

Cuando creemos en Cristo como nuestro Señor y Salvador, nuestra paz con Dios es restaurada. Rom. 5:1 Esta paz no es solo el hecho de que ya no somos enemigos de Dios alejados por nuestros pecados. Esta paz nos da una relación con Dios, una relación recíproca en la que tenemos comunión con Él y Él con nosotros. Esta relación produce paz en nosotros. Esta es una paz que transciende lo externo y temporal. Esta paz transciende nuestro entendimiento, nuestros sentimientos y nuestras circunstancias porque sabemos que Dios está con nosotros y en nosotros a través de su Espíritu. El nos ayuda, nos fortalece, nos conforta, nos guía y nos asegura nuestro futuro eterno. La paz de Dios nos da la seguridad que nada en esta vida, ni nadie en esta vida, nos separará de su amor.

Esta paz provee la seguridad para vivir una vida en paz personal interna pero también relacional como iglesia sin importar cualquier diferencia entre nosotros. Sin embargo, este hecho no garantiza que viviremos en su paz. Debemos seguir lo que su Palabra nos enseña sobre la paz.

Si tu nunca has dado tu vida a Cristo, esta paz está ausente. Puede que tu mundo exterior este en paz, pero si no tienes paz con Dios, no puedes recibir su paz sobrenatural para vivir la vida aquí y en la eternidad.

¿Cuáles son los robadores de la paz?

De la paz personal (interna): el desánimo, la búsqueda de la felicidad, el enojo acompañado con crítica y quejas, la ansiedad acompañada con la preocupación, desánimo y la depresión, y los pensamientos erróneos.

De la paz relacional (unos a otros): la discordia y los conflictos con otros.

¿Cuáles son los resultados de una vida sin paz?

En lo personal: ansiedad, preocupación, murmuración, crítica, quejas, desánimo, depresión, culpa, enojo afectan la vida emocional y las relaciones.

En lo relacional: aislamiento, falta de amistades, conflictos con otros, divisiones.

Todo esto afecta la vida espiritual y muchas veces lleva al pecado y a una vida fuera de la voluntad de Dios, una vida sin la paz de Dios, que nos impide caminar en obediencia a Él. No perseveramos en nuestro caminar en Cristo porque estamos atados por los robadores de paz.

¿Cómo mantener la paz de Dios en nuestra vida como iglesia?

Recordemos que esta enseñanza aunque tiene un aspecto personal es en el contexto de la iglesia, la comunidad de creyentes en la que debemos practicarla.

I. Debemos vivir firmes en el Señor v. 1
“Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.”

– Superando el desánimo

 “Así que” conecta esto con el hecho que debemos de vivir como ciudadanos del cielo sabiendo que Cristo viene del cielo y nos transformará. Esto nos debe llevar a una acción. Esta acción también está conectada con la paz que debe reinar en nuestras vidas.

¿Cuál es esa acción? La acción es el estar firmes. Esta firmeza tiene la idea militar de estar resolutos, no ceder terreno ante el enemigo.

Requiere resistir pero requiere también avanzar. Aquellas cosas que nos roban la paz deben ser resistidas. No debemos dejar que tomen terreno en nuestra vida. Leía esta semana y un autor decía que debemos ser peregrinos y no turistas. Los turistas salen cuando tienen tiempo, van para disfrutar, tomar fotos, divertirse y luego se van. Ellos son los que van a la iglesia los domingos, van a las novedades, quieren ser entretenidos pero no se comprometen.

A. Animándonos unos a otros en Cristo v. 1b

Pablo los anima a los Filipenses a permanecer firmes en el Señor.

1. Hermanos en la fe en Cristo
Pablo presenta a los Filipenses como “hermanos míos”.  Esta es la unión que tenemos en Cristo. Somos parte de una familia, la familia de Dios Padre y por lo tantos somos hermanos que tenemos los mismos derechos delante de Él.  Esta unión familiar no es temporal, es permanente. Juntos vivimos nuestra vida en Cristo. Esto nos trae paz.

2. Amados por Dios
También les llama “amados” porque somos amados por nuestro Padre. Si el nos ama nos cuidará y nos dará su paz. Nos amamos unos a otros porque Dios nos ha amados.

3. Deseados
Para Pablo los Filipenses son deseados para él. Desea estar con ellos. ¿Qué mejor deseo que el estar con aquellos que ama?
Igual debemos nosotros desear estar juntos en el Señor.

4. Gozo y Corona
Los Filipenses son su gozo y corona al ver cómo viven fielmente para el Señor. No depende de ellos para tener gozo, pero ellos añaden a su gozo con sus vidas.

Pero son su también su corona ya que está esperando la venida de nuestro Señor. El gozo de él es verlos terminar la carrera fielmente y son su corona de Dios.

Nosotros debemos vivir en Cristo de tal manera que también somos gozo y corona para los que nos pastorean.
Sabiendo que somos todo esto debería llevarnos a tener paz y vivir en paz.

Pero también,

B. Reconociendo nuestra dependencia en el Señor v. 1b
Estamos firmes dependiendo del Señor y en su fuerza.

Mirando atrás en Filipenses:
– Debemos estar firmes en la unidad en Cristo. Debemos estar firmes en comunicar el evangelio a otros y ayudado aquellos que sirven al Señor. Debemos estar firmes en la meta singular de conocer más a nuestro Señor Jesucristo poniéndolo primero en nuestra vida antes que cualquier otra cosa o persona. Debemos estar firmes perseverando en nuestra carrera espiritual dejando lo que queda atrás y esforzándonos en nuestro avance. Debemos estar firmes como ciudadanos del cielo.

– Mirando al resto de lo que Filipenses nos enseña: Debemos estar firmes en nuestro gozo sin importar nuestra situación. Debemos estar firmes orando para evitar sin ansiedad. Debemos estar firmes pensando pensamientos virtuosos.

Esto no es automático. Hay que vivir nuestra vida de peregrinos (no turistas) en Cristo cada día. Esto implica buscarle intensamente en oración y a través de su Palabra. Envuelve tener comunión con Cristo constantemente.

¿Cómo está tu firmeza en el Señor? ¿Estás corriendo hacia la meta de ser como Cristo o estás parado en el camino exponiendo tu vida al enemigo?

El ánimo de otros y nuestra dependencia en el Señor nos ayudan superar el desánimo y vivir firme para el Señor. Esto produce la paz de Dios en nuestra vida.

Segunda parte
Tercera parte

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Paz de Dios, Paz Con Otros – Filipenses 4:1-9

Esta paz provee la seguridad para vivir una vida en paz personal interna pero también relacional como iglesia sin importar cualquier diferencia entre nosotros. Sin embargo, este hecho no garantiza que viviremos en su paz. Debemos seguir lo que su Palabra nos enseña sobre la paz. 

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La Iglesia perseguida – 2018

¿Cómo nos reta la iglesia perseguida a nosotros hoy? En Korea del Norte los niños son usados para descubrir quienes poseen el libro “negro” (la Biblia), en Pakistan los creyentes perseguido huyen a Tailandia, en Iran los creyentes son llevados a prisión por años, los familiares los maldicen y excomulgan de su familia y sufren pena de muerte. En Nepal la iglesia es perseguida por compartir el evangelio pero la iglesia abandona todo y sigue más fiel a Cristo.

