La Misión de nuestro Señor – Lucas 5:27-32

¿Cuál era la misión de nuestro Señor Jesucristo?
En Lucas 19:10 dice,  “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”
Esta fue su misión. El vino a salvar a los odiados y rechazados. El vino a salvar a pecadores. En este texto miraremos un ejemplo notorio de como el Señor salva. Además nos muestra que el Señor vino para llamar a los pecadores al arrepentimiento. Esto nos enseña a nosotros que la misión de nuestro Señor, de compartir las Buenas Nuevas de salvación a toda persona es también nuestro llamado.

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¿Merecen o no Merecen? Los Derechos del Hombre de Dios 1 Corintios 9.15 Segunda parte

El ejemplo de Pablo nos reta a ceder nuestros derechos por causa del evangelio. Nos enseña que nuestra vida debe ser una que se adapta al contexto (contextualización) de aquellos que deseamos compartir el evangelio. Además nos enseña que el enfoque de nuestra vida es compartir el evangelio con todos, no porque recibiremos recompensa sino porque es un privilegio.

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¿Merecen o no Merecen? Los Derechos del Hombre de Dios (Primera Parte)

En este pasaje en 1 Corintios 9:1-14 que parece ser fuera de orden a lo que Pablo enseño en el capítulo 8, Pablo articula los derechos que tiene como apóstol de Cristo. Algunos en Corinto habían puesto a Pablo “en tribunal” para ser juzgado y examinado como apóstol y ministro. Estos que animaban comer comida sacrificada a los ídolos lo hacían por razones teológicas y juzgaban a Pablo como mal líder. No era el líder que merecían. No era suficientemente elocuente, ni impresionante. Para ellos, Pablo no era un verdadero apóstol ya que no aceptaba apoyo económico. Al decidir trabajar con sus manos haciendo tiendas de campaña y no recibir sostén económico se estaba rebajando a un nivel muy bajo. Su estatus era menos que el de otros predicadores y maestros elocuentes que cobraban y se quedaban en los mejores lugares (en las casas de los oyentes). Ellos merecían un mejor líder. Un líder que recibiera “ayuda” y les diera beneficios y apoyo (especialmente en el punto de vista que ellos creían). Querían a un líder respetable que pudieran controlar.
Pablo defiende sus derechos como apóstol y ministro de Cristo en la primera parte del capítulo y en la segunda parte se enfoca en las razones por las cuales no demanda sus derechos. Esto nos enseña y nos ofrece un modelo que nos dice que debemos de parar de tener una mentalidad de consumidores y tener una mentalidad de servidores sin esperar nada. Las ideas de “yo merezco respeto, amor, ser reconocido…por lo que soy o hago” es lo que Pablo rehúsa hacer y nosotros debemos también rehusar.
Nos enseña que nuestros derechos no son absolutos y la causa del evangelio transciende TODOS nuestros derechos. Dar todo por el llamado de Cristo es lo que se espera de nosotros. 
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Nuestra Ciudad Permanente

“porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir.” Hebreos 13:14

Nuestra perspectiva es que queremos vivir aquí hasta ser viejos. Estamos habituados a considerar este mundo como nuestro hogar. Se entiende ya que no conocemos nada más que este mundo. Es aquí que nos sentimos en casa con nuestros seres queridos. Y sin embargo, la perspectiva bíblica es que nuestro hogar permanente no radica aquí. Nuestro hogar está en la Ciudad Celestial. Somos ciudadános del Cielo, un lugar real que transciende nuestra imaginación. Ese es nuestro hogar.

