1. Tienes el don de soltería.Pablo en 1 Corintios 7 habla sobre este don. Pablo anima al don de celibato (1 Corintios 7:1-2; 8-9). Pablo aconseja, como él lo ha hecho, que se queden puros, solteros si tienen este don de continencia.
2. Casarse con alguien que no tiene una relación con el Señor. Aunque esto es común hoy día, Pablo dice que deben casarse “en el Señor”. ¿Si la relación con un cónyuge cristiano es difícil cuanto más con uno que no lo es?
3. Casarse con alguien que impedirá nuestro crecimiento en el Señor y que no quiere servir al Señor. Es importante casarse con alguien que tiene el mismo deseo de no solo crecer en el Señor sino también el deseo de servirle con toda devoción. Si tu no estás creciendo en el Señor debes concentrarte en esto primero antes de lanzarte en la búsqueda de tu pareja.
Esto es solo una de las muchas áreas en las que debes prepararte. Si deseas saber más habla conmigo.
4. Casarse por el motivo incorrecto. El miedo de quedarse solo o sola, tu edad, tu situación económica, el deseo de tener hijos, o el deseo de tener relaciones sexuales no son razones correctas para casarse.
5. Casarse sin estar dispuesto a darse completamente a la otra persona. La persona casada se une y se da completamente a su pareja. Si estás pensando más en ti, en qué vas a recibir de la otra persona, cómo te va a ser feliz, no debes dar el paso de matrimonio. Esta disposición traerá muchos problemas.
Es Mejor casarse si…
1. Tienes el Don de Matrimonio.
Adán recibió de Dios su ayuda idónea que era necesaria para llevar a cabo el plan de Dios.
Debemos recordar que nadie nos completará completamente. Solo Cristo puede completarnos.
2. Dios nos guía a alguien que amamos, nos ama y que desea cumplir el plan de Dios para el matrimonio.
No debemos tomar en nuestras manos el acto de apresurarnos precipitadamente para casarnos. Dios guiará a la persona que amaremos el resto de nuestras vidas como nuestro esposo o esposa.
Nuestra relación va a ilustrar el amor de Cristo y su Iglesia. Esto implica que debemos cumplir con nuestros roles como esposos o esposas. Este quizás es lo más difícil para llevar a cabo y sin embargo es lo que Dios nos manda en Efesios 5:21-33. Si no estamos dispuestos, o somos mediocres, es mejor que esperamos y trabajemos en nuestra vida antes de dar el paso de matrimonio.
El plan de Dios es que cada matrimonio refleje la relación de Cristo y la Iglesia. Esto es un poderoso testimonio, irrefutable y muchos llegaran a preguntar sobre el porqué de esta relación. Desafortunadamente, como cristianos no hemos tomado en serio el obedecer el plan de Dios. Es por esto que hay tantos problemas en nuestros matrimonios. Creo que si hay una forma en que Satanás ataca al matrimonio es a través de la confusión de roles. Esto lleva al caos en el hogar. El patrón de la caída en Génesis se repite.
3. Estamos dispuestos a pasar el resto de nuestras vidas dando más que recibiendo. El egoísmo arraigado en nuestro deseo de ser felices nos lleva a buscar una pareja que nos llene “todo” lo que nos hace falta. Esto no es el plan de Dios. El matrimonio es para dar más que para recibir.