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Cómo Perseverar en Nuestro Vivir en Cristo – Filipenses 3:12-21 – Segund…

¿Qué quieres? ¿Qué quieres ser? ¿Cuál es tu meta en tu vida?
Quizás sea:
– Tu felicidad: quieres que todo te agrade. Quieres que no haya expectativas, solo a de ser feliz.
– Tu auto-realización: quieres llegar al punto que lo que tu piensas que es exitoso, lo que te hace completo. Ser una persona buena.
– La justicia: quieres que hayas justicia en este mundo, que todos seamos iguales. Estas envuelto en las causas sociales porque quieres ayudar a que el mundo sea justo.
– Ser un buen cristiano. Defines un buen cristiano como alguien que trata de vivir la vida cristiano siguiendo lo que Dios manda. Exactamente no sabes que es todo lo que Dios manda pero ese es tu deseo. A veces te ves mejor que otras veces.
¿Qué quería Pablo? ¿Qué era su deseo como seguidor de Cristo? (El nunca dijo “ser cristiano”)
Resumiendo lo que el ya ha dicho en este pasaje anteriormente:
– Él había logrado todo lo que humanamente podía lograr antes de conocer a Cristo y llegó a ser el mejor religioso. Cuando conoció a Cristo se dio cuenta que todo eso era una pérdida.
– Al conocer a Cristo como su Señor y Salvador, su vida con todos sus valores fue totalmente alterada.

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Perseverando en Cristo Filipenses 3 – primera parte (Video)

Este capítulo nos da varias realidades teológicas prácticas para perseverar en nuestro largo caminar con Cristo. Pablo nos da su ejemplo de cómo Cristo es el centro de su vida y como persevera para poder llegar al fin de su jornada espiritual. Es un capítulo personal en el que San Pablo es transparente en cuanto a su vida y caminar con Cristo. Nos brinda su ejemplo como un reto que es necesario para vivir en Cristo.

¿Cómo perseverar hasta el final en mi vivir con Cristo?” Este capítulo nos contesta esta pregunta. Nos da los puntos estratégicos para seguir fielmente a Cristo. No son automáticos. Esto es parte de ocuparnos de nuestra salvación.

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Cómo Perseverar en nuestro Vivir en Cristo – Filipenses 3:12-21 – Segunda Parte

Esta entrada termina el capítulo 3 de Filipenses. La primera parte se puede encontrar aquí.

Tres maneras más que Pablo nos da para perseverar en nuestro vivir en Cristo.

V. Enfocándonos en nuestra perfección (santificación) en Cristo vv. 12-16

¿Qué quieres? ¿Qué quieres ser? ¿Cuál es tu meta en tu vida?

Quizás sea:
– Tu felicidad: quieres que todo te agrade. Quieres que no haya expectativas, solo a de ser feliz.
– Tu auto-realización: quieres llegar al punto que lo que tu piensas que es exitoso, lo que te hace completo. Ser una persona buena.
– La justicia: quieres que hayas justicia en este mundo, que todos seamos iguales. Estas envuelto en las causas sociales porque quieres ayudar a que el mundo sea justo.
– Ser un buen cristiano. Defines un buen cristiano como alguien que trata de vivir la vida cristiano siguiendo lo que Dios manda. Exactamente no sabes que es todo lo que Dios manda pero ese es tu deseo. A veces te ves mejor que otras veces.

¿Qué quería Pablo? ¿Qué era su deseo como seguidor de Cristo? (El nunca dijo “ser cristiano”)
Resumiendo lo que el ya ha dicho en este pasaje anteriormente:
– El había logrado todo lo que humanamente podía lograr antes de conocer a Cristo y llegó a ser el mejor religioso. Cuando conoció a Cristo se dio cuenta que todo eso era una pérdida.
– Al conocer a Cristo como su Señor y Salvador, su vida con todos sus valores fue totalmente alterada.

A. Debemos realizar que nuestro llamado a Cristo tiene un propósito v. 12

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.”
Nuestro llamado es:

1. Él conocer a Jesús completamente.

“No que…alcanzado ya” (literalmente, ya que en el Griego no hay objeto “lo haya”) en el contexto se refiere al conocimiento completo de Cristo. (Mirar 1 Cor. 13:10) Nuestro llamado es conocer a Cristo completamente y es de toda la vida. En su venida, seremos plenamente como Él (1 Juan 3:2) porque le miraremos cara a cara.

2. La perfección en Cristo “ni que ya sea perfecto”

La razón por la cual Cristo lo llamó es ser como Él y esto es ser perfecto. Pablo admite que no lo ha logrado todavía (al final de su vida admite que ha peleado la buena batalla y le espera la corona de la justicia. 2 Tim. 4:7-8) Esto es un proceso de toda la vida que debe ir avanzando, y Pablo lo hacía.

Nuestro llamado es conocer a Jesús íntimamente y profundamente, llegando a ser como Él, perfectos completamente es nuestro llamado igualmente. Efesios 4:13 La perfección en Cristo (de la santificación a la glorificación) no es ideal imaginario ni fantástico, es lo que la Escritura nos enseña. Requiere que obremos en nuestra salvación con diligencia como nos dice Pablo en los siguientes dos versículos.

Quedarnos parados pensando que ya hemos logrado lo suficiente y no necesitamos hacer más no es lo que enseña la Escritura aquí. Estar satisfechos en nuestro crecimiento espiritual, en cualquier nivel que pensamos que estamos es contrario a lo que enseña la Palabra de Dios en este texto.

Quedarnos parados o estancados o darnos por vencido no es una opción. Esta es una mentira que Satanás nos mete en la mente usando excusas.

Llevo 35 años en Cristo y no he llegado tampoco. A veces me siento que no avanzo suficiente. Pero mi oración a Él es que quiero a Cristo, solo a Él. No deseo nada más.

Pablo no decía, “Estoy en la cárcel sufriendo, no hay nada que pueda hacer en esta situación…” Tampoco decía, “¡Qué injusto es Dios! Yo le he servido por más de 20 años y a dónde me tiene, metido en esta cárcel asquerosa atado a estos paganos soldados romanos.”
No decía llorando, “Señor, no quiero vivir más así, mejor llévame contigo”. O “Señor, mira a fulano y zutano, ¿porqué no los haces tú sufrir a ellos que no hacen nada por ti?”

Pablo no dice nada de esto. Al contrario dice que no ha alcanzado el conocer a Cristo plenamente y que

3. Debemos “perseguirlo” con intención y determinación: “sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús” v. 12

La palabra “prosigo” es la misma que se usa cuando Pablo “perseguía” a los cristianos en Hechos 3:6.  Pablo fue “asido”, tomado por Cristo para seguirle. Ahora Pablo corre con intención, determinación, urgencia y perseverancia hacia Cristo. Cristo es su vida, su destino y vive para Él. Esta vida es una que persigue a Cristo más y más hasta ser como Él. No hay excusa.

Hoy día el cristiano padece de la “inmobilitis” espiritual. No hay prisa en seguir a Cristo. Tenemos tiempo para todo menos para seguirle a Él. Pablo seguía la enseñanza de Cristo de las diez vírgenes que velaban por el novio en Mateo 25. La venida del esposo les motivaba a estar listas. Pero las imprudentes se durmieron y no prepararon sus lámparas. Cuando vino el novio se quedaron fuera de la boda. Hoy día hay cristianos así, no persiguen a Cristo, no se preparan para su venida. Pablo no era así.