Así que, debemos vivir con esa mentalidad. Estamos de pasada como peregrinos, (Heb.11:13;1Pe. 2:11) llamados a vivir para el que nos llamó. Esto quiere decir que nuestras vidas deben estar enfocadas en buscar el reino de Dios y su justicia (Mt. 6:33). Implica que nuestros valores no son temporales y todo lo que hagamos sera siempre considerando el valor eterno que tienen o no tienen. (Mt. 6:19-21). Esto quiere decir que el valor central de nuestra vida, aparte de todo lo que podamos hacer para Él, debe ser compartir el mensaje de Jesús que dice “arrepentíos, y creed en el evangelio” (Mr 1:15). 
Como el Salmista debemos hasta el día en que nos llame a Casa, “Jehová cumplirá su propósito en mí.” Salmos 138:8

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Guiando a Nuestros Hijos a Amar a Cristo

Mi hijo mayor nos mandó esta postal hace un tiempo. El reconoce correctamente que lo más importante que pudimos haberle enseñado es “la gracia y a amar a Cristo”. Eso nos llena de gozo, porque no hay nada, absolutamente nada que sea más valioso que esto. Enseñémosle a nuestros hijos a amar a Cristo (hay que predicarles el evangelio todos los días si es posible), que en todo lo que nosotros seamos o hagamos vean nuestro amor a Cristo.

Ninguna preocupación nuestra, ni el futuro legado debe ser prioridad sino el que nuestros hijos vivan para Cristo. Esto fue lo que el apóstol Pablo nos enseño y ejemplifico. Para el nada tenía más valor que conocer más a Cristo su Señor:

“Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” Filipenses 3:8

La vida de Pablo era una que había sido crucificada juntamente con Cristo en la cual él ya no vivía sino que Cristo vivía en él. (Gál. 2:20) Esto quiere decir que la razón de vivir era Cristo. Para Pablo, vivir era para Cristo: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” Filpenses 1:21

Esto toma trabajo intencional. No vendrá yendo a la iglesia o dejar que los maestros de la iglesia les enseñen. Este es nuestro trabajo que requiere esfuerzo, constancia y disciplina. Requiere que cada día no solo les modelemos que vivimos para Cristo sino también que les instruyamos. Este es el mejor “legado” que podemos dejarles.

Me encanta un canto en Inglés de Casting Crowns que se llama “Only Jesus”. El coro dice lo siguiente:

No quiero dejar una legacia
No me importa si se recuerdan de mi
Solo Jesús
Y yo, Solo tengo una vida a vivir
Dejaré cada segundo señalar a Él
Solo Jesús

Le letra en Inglés:

And I, I don’t want to leave a legacy
I don’t care if they remember me
Only Jesus
And I, I’ve only got one life to live
I’ll let every second point to Him
Only Jesus


¡Solo Jesús! Démosle esto a nuestros hijos.



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No Menospreciemos La Disciplina del Señor

No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová,
Ni te fatigues de su corrección;
 

 Porque Jehová al que ama castiga,
Como el padre al hijo a quien quiere.  –
Prov. 3:11-12

y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,
Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo.
Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?
Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.
Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.              – Hebreos 12:5-11

La disciplina del Señor es a menudo ignorada hoy día. Sin embargo, tanto el Antiguo y Nuevo Testamento nos enseña que Dios nos ama y nos disciplinará cuando lo necesitamos. La disciplina viene cuando some abiertamente desobedientes o internamente rebeldes y no hacemos caso a lo que El nos dice. La disciplina puede venir directamente Dios causándola o dejando que las consecuencias nos enseñen. No debemos menospreciar ni fatigarnos de la disciplina que recibimos nos recuerda Proverbios. ¡Ah pero esto no es fácil! ¿Porqué no menospreciar ni fatigarnos de su disciplina? Porque Dios nuestro Padre nos ama. Dios no es un padre alcahuete que nos dejará vivir como nosotros queremos. Si no nos disciplina entonces no somos verdaderos hijos. La disciplina de nuestro Padre es superior a la de nuestros padres (si es que la tuvimos). Nuestros padres nos disciplinaban como les parecía a ellos y para lo que ellos querían darnos a entender. Pero nuestro Padre nos disciplina porque esto nos aprovechará a ser santos, a ser más como Cristo. Sí, esta disciplina no trae gozo inmediato sino tristeza pero a su debido tiempo dará su fruto y aprenderemos. Este es el propósito de la disciplina del Señor.

Pero sí debemos aprender de otra manera Dios nos seguirá disciplinando. ¿Recuerdan cuanto tiempo disciplinó Dios a su pueblo? Fueron cuarenta años. La duración de nuestra disciplina depende de nosotros en muchas ocasiones. Nuestra respuesta debe ser: ¡Quiero ser obediente!

