Nuestro mundo tiene un criterio de quienes merecen recibir el bien y quienes el mal. Esto es obvio que a pesar de que se habla mucho de justicia, no hay tal cosa en nuestro mundo, por lo menos no basada en una regla objetiva. Hay tantos criterios que es difícil determinar quién merece qué.
En los Estados Unidos la idea es que los que trabajan más y mejor son los que merecen ser recompensados por sus esfuerzos. Aunque es admirable, no es la manera que Dios trabaja. La bondad y la misericordia de Dios no se basa en criterios externos o humanos. Nuestra idea de justicia es muy diferente a la de Dios.
“Para la mayoría de nosotros injusticia es lo que nos pasa para nuestra desventaja, mientras que lo que nos pasa para nuestra ventaja es buena suerte.” – Klyne R Snodgrass, Historias con intención: una guía completa de las parábolas de Jesús.
Esta historia nos enseña que la bondad y misericordia de Dios no está basada en un criterio humano e injusto. La bondad y misericordia de Dios está basada en su justicia. Su justicia es parte de su carácter bondadoso y misericordioso. Esto nos ayuda a nosotros como seguidores de Cristo a evitar el tener envidia de que Dios favorece a unos pero no a otros basado en un criterio de comportamiento. Ciertamente, Dios nos manda a ser obedientes pero esto no establece ningún criterio de rango entre sus seguidores. No me sorprendería si en el reino de Dios, serviré a muchos de mis hermanos que vivieron vidas pobres, sufrieron mucho y fueron últimos en muchas áreas incluyendo lo material. Pero Dios los honrará en el reino y es muy posible que nosotros recibiremos menos honra.