¿Tienes este deseo intenso, urgente, determinado y perseverante para conocer a nuestro Señor? ¿Qué excusas inexcusables tienes?

B. Debemos dejar el pasado y enfocarnos en nuestro futuro en Cristo (nuestra perfección, santificación) vv. 13-14

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

Una vez más Pablo afirma que no ha alcanzado la perfección en Cristo. En manera personal, no como alguien con autoridad sobre ellos, Pablo les dice “hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado ya”.  “Pretendo” quiere decir que ha razonado y concluido. Es la segunda vez afirmando que no a alcanzado la perfección.

Pablo afirma que hace UNA cosa, tiene una meta, tiene un enfoque singular. Pablo nos dice que hace una cosa que tiene dos componentes pero tiene una sola meta:

1. Olvida el pasado: “olvidando ciertamente lo que queda atrás…”

Pablo deja lo que está atrás. La imagen es de un corredor que no está preocupado por lo que dejó atrás bueno o malo. Pablo logró mucho en su pasado y en Cristo también pero esto no era su enfoque. No vivía preguntándose, “si hubiera hecho…no hubiera…” o pensando y pensando en sus logros.
¡No vivía en el pasado! Pablo no era consejero pero tiene uno de los mejores consejos para nosotros:

¡Deja el pasado atrás! Bueno o malo.

No vale la pena vivir pensando en los logros o los fracasos. Eso nos detiene. Algunos somos más propensos que otros pero todos somos llamados a dejar todo atrás. ¿Cuántos de nosotros vivimos atados al pasado tanto que no nos permite avanzar en Cristo? ¡Deja el pasado atrás!

2. Avanza hacia la meta
“y extendiéndome a lo que está delante,
prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

La idea de este pasaje es de un corredor que se extiende “a lo que está delante” y su mirada esta en la meta, el premio que le espera.

Me hace recordar los maratones que he corrido. Mantengo paso lento, me concentro en mi correr no en otros que corren más rápido que yo. No dejo que me hagan correr más lento o más despacio. Mantengo mi paso aun cuando cambia el terreno que corro. No me gusta ver el rótulo de las millas porque me hacen pensar mucho en cuanto me falta. Al llegar a la milla 25 puedo ver la meta pero no me emociono mucho ni corro más rápido. Cuando llego a la milla 26 le doy todo, me extiendo hacia delante hasta cruzar la meta. ¡Qué emoción! Mi primera vez tuve lagrimas en mis ojos al cruzar la meta. He terminado todos los maratones que he corrido aunque en el último que corrí dudé mucho que terminaría. Fue muy difícil.

Verdaderamente un maratón no es tan difícil como el maratón espiritual que corremos en Cristo.

Esto es lo que hace Pablo en su vida espiritual. Corre con enfoque, con perseverancia, con concentración hacia la meta. Nada lo desvía, ni la persecución, ni el sufrimiento, ni las críticas y ataques de otros, ni el reconocimiento y elogios, ni sus logros, ni su propia debilidad humana. Pablo sigue avanzando “al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

Nuestro llamado es supremo, es el llamado de seguir a Cristo. Este llamado viene de Dios y sucede cuando creemos en Cristo como nuestro Salvador y Señor.

En el tiempo de Pablo a los ganadores de los juegos olímpicos les daban una corona o guirnalda de hojas de olivo. En nuestro tiempo dan una medalla.

El premio del creyente según Pablo en este pasaje es “el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” El premio es la perfección que vendrá de conocer a Cristo perfectamente.  Ese es el premio. ¡Qué mejor premio que este!

– ¿Cómo estás corriendo tú el camino de la fe? 
– ¿Estás avanzando, o te haz quedado atrás distraído o atrapado en tu pasado? 
– ¿Tienes este enfoque singular o tienes muchas distracciones? 
– ¿Estás corriendo con perseverancia o estás parado o corriendo con mucha pereza espiritual?

C. Debemos estar unidos (en la meta) con los que son maduros en Cristo vv. 15-16

1. Unidos en una misma meta requiere madurez v. 15
“Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.”

Habiendo presentado su ejemplo como uno que persevera en su vivir en Cristo, conociéndole, sirviéndole y prosiguiendo a la meta con enfoque hasta que llegue el día en que será como Cristo, Pablo hace la aplicación a los Filipenses. Ahora ellos deben como creyentes maduros unirse a él (usa el pronombre personal incluyéndose) y tener ese mismo sentir.

En nuestro correr cristiano no hay competencia sino unidad. Juntos corremos hasta la meta de ser como Cristo. En Filipos algunos tenían algunas diferencias especialmente en actitudes prácticas y Pablo pide que Dios les muestre o revele lo que les hace falta.

Quizás tu estás corriendo tu propia carrera pensando que eso es lo que debes de hacer. Piensas que es algo individual pero esto no es lo que Pablo enseña.

Quizás piensas diferente y actúas en contra del sentir que tenemos como iglesia en mantener la unidad y la armonía. Es importante que dejes que el Señor te revele lo que debes hacer. Esto era lo que Pablo pedía de los Filipenses y lo que Dios pide de nosotros como iglesia.

Debemos también estar:

2. Unidos progresando en nuestro camino en Cristo v. 16
“Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa.” cf. Gál. 6:16.

Los Filipenses han estado avanzando (ellos están compartiendo con otros el evangelio, están sufriendo por su fe y son colaboradores con Pablo) llegando a un buen punto de crecimiento, persistencia y madurez en su caminar con Cristo que puede empujarles aun más en vida espiritual. Pablo reconoce esto y les anima a seguir en esa misma norma (“regla”) “sintiendo una misma cosa”. Como hemos aprendido en los capítulos anteriores hay murmuraciones y contiendas y la unidad de la iglesia está en peligro. Pablo les anima seguir en lo que les aprovecha en su meta de vivir en Cristo.

El perseverar en nuestro caminar con Cristo envuelve unidad como iglesia marchando y teniendo el mismo sentir y espíritu en nuestra meta de ser como Cristo. Esto requiere que no busquemos lo personal, lo nuestro sino que busquemos lo que es bueno para todos y nos ayuda a seguir juntos en nuestra obediencia larga en la misma dirección. El que sigue su propio camino termina perdido.

Recuerdo cuando era niño, de unos 7-8 años, no estoy seguro. Fuimos al rio a bañarnos con unos amigos. De regreso a casa yo led dije a mis amigos que nos fuéramos por otro camino. Ellos me dijeron que no. Yo no les hice caso y me fui por mi camino y terminé perdido.  Una señora me vio perdido y me tuvo con ella hasta que llegó mi mamá a buscarme. Esto sucede en la vida espiritual sino caminamos juntos como iglesia.

VI. Imitando a los que siguen fielmente a Cristo vv. 17-19

A. Debemos imitar a Pablo y a creyentes como él que son fieles seguidores de Cristo v. 17

“Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.”