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La Base de la Conducta Cristiana No es el Conocimiento Sino el Amor 1 Co…

El contexto de este pasaje desde 1 Cor. 8 hasta capítulo 11:1 tiene que ver con las celebraciones especiales que se hacían en el templo. Los creyentes que habían creído en Cristo habían salido de un contexto donde muchos de ellos asistían a las celebraciones en los templos de los dioses. En estas celebraciones se ofrecían sacrificios para dar honor a los dioses.  Parte del sacrificio se consumían cuando se presentaba, parte se daba a los “adoradores” y parte se ponía en la mesa de los dioses (Fee, Comentario de 1 Corintios). Aun esta última se comía.  Esto era parte normal de las personas en el mundo Greco-Romano. Eran eventos religiosos y sociales. A la vez, era una manera de comer para aquellos que carecían de recursos, ya que era gratis. Era como ir a un restaurante. 
Al conocer a Cristo, muchos de estos creyentes dejaron de asistir a estos eventos. Pablo les había advertido sobre la idolatría pero parece ser que algunos habían vuelto a participar en estos eventos (los fuertes). Para estos hermanos, la carne que comían era comida y nada más. Otros resistieron esto (los débiles) diciendo que esto no era algo bueno. Para estos hermanos, comer esta carne era idolatría. Esto causó problemas en la iglesia. 

La base de la conducta cristiana no es conocimiento sino el amor. 

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Creciendo en el Evangelio

“a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad” Colosenses 1:5-6
Hoy día escuchamos de que debemos predicarnos el evangelio cada día. Para algunos de nosotros es algo raro ya que entendemos que el evangelio son las Buenas Nuevas de que somos salvos en Cristo (1 Cor. 15:1-5). Pensamos que esto no tiene sentido. Bueno, la idea es que debemos seguir creciendo en el evangelio como lo dice el texto arriba. Sin embargo, hay dos aspectos de “predicarnos el evangelio” que debemos entender:
1. Recordar lo que Cristo hizo por nosotros. La gracia (inmerecida) que hemos recibido. Nos enseña nuestra posición en Cristo y la seguridad que tenemos en Él pase lo que pase. Nos ayuda a perseverar. Nos ayuda a ser compasivos con aquellos que le conocen y compartirles el evangelio. 
2. Vivir en el evangelio. Esto implica vivir demostrando la virtudes de Cristo. Encarnar el evangelio en nuestra vida diaria y en todo nuestro ser. Nos invita a desarraigarnos del “yo” y arraigarnos en Cristo. Esto produce fruto que es evidente en nuestras vidas. 
Este proceso debe de seguir día a día para seguir creciendo.
En mi vida aplico el primer punto diariamente y cuando estoy desanimado, tengo dudas, etc… El segundo punto es más dinámico porque cada día tengo que decidir en mis experiencias (y mis pensamientos) si respondo o no respondo de acuerdo a lo que me enseña el evangelio.
¿Cómo estás creciendo en el evangelio?


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Cristianos Solteros – 1 Cor. 7:1-2; 8-9; 25-40

Es mejor es quedarse soltero que…
1. Tienes el don de soltería.
Pablo en 1 Corintios 7 habla sobre este don. Pablo anima al don de celibato (1 Corintios 7:1-2; 8-9). Pablo aconseja, como él lo ha hecho,  que se queden puros, solteros si tienen este don de continencia.

2. Casarse con alguien que no tiene una relación con el Señor. Aunque esto es común hoy día, Pablo dice que deben casarse “en el Señor”.  ¿Si la relación con un cónyuge cristiano es difícil cuanto más con uno que no lo es?

3. Casarse con alguien que impedirá nuestro crecimiento en el Señor y que no quiere servir al Señor. Es importante casarse con alguien que tiene el mismo deseo de no solo crecer en el Señor sino también el deseo de servirle con toda devoción. Si tu no estás creciendo en el Señor debes concentrarte en esto primero antes de lanzarte en la búsqueda de tu pareja.
Esto es solo una de las muchas áreas en las que debes prepararte. Si deseas saber más habla conmigo.