Pablo les dice que deben ser “co-imitadores” de él en su vivir como creyentes. Pablo imitaba a Cristo y por esto podía decirles a ellos que le imitaran. 1 Cor. 11:1 No solo deben imitarle a él sino también deben poner atención (“skopó” significa considerar, observar, mirar) en otros que también “caminan” o “viven” (“conducen”) dando ejemplo en su vida de cómo seguir a Cristo fielmente. Estos incluían a Timoteo y a Epafrodito pero tenemos una lista de estos en Hebreos 11.

Hoy día también aplica a nosotros como iglesia. En Grace tenemos ejemplos para imitar. Vale la pena conocerles e imitarles. Tenemos también ejemplos en la historia. Vale la pena leer sus biografías para aprender de ellos a cómo seguir fielmente a Cristo.

B. Debemos evitar imitar a los que son enemigos de Cristo vv. 18-19

“Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo;
19 el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.”

Así como los Filipos deben imitar a Pablo y otros como él en su caminar con Cristo, deben evitar imitar a aquellos que son “enemigos de la cruz  de Cristo”. Pablo habla fuerte en contra de los que siguen la vida de la cruz. Los que viven para sí mismos.

Es muy posible que Pablo se está refiriendo a los mismos del versículo dos, los judaizantes. A estos que Pablo llama “perros”, “malos obreros” y “mutiladores” NO deben imitar ya que son enemigos de la cruz de Cristo. Pablo lo dice no con enojo sino que llorando ya que es muy posible que esto habían profesado la fe en Cristo.

Estos hombres que tenían sus deseos físicos y/o sexuales (su vientre), como su dios (Rom. 16:18). Estos piensan que esto es algo bueno y se jactan cuando en realidad es una vergüenza. Lo que ellos piensan no es lo que Pablo ha enseñado en cuanto a tener la mente de Cristo y vivir para el reino eterno de Cristo sino que “sólo piensan en lo terrenal.” Como resultado  recibirían la condenación eterna.

Hoy día no es difícil ver estos dos tipos de ejemplos. Sin embargo, si queremos perseverar fieles en nuestro caminar en Cristo debemos seguir el ejemplo de los que lo imitan y evitar a aquellos que siguen sus propios deseos.

Finalmente, Pablo les dice a los Filipenses que para que puedan perseverar fielmente en el camino de Cristo debemos estar:

VII.  Viviendo como ciudadanos del cielo vv. 20-21

A. Nuestras vidas debe enfocarse en prepararnos para nuestra ciudadanía celestial v. 20a
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos”

En contraste a los que “solo piensan en lo terrenal” (lo de esta tierra con sus valores y deseos), los Filipenses al igual que nosotros debemos enfocarnos en vivir como ciudadanos del reino.

Si tu meta, tu deseo, lo que anhelas es vivir en los Estados Unidos, ser ciudadano y dedicar todos tus esfuerzos serás desilusionado al final. Es triste ver las imágenes esta semana de todas las personas ciudadanas de nuestros países en Latinoamérica que están huyendo porque la situación es muy difícil. ¡La desilusión de sus países ha llegado a su limite!

Algunos que vienen al igual que algunos que están aquí quieren ser ciudadanos de este país aunque no pueden. Hay otros no quieren ser ciudadanos pero quieren disfrutar de los beneficios de ser ciudadanos. Por el contrario les gusta mostrar el patriotismo de su país en los Estados Unidos. ¡Es ilógico!

¡Es igual si eres cristiano y no vives (ni quieres vivir) como ciudadano del cielo! ¡Es ilógico! No puedes amar a dos señores.

Los Filipenses estaban orgullosos de ser ciudadanos de una ciudad tan especial como Filipos. Era una ciudad reconocida como la “mini Roma” de ese entonces. Ser de la colonia de Filipos era muy especial. Pero Pablo les dice que la ciudadania de ellos estaba en los cielos.
Les decía, “¡No se ilusionen con Filipos, y pongan sus mirada en ella, ustedes son ciudadanos del cielo!

Se entiende que cuando las personas se hacen ciudadanas  de un país aceptan los valores, ideales, su idioma y el gobierno de él. También asumen responsabilidades como votar. Esto es lo que hicimos muchos de nosotros al llegar a este país. Pero entendamos que no todo lo es es parte de los Estados Unidos se alinea con la Palabra de Dios. Hay muchas cosas contrarias.  Personalmente, me gustan mucho de los ideales pero no me gusta mucho la realidad. Es triste para mí ver cómo la base piadosa de este país (he estudiado el tema a fondo) se ha erosionado.

Nuestro Señor dijo en Juan 15:19 y 17:16 que no somos de este mundo. Pedro dice en 1 Pedro 2:11-12 que somos peregrinos y extranjeros en este mundo. Como tales, debemos vivir como ciudadanos del cielo bajo el mando de nuestro Señor Jesucristo.

Esto quiere decir que nuestra manera de vivir será diferente a la de los Estados Unidos o cualquier otro país con su cultura e inmoralidad. ¡No pongas tu esperanza en los Estados Unidos ni en ningún otra país!

No puedes ser ciudadano del cielo y vivir como quieres. Tampoco puedes vivir como ciudadano del cielo sin ser ciudadano. Debes creer en Jesucristo como tu Señor y Salvador. ¡Ese es el requisito para la ciudadanía! ¡No hay cien preguntas para contestar! Pero debe haber un corazón listo para creer en Él.

Cuando conocemos a Cristo nuestra manera de vivir debe ajustarse a las normas, ideales, valores, el hablar y el gobierno de nuestro país de ciudadania, el cielo. Somos los verdaderos extra terrestres, la “colonia” celestial, porque no somos de la tierra somos del cielo por virtud de nuestro Señor Jesucristo que nos ha hechos hijos de Dios.

¿Ya eres ciudadano del cielo a través de Jesucristo nuestro Salvador y Señor? ¿Te ha salvado de tus pecados? ¿Le has confesado como tu Señor?

¿Cómo vas en tu vida como ciudadano del cielo? ¿Vives como tal, y pueden otros que te conocen mirar la diferencia? ¿Reflejan tus valores, tus prioridades, y tu conducta que eres ciudadano del cielo?

No solo debemos enfocarnos en ser ciudadanos del cielo sino que

B. Nuestras vidas deben enfocarse en la venida de nuestro Señor por nosotros v. 20b-21

“de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

En Roma se consideraba al emperador como el salvador y señor. Él les había rescatado o salvado del dominio de otros. Trajo la paz romana. Ellos debían adorarle como señor, como a una deidad. Así que los ciudadanos de Filipos debían hacer esa confesión a él.

Pero no así para aquellos que han sido redimidos por Cristo. Nosotros tenemos UN salvador y un Señor, Jesucristo EL CUAL VIENE DEL CIELO, ese maravilloso país el cual fue a preparar para nosotros. Él viene pronto para transformar nuestros cuerpo, reinar sobre su pueblo y establecer su reino.
A Él le debemos TODA nuestra lealtad, TODA nuestra adoración y TODA nuestra obediencia y a nadie más.

La Biblia nos manda a darle el lugar que Dios les ha otorgado a nuestros gobernantes. Nos manda a obedecer y someternos a las leyes siempre y cuando no nos manden a desobedecer a Cristo y no nos pidan rendirles obediencia o adoración que solo nuestro Señor Jesucristo merece.

¿Qué sucederá cuando él venga?

1. Transformará nuestros cuerpos v. 21a
“el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya”

Él transformará nuestros cuerpos de “la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya”. Nuestro cuerpo es de “la humillación” porque está susceptible al pecado y a la corrupción moral y física.  Es un cuerpo que es débil cada vez más a medida que pasa el tiempo.

Eventualmente, este cuerpo dejará de funcionar y se separará de nuestro espíritu. El cuerpo se quedará en la tierra y se desintegrará y nosotros, el espíritu nuestro ira al cielo para estar con el Señor (Fil. 1:23). Pero si nuestro Señor viene antes de nuestra muerte, este cuerpo nuestro será transformado. (Rom. 8:11-23; 1 Cor. 15:35-58) y será semejante “al cuerpo de la gloria suya”.

Esto debe animarnos a perseverar en nuestro caminar con Cristo. Debemos esperar ansiosamente la venida de nuestro Señor el cual nos transformará para ser como Él.

2. Tendrá completo control de todo v. 21b
“por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”

Nuestro Señor tendrá control de todo y toda persona. Él recibirá toda la gloria y la honra y la adoración. Cuando esto sucede alcanzaremos aquello por lo cual fuimos alcanzados. Por ahora sigamos perseverando en nuestro vivir en Cristo.

Quizás tienes temor de darle ru vida a Cristo porque no crees que puedes perseverar en él. Pero si él puede sujetar todas las cosas, puede sujetar tu vida.

 Quizás hay luchas y pruebas que no sientes que puedes vencer pero Él puede sujetar tu vida y ayudarte a perseverar. Nuestro Señor todopoderoso lo puede hacer. Pero debemos seguir adelante en nuestro vivir con Cristo fielmente.

Oremos para que Dios nos ayude a perseverar en nuestro vivir en Cristo y esperemos con devoción la venida del cielo de nuestro Señor. ¡Vivamos listos!

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Cómo Perseverar en nuestro Vivir en Cristo – Filipenses 3:1-11 (Primera Parte)

La semana pasada se publicó “El Estado de la Teología en los Estados Unidos” llevado a cabo por LifeWay Research. Ellos entrevistaron a 3,000 Americanos acerca de aspectos teológicos. Ellos preguntaron acerca de Dios, Cristo, la salvación, la Biblia y la ética bíblica.
Podríamos parar aquí y predecir lo que descubrieron ya que lo sabemos. No requiere mucho para darnos cuenta de que los creyentes o evangélicos hoy día no entienden que es ser un seguidor en Cristo.
En general, se “descubrió” que conocen las creencias bíblicas de una manera superficial. Por ejemplo:
– El 69% no creen que un pecado pequeño condena al infierno.
– El 58% no creen que es necesario ir a la iglesia para adorar a Dios
– El 58% creen que el Espíritu Santo es una fuerza no una persona.
– El 52% creen que toda persona es buena
– El 51% creen que Dios acepta la adoración de todas las religiones.
– El 44% no creen que el homosexualismo que condena la Biblia no aplica hoy.
– El 52% cree que el aborto es pecado.
– El 53% de los mileniales creen que la Biblia contiene mitos y cuentos que son beneficiosos pero que no son ciertos
– El 78% creen que Jesús fue el primero y la creación más grande de Dios Padre

Esto nos muestra varias cosas:
1. Que como iglesia hemos fallado en comunicar claramente la verdad bíblica
2. A nivel personal, nos dice que somos creyentes perezosos. No tenemos deseo, ninguna disciplina en nuestra vida espiritual, y por esto no sabemos ni quienes somos en Cristo ni que debemos creer en Cristo.

La carta a los Filipenses es un carta Cristológica (una simple lectura mirando cuantas veces aparece la palabra “Cristo”, “Jesucristo” o “Cristo Jesús” muestra esto). Es una carta en la que Pablo muestra a los Filipenses y a nosotros, de que Cristo debe ser el centro de nuestra vida una vez creemos en Él como nuestro salvador y Señor.
Esta no era un teología creada por Pablo. Esta fue la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo.

En Lucas 9:23-24 dijo:

“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.  Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.”

Esto es el llamado a seguirle, a ser su discípulo. Vivir para nosotros mismos, creyendo lo que queremos, haciendo lo que queremos, y no la voluntad del que nos salvó no es una opción. Hemos sido llamados a vivir para Cristo.

Este capítulo nos da varias realidades teológicas prácticas para perseverar en nuestro largo caminar con Cristo. Pablo nos da su ejemplo de cómo Cristo es el centro de su vida y como persevera para poder llegar al fin de su jornada espiritual. Es un capítulo personal en el que San Pablo es transparente en cuanto a su vida y caminar con Cristo. Nos brinda su ejemplo como un reto que es necesario para vivir en Cristo.

¿Cómo perseverar hasta el final en mi vivir con Cristo?” Este capítulo nos contesta esta pregunta. Nos da los puntos estratégicos para seguir fielmente a Cristo. No son automáticos. Esto es parte de ocuparnos de nuestra salvación.

I. Gozándonos en el Señor en medio de dificultades v. 1
“Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.”

A. El gozo del Señor no es una añadidura sino algo indispensable para perseverar en Cristo v. 1a
“Por lo demás, hermanos…”

Los Filipenses eran colaboradores en el evangelio, estaban experimentando dificultades por compartir su fe, había rumores, y contiendas, Epafrodito iría en camino dentro de muy pronto y posiblemente vendrían más problemas. En este contexto, Pablo les dice, “por lo demás” o “por esto les digo…” o “por lo que falta”, “gozaos”.  El gozo en el Señor no es una añadidura, algo extra a nuestra fe, debe ser nuestra ancla para ayudarnos a perseverar en la fe en medio de dificultades.

B. El gozo del Señor nos da seguridad en las dificultades v. 1b
“Gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.”

Para los Filipenses era algo que necesitaban escuchar otra vez. Pablo ya les había dicho que se regocijaran (Fil. 2:18) y lo hará otra vez en el capítulo 4.  A Pablo no le molestaba escribirles lo mismo y sin duda a ellos tampoco porque lo necesitaban escuchar para animarlos. Recordemos que Pablo estaba en la cárcel y él se regocijaba en medio de sus circunstancias (c.f. 1:18; 2:17)

Hoy día es diferente. No nos gusta escuchar dos veces lo que Dios nos manda y necesitamos, pero no nos gusta obedecer. “Pastor, ya no me diga eso…lo sé” escucho decir pero no pasa de “lo sé” a “lo haré”.
El gozo del Señor les traerá seguridad en medio de las dificultades que experimentaban debido al evangelio. ¿Porqué? Porque viene del Señor, no depende de las circunstancias, no depende de nuestro punto de vista o nuestro sentir y no es temporal.

Es igual para nosotros hoy. Necesitamos el gozo del Señor para perseverar en nuestro vivir con Cristo. No creamos que este gozo significa que no habrá tristezas, ni luchas largas ni sufrimiento. Pero en medio de todo esto, el gozo del Señor será nuestra fortaleza. No es nuestro gozo, es SU gozo. Cristo es nuestro gozo. Cristo es el que nos da SU gozo. Y este viene, cuando nos deleitamos en Él, cuando es el centro de todo nuestro vivir y transciende cualquier dificultad que tenemos.