4. Casarse por el motivo incorrecto. El miedo de quedarse solo o sola, tu edad, tu situación económica, el deseo de tener hijos, o el deseo de tener relaciones sexuales no son razones correctas para casarse.

5. Casarse sin estar dispuesto a darse completamente a la otra persona. La persona casada se une y se da completamente a su pareja. Si estás pensando más en ti, en qué vas a recibir de la otra persona, cómo te va a ser feliz, no debes dar el paso de matrimonio. Esta disposición traerá muchos problemas.

Es Mejor casarse si…

1. Tienes el Don de Matrimonio.
 Adán recibió de Dios su ayuda idónea que era necesaria para llevar a cabo el plan de Dios.
Debemos recordar que nadie nos completará completamente. Solo Cristo puede completarnos.

2. Dios nos guía a alguien que amamos, nos ama y que desea cumplir el plan de Dios para el matrimonio.

No debemos tomar en nuestras manos el acto de apresurarnos precipitadamente para casarnos. Dios guiará a la persona que amaremos el resto de nuestras vidas como nuestro esposo o esposa.

Nuestra relación va a ilustrar  el amor de Cristo y su Iglesia. Esto implica que debemos cumplir con nuestros roles como esposos o esposas. Este quizás es lo más difícil para llevar a cabo y sin embargo es lo que Dios nos manda en Efesios 5:21-33. Si no estamos dispuestos, o somos mediocres, es mejor que esperamos y trabajemos en nuestra vida antes de dar el paso de matrimonio.

El plan de Dios es que cada matrimonio refleje la relación de Cristo y la Iglesia. Esto es un poderoso testimonio, irrefutable y muchos llegaran a preguntar sobre el porqué de esta relación. Desafortunadamente, como cristianos no hemos tomado en serio el obedecer el plan de Dios. Es por esto que hay tantos problemas en nuestros matrimonios. Creo que si hay una forma en que Satanás ataca al matrimonio es a través de la confusión de roles. Esto lleva al caos en el hogar. El patrón de la caída en Génesis se repite.

3. Estamos dispuestos a pasar el resto de nuestras vidas dando más que recibiendo. El egoísmo arraigado en nuestro deseo de ser felices nos lleva a buscar una pareja que nos llene “todo” lo que nos hace falta. Esto no es el plan de Dios. El matrimonio es para dar más que para recibir.

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Viviendo en el Estado que Fuimos Llamados 1 Cor. 7:17-24

Pablo continua su discusión sobre el matrimonio hablando desde un punto teológico. El punto teológico es que cuando Cristo nos llamó a salvación, Él alteró nuestra vida. Nuestra vida ahora sigue a Cristo. No es una vida que sigue viviendo como antes. Hemos sido santificados para vivir para Cristo. Esto afecta las relaciones matrimoniales y familiares.
Los creyentes de Corinto habían salido de una cultura muy inmoral. El matrimonio seguía las normas inmorales. Los Corintios en su intento de vivir una vida “más espiritual” se desviaron a los extremos. Algunas esposas creyentes que tenían esposos no creyentes querían divorciarse de ellos. Los solteros, especialmente las viudas, se preguntaban si debían casarse o no. Ideas ascéticas que habían creído de la cultura era que el estado de soltero era mejor que casarse. El cuerpo era sin importancia; el espíritu era lo valioso. Desligarse de una persona inmoral, carnal o menos espiritual era lo que estaban intentando.

No es muy diferente hoy día. Quizás tu esposo o esposa es inmoral, no es espiritual en la relación, quizás es indiferente a las cosas de Dios y estás considerando si debes divorciarte. 
En estos versículos Pablo da un principio teológico importante que aplicaba a sus situaciones domésticas. El principio, que Pablo recalca tres veces en este pasaje, es que debemos permanecer en el estado en el cual fuimos llamados por Cristo. Al igual que para ellos, este principio es valioso para nosotros hoy día.
Pero antes de entrar en este tema, hay varios mitos que debemos derribar que suceden en el matrimonio que nuestra cultura nos dice y nos enseña que son la verdad. Estos no son de acuerdo al plan de Dios.

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