¡Qué difícil es para nosotros hacer esto! Estamos tan acostumbrados a la felicidad temporal de este mundo. Nos trae más felicidad nuestra “Disneylandia” que vivir para Cristo y por esto no tenemos el gozo del Señor.

Si no estás experimentando el gozo del Señor es muy probable que el no es el centro, el eje, que maneja tu vida. Eres tú. Como iglesia necesitamos todos tener este gozo.

¿Te gozas en el Señor en todo momento?

La segunda manera de perseverar en nuestra vida en Cristo es,

II. Evitando seguir falsos maestros v. 2

“Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo.”

Pablo hace un cambio drástico de tono, es directo y enfático (tres veces dice “guardaos”) y les dice a los Filipenses que deben tener cuidado, mantenerse lejos, evitar seguir a los falsos maestros. Estos eran lo opuesto a Timoteo y Epafrodito que eran hombres de Dios ejemplares.
La idea es no solo de mantenerse lejos de ellos sino también que deben saber que es lo malo que están enseñando y evitarlo.

A. ¿Quienes eran?
Pablo usa un término fuerte, llamándoles “perros” un término usado para las personas que no eran judías. Los perros no eran mascotas para los judíos, sino animales asquerosos (se comían su vomito y hasta cuerpos de muertos) y rabiosos. Las personas que llamaban “perros” los judíos comían toda clase de animales impuros y no seguían las leyes de purezas judías.

Pablo voltea este concepto y lo aplica a los judaizantes porque ellos negaban a Cristo como el único Salvador añadiendo la circuncisión (y la Ley) como requisito para ser salvos. Escogieron seguir su propia justicia (algo asqueroso para Dios) antes que la justicia en Cristo.

Estos eran “malos obreros” porque no enseñaban ni vivían la verdad de Dios. Eran mutiladores del cuerpo” una referencia a la circuncisión. Para los judíos los mutiladores eran los paganos que se cortaban como acto de adoración a su dios, para Pablo estos judaizantes eran esos mutiladores. Estas personas eran judíos que pretendían ser cristianos pero en realidad no lo eran.

B. ¿Qué enseñaban?

Estos eran judíos que enseñaban que un verdadero judío o creyente debería ser circuncidado. Para estos la perfección venía por guardar este rito y no por la fe en Cristo. Además debían guardar toda la Ley, que era algo imposible.

Debemos tener cuidado con los falsos maestros hoy día. Como en todos los tiempos, pero hoy quizás más debido a los medios de comunicación es más fácil ser expuesto a ellos.

C. ¿Quienes son hoy?

Los que enseñan que la salvación no es solo por fe en Cristo. Los que enseñan que hay que seguir reglas para ser salvos. Los que enseñan que los que sufren están en pecado. Los que enseñan que Dios desea que todos seamos ricos. Los que enseñan que debemos tener una segunda conversión para ser cristianos verdaderos. Los que enseñan que podemos demandar a Dios que nos de cualquier cosa que queramos. Los que enseñan palabra de hombre antes que la Palabra viva de Dios substituyéndola con sus historias, ilustraciones y chistes que hacen reír pero no nos ayudan a perseverar en nuestro vivir en Cristo.

No solo debemos evitar a estos falsos maestros que no enseñan la verdad de Dios, sino también debemos entender quienes somos en Cristo.

III. Entendiendo quienes somos en Cristo v. 3

“Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.”

A. Somos verdaderos adoradores y servidores de Dios por medio de Cristo v. 3a
“Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios”

La circuncisión fue dada a los judíos como una señal de pacto entre Dios y su pueblo (Gén. 17:11). Era un acto externo que indicaba que habían creído en la promesa de salvación.
Pero esto no salvaba. Sin embargo, los judíos llegaron a creer que esto era el requisito para ser parte del pueblo de Dios, el requisito indispensable para ser llamado “hijo de Dios”.

Es por la fe en Cristo Jesús que llegamos a ser verdaderos adoradores, servidores de Cristo y parte del nuevo pacto. (Rom. 4:9-12) Somos la verdadera circuncisión, la circuncisión espiritual porque nuestros corazones (y no una parte del cuerpo) han sido cambiados por medio de la fe en Cristo. (Rom. 2:28-29; 3:28-29) La circuncisión no sirve de nada, no nos puede dar la salvación porque no es por obras que somos salvos (Gál. 5:1-2, 6).

Adoramos a través del Espíritu Santo que vive en nosotros. Rom. 8:8-9
Es el Espíritu Santo que nos ha dado acceso directo a Dios y por el cual podemos adorar a Dios.

B. Somos verdaderos creyentes porque Cristo es nuestra gloria v. 3b
“y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.”

Como la verdadera circuncisión (el cambio de corazón, la transformación espiritual, el nuevo nacimiento) nuestra jactancia no viene de nada que nosotros hayamos hecho o podamos hacer. Hay dos razones importantes. Una es que no podemos salvarnos por nuestras obras. Segundo, es porque si Cristo es nuestra salvación, no hay de que jactarnos. Nuestra gloria, nuestra jactancia es nuestro Señor Cristo Jesús. 1 Cor. 1:31

Esto nos lleva a confiar más en Él y a no confiar en nuestros propios esfuerzos.

Para perseverar en nuestro vivir en Cristo debemos entender esto. Esto nos ayudará cuando en nuestro camino pensemos que nuestro éxito o falta de éxito espiritual es porque no hemos hecho mucho o hemos mucho y pensamos que lo merecemos. Debemos entender que Cristo lo hizo todo para salvarnos y nos ha dado su poder para vivir.

Nosotros debemos depender de Él en cada paso que damos. Cuando no vamos bien o sentimos que vamos muy bien pero en realidad no es así, es porque nos hemos desviado de quienes somos en Cristo y creemos que somos MÁS o somos MENOS. Ambos conceptos son equivocados.

¿Entiendes quién eres en Cristo? ¿Vives de acuerdo a esta realidad?

Si tu no has dado tu vida a Cristo porque todavía piensas, o sientes que no lo necesitas hacer debes entender que nada puede darte la salvación solo la fe en Cristo. No hay obra que tu puedas hacer que te pueda salvar o hacer justo delante de Dios ni que te pueda ayudar a conocer más a Cristo.

¿Cómo estás perseverando en tu vivir en Cristo?

IV. Rechazando nuestra auto perfección para conocer a Cristo vv. 4-11

Habiendo hablado de como en Cristo no hay lugar para confianza humana (“en la carne”), Pablo ahora va a enseñarles usando su ejemplo de su vida pasada y presente de como la perfección por medio de esfuerzos humanos no nos ayuda en nuestro caminar con Cristo ni da la gloria a Dios.

La auto perfección trae una justicia por obras que te hacen sentir auto suficiente pero no trae a el conocimiento de Cristo.

A. El ejemplo de Pablo como RELIGIOSO que confiaba en auto justicia vv. 4-6

Pablo comienza su enseñanza diciendo que si vamos a hablar sobre confianza humana con logros, en comparación a aquellos judaizantes (o a sus prosélitos) que se jactaban, él tenía mucho más para jactarse.

“Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: “ v. 4

El punto no es el de jactarse en sus logros sino que al compararse a ellos los dejaba atrás pero esto no valía, era basura, era nada delante de Dios porque Cristo es más valioso que todo logro personal.

Pablo menciona seis maneras en que él pudiera confiar en sus propios logros:

1. Su herencia espiritual: “circuncidado al octavo día” v. 5a
Su herencia espiritual era impecable. Era un judío fiel que seguía la ley desde el momento que sus
padres lo circuncidaron.

2. Su descendencia: “del linaje de Israel, de la Tribu de Benjamín” v. 5b

Pablo podía trazar su descendencia como un verdadero israelita. Su descendencia podía trazarse directamente a la tribu de Benjamín.

Muchos judíos no podían hacer esto, especialmente los de las diez tribus que se habían mezclado con la nación de Siria. La tribu de Benjamín era muy especial por varias razones. Benjamín fue el único hijo de Raquel esposa de Jacob nacido en la Tierra prometida. De la tribu de Benjamín salió el primer rey de Israel y fue leal a Israel durante la división que tuvieron las doce tribus.

3. Su cultura: “hebreo de hebreos” v. 5c

Muchos judíos habían mezclado su cultura con otras culturas (como las diez tribus). Algunos hasta habían olvidado el idioma hebreo. Pero no Pablo. Pablo era un verdadero hebreo de hebreos.

4. Sus logros religiosos: “en cuanto a la ley, fariseo” v. 5d

Los fariseos era el grupo élite de 6,000 desde el tiempo de los Macabeos (años 152 a. C). Estos hombres eran celosamente dedicados a la Ley judía y la guardaban (especialmente las interpretaciones de la Ley, la ley oral) al pie de la letra. Pablo era un de esos fieles, superior a todos. Tenía un rango muy alto.

5. Su celo: “en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia” v. 6a

 Pablo fue tan celoso de su religión que cuando “nació” el “cristianismo” hizo su misión exterminarla. Él no podía aceptar que nada contaminara su religión. Fue así que se convirtió en el perseguidor de la iglesia (c.f. Hechos 7:58,8:1; 9:1-2) Bajo su autoridad fue que Esteban fue apedreado por su fe en Cristo. Pablo era imparable y solo Cristo pudo pararlo en camino a Damasco. Fue Jesús mismo que le pidió cuentas diciendo, “Pablo, Pablo porque me persigues…” (Hechos 9:4; 22:7; 26:14-15).

6. Su vida espiritual: “en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible” v. 6b

Nadie podía acusar a Pablo de no guardar los 613 mandatos de la Ley. El seguía la Ley al pie de la letra. Él se podía declararse justo ante otros sin nadie poder reclamarle lo contrario. Y sin embargo no conocía a Cristo.

Nadie podía gloriarse de sus logros como Pablo y comparado con los judaizantes, él los dejaba atrás.
Para Pablo en ese entonces todo esto era “ganancia”.

Pero el punto de todo esto, es que todo esto que el consideraba ganancia, las llegó a estimar “como pérdida por amor de Cristo” cuando fue transformado por su fe en Él.

Tu puedes ser el hombre más religiosos, más famoso, más rico, más talentoso, pero sin Cristo tu vida no está completa. Nada va a satisfacerla.
Quizás tu no tienes mucho, no tienes mucho porqué ser feliz, ni siquiera eres muy religioso pero no tienes a Cristo, tu vida está incompleta.  Quizás tienes deseos de ser una persona que se supera pero sin Cristo será vana la búsqueda. Quizás estás atado a un vicio, o no piensas que hay nada muy importante para vivir más que trabajar, y vivir, pero sin Cristo tu vacío no será llenado con nada.

Escucha lo que Pablo dice en los siguientes versículos. Pablo se dio cuenta que nada tiene valor superior excepto Cristo en su vida.

B. El ejemplo de Pablo como CREYENTE en Cristo rechazando todo vv. 7-11

1. Su PASADO: todo eso fue una pérdida personal v. 7
“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.”

En su pasado antes de conocer a Cristo Pablo se sentía realizado, había ganado todo lo que deseaba. Antes de aquel día en que fue confrontado por Cristo, iba furioso en busca de cristianos para traerlos presos a Jerusalén. Creía que eso era la razón para vivir, para añadir a sus ganancias. Pero se dio cuenta que estaba equivocado y que nada de eso era ganancia.

Pablo usa términos de contabilidad para hablar de su vida, ganancia y pérdida. En las finanzas los números no mienten, hay ganancias y hay pérdidas. Es algo claro.

En nuestra vida también hay ganancias y pérdidas. El problema es que cuando no las miramos desde el punto de vista de Dios nos equivocamos en lo que son ganancias y pérdidas. En la contabilidad de Dios el que pierde su vida por Cristo la gana, y el que la gana para sí, la pierde.

Así fue para Pablo.  Hasta que no conoció a Cristo es que se dio cuenta que todo lo que había logrado eran sin valor y tuvo que “contarlas” (una decisión mental, no una emoción) cómo pérdida por “Cristo” (la palabra “amor” no está en el texto original). No substituyo estas cosas por otras mejores. Cristo tomó control de su vida. Cristo llegó a ser su razón para vivir. Su vivir era Cristo.

¿Qué cosas consideras tu como tus ganancias? Si no las consideras como una pérdida por Cristo no podrás tenerle a Él. Solo hay dos opciones, no más, tú perfección por tus ganancias o perder todo para seguir a Cristo. Debes tomar una decisión calculada para seguir a Cristo, vivir perseverando en Él.

2. Su PRESENTE: todas las cosas siguen siendo una pérdida personal v. 8

“Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”

El contar todo como pérdida no paró todo después de creer en Cristo. Decidió dejar todas estas cosas y aun hasta este momento rehusó considerar cualquier ganancia personal. No solo esto sino que consideró todas las cosas como estas como “perdida”.
Esto es lo opuesto a lo que nosotros hacemos. Pensamos que después de conocer a Cristo ya podemos vivir como queremos. Esto es lo que muestra la encuesta hecha por LifeWay.

¿Porqué hace esto Pablo? Porque no mejor buscar las ganancias “cristianas”. ¿Porqué no ser un gran orador, o maestro o rabino cristiano? ¿Porqué no quedarse en un lugar y establecer una iglesia de miles?
¿Porqué no ser como muchos cristianos hoy viviendo vidas tranquilas, prósperas, yendo a la iglesia los domingos, sirviendo en la iglesia, dando de sus finanzas, teniendo su propia familia, y disfrutando de la vida en Cristo?

¿Porqué decide Pablo en el presente “considerar” todas las cosas que le hacen estar confiado en sí mismo como pérdida? La respuesta sencilla y directa es Cristo. El quiere ganar a Cristo. Pablo amplia esto.
El quiere:

a. Conocer a Cristo su Señor es supremo v. 8a
“por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor”

Vivimos en un mundo que anhela el conocimiento. Y aunque el conocimiento intelectual es bueno, no lo es todo. Para Pablo, conocer a Cristo no era algo intelectual, sino conocimiento íntimo, profundo, es algo supremo.

Hace poco miré una imágenes de nuestra planeta que los astronautas del la Estación Internacional tomaron. ¡Es algo increíble! En ese momento pensé, “El Dios que creó este planeta es mi Dios.” Quitó mis dudas y afirmó mi fe al pensar “¿Quién más pudo hacer esto?”

Para Pablo en la balanza de lo que vale más, o pesa más, nada tiene comparación por conocer a Jesús su Señor. El que ha descrito en el capítulo 2 como el que ha sido declarado Señor de todos es su Señor. El Señor creador del Universo.  Así debe ser para nosotros. Nada debe ser más importante que conocer a nuestro Señor. Debemos decir como Tomás, “Señor mío y Dios mío”.

¿Deseas conocerle así? ¿Estás dispuesto a tenerlo todo como pérdida por Cristo?

¿Cómo conocerle? Pablo explicará más adelante. Pero conocer a Cristo no es pasivo. Requiere considerar todo como basura y someternos a su señorío para ser obedientes. Requiere buscarle intensamente a través de su Palabra, la oración y una relación intima con Él.

Pablo quiere
b. Poner a Cristo en su vida antes que cualquier otra cosa o persona v. 8b
“por amor del cual lo he perdido todo”

Pablo como judío lo perdió todo, literalmente. Lo perdió todo por seguir a Cristo. Un judío que rechazaba el judaísmo era excomulgado y hasta se tenía una ceremonia de muerte. Pablo al seguir a Cristo lo perdió todo.

Hoy día aquí en los Estados Unidos no perdemos nada por seguir a Cristo. Somos mediocres porque no nos cuesta nada. En otros países seguir a Cristo cuesta todo y los creyentes son fieles.
En dos semanas hablaremos sobre la iglesia perseguida que lo da todo por Cristo.

Pablo lo dejó todo por Cristo, para ganar a Cristo. Mi amor hacia Él debe ser superior al de mi esposa, y lo es. Y sin embargo me ha costado en ciertas ocasiones. No he estado dispuesto a dejarlo todo. Creo que estoy allí hoy. Nada quiero más que Cristo.
¿Y qué tal tú? ¿Consideras todo cómo una pérdida por amor a Cristo?

Pablo dice que
c. Nada es mejor que ganar a Cristo v. 8c
“y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”

Para Pablo conocer a su Señor es supremo a cualquier otra cosa, todo lo demás es basura. Todo lo que trata de reemplazarle, minimizarle, hacerle a un lado, es basura. Pablo rechaza todo lo que le hace auto suficiente para “ganar a Cristo”.

Esta palabra significa basura, deshechos, excremento. Pablo fuertemente e intensamente rechaza toda ganancia personal, toda posición, toda cultura, todo linaje, toda auto justicia, y los considera basura.

De igual manera nosotros debemos considerar cualquier logro personal, cualquier cosa o persona que le quiera reemplazar, cualquier cosa o persona que nos quiera sentir auto perfectos o auto suficientes debemos considerarlo como basura para ganar a Cristo.

3. Su FUTURO vv. 9-11

Para Pablo su futuro era para:

a. Vivir en la fe en Cristo v. 9

“y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe”. El quiere ser “hallado en él” de esta manera en el día de Cristo.

Pablo rechaza todo lo que posee o lo que es que le lleva a la auto perfección o justificación. El no quiere tener su “propia justicia, que es por la ley”. Su vida en Cristo es por fe y se mantiene por fe.

En otras palabras su vida con todos sus logros, especialmente religiosos que envolvía seguir todas las reglas de la Ley y que le hacían auto justo, no era algo que perseguía. Esto no le llevaría a la justicia de Dios por la fe en Cristo. Pablo desea la justicia que es por “la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe”.

Si es por obras que recibimos el ser justos, no podremos conocer a Cristo. Cristo se conoce por medio de la fe en Él y por esa fe que vivimos. Esto es lo que Pablo dice en esté versículo. Esta fe nos lleva a conocerle más.

Esto significa que la opción de pensar que por mis propias obras puedo ser salvo y vivir para Cristo no es posible. No podemos confiar en nuestras propias obras ni para creer en Cristo ni para vivir para Cristo. Solo Dios, por la fe en Cristo nos da su justicia, nos declara justos y podemos vivir la vida cristiana.  Esta vida comienza con la fe en Cristo y continúa, se sostiene, persevera por la fe en Cristo.

Para Pablo su futuro era para
b. Conocer a Cristo y ser como Cristo v. 10

“a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,”

Para Pablo conocer a Cristo y ser como Cristo (ambos un acto progresivo) no era algo superficial sino algo concreto. Envolvía tener el poder de su resurrección y participar en sus sufrimientos al vivir para Él y compartir el evangelio a otros, al punto de imitarle hasta en su muerte. Estos dos van juntos ya que no hay poder de su resurrección sin sufrimiento y muerte.
Es por la muerte y resurrección de Cristo que tenemos vida a través del poder del Espíritu que le resucitó de los muertos. (Rom. 8:11) Y con este poder podemos vivir para Él hasta el punto de ser “semejantes a él en su muerte.”

Pablo no buscaba el sufrimiento y la muerte, pero lo esperaba como consecuencia de vivir en Cristo. Es más, el se contaba como una oveja lista para el matadero entregado siempre a muerte “por causa de Jesús” para que la vida de Cristo fuera manifestada en él.  Rom. 8:36; 2 Cor. 4:11

Este conocimiento por medio de la fe envuelve el poder de su resurrección y envuelve participar o tener comunión (koinonia) en los padecimientos y sufrimientos similares a los que le llevaron a la muerte. Pero es un proceso progresivo.

Esto es conocer, tener participación, “comunión” y ser como Cristo. A esto muchos de nosotros decimos, “no gracias”. No queremos esto. Pero el sufrimiento es también parte de nuestro seguir a Cristo. Fil. 1:29-30. Es un don de Dios que nos ayuda conocer a Cristo.

Los momentos más cercanos que hemos tenido mi esposa y yo como matrimonio han sido cuando hemos experimentado sufrimiento. ¿Porqué? Por qué en esos momentos nos escuchamos mas y nos entendemos mejor. Esto nos ha llevado a conocernos más íntimamente.

Como iglesia, solo el sufrimiento nos lleva a conocer a Cristo y ser semejantes a Él. Pablo no huía de esto, sino que vino como resultado de ser fiel a predicar el evangelio. Lo entendía, lo aceptaba porque esto le llevaba a conocer más a Cristo. Esto era parte de su servicio a Cristo y ser como Cristo.

Piensa por un momento cuando queremos que nuestros hijos entiendan algo que no entienden porque no lo ha experimentado como ser padres. Les decimos que cuando sean padres como nosotros y tengan hijos entenderán lo que les estamos diciendo. Jamás conoceremos a Cristo y su poder y ser como Él sin pasar lo que él pasó.

¿Es tu deseo y tu oración ser como Cristo en todo?

En el futuro Pablo quiere
c. Ser resucitado en Cristo v. 11
“si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.”

Conocer a Cristo es de toda la vida y conocerle completamente, conocer el poder de su resurrección se llevará a cabo en la resurrección de nuestros cuerpos o cuando venga por nosotros.  Pablo no está dudando sino que está afirmando en una forma humilde.
Además humanamente hablando, él no sabía el tiempo que viviría ni los eventos que pasaría en su vida. ¿Vendría Cristo en su vida y le resucitaría o moriría y le resucitaría en días postreros? Esto no lo sabía.

En seguida nos dice que no ha llegado a la perfección, la salvación completa, la santificación, el ser como Cristo pero que ese es su enfoque singular.

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