“No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo” – Salmo 23:4
El temor es una de las emociones más comunes en nosotros. Surge en una multitud de contextos. Quizás el temor más común es el temor de ser dañado físicamente ya sea por personas o por situaciones ambientales. Muchos de los salmos escritos por David reflejan este ambiente. David tuvo muchos enemigos y fue perseguido en diversas ocasiones. Como pastor también sabía que sus ovejas corrían el temor de los predadores y por esto necesitaban que el pastor estuviera con ellas.
Pero hay otros tipos de temor. El temor de ser rechazado o dañado emocionalmente es también real. A menudo esto causa traumas en la vida de las personas. Estos traumas se manifiestan de diversas maneras: aislamiento, la depresión, rencor, odio, y amargura. El temor es una emoción que puede llegar a paralizarnos y estancarnos en nuestra vida.
¿Por qué surge el temor en nosotros? Cuando pregunto esto me refiero no a las causas del temor sino a pensar por qué realmente tememos. Tememos cuando no podemos controlar las circunstancias de nuestra vida. Queremos que todo nos favorezca y nada nos cause daño. Pero sabemos que la realidad es que no hay completa seguridad en este mundo, por lo menos no desde la perspectiva humana.
No es de asombrarse que la biblia nos dice mucho sobre el temor. Haciendo una búsqueda de la palabra “temor” en la Biblia Reina Valera, encuentro que aparece 185 veces. “No temáis” aparece 41 veces. Dios nos manda a no temer a nada ni nadie. Esto parece imposible de hacer. Pero si Dios lo dice es posible. ¿Cómo es posible?
Dios está con nosotros en todo momento aun en los peores valles oscuros. Su presencia disipa todo temor de cualquier tipo de daño.
“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” Salmo 27:1
Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios.Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con la diestra de mi justicia.” Isaías 41:10 (NVI)
“de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.” Hebreos 13:6
En momentos de temor podemos estar seguros que nos dará su consolación
«Soy yo mismo el que los consuela ¿Quién eres tú, que temes a los hombres, a simples mortales, que no son más que hierba?” Isaías 51:12 (NVI)
Dios no solo está con nosotros, sino que es soberano de nuestras vidas. Nada de lo que pasa y pasará en nuestras vidas está fuera de su providencia. El Señor dijo que aún los cabellos de nuestra cabeza están contados y por esto no debemos temer. Somos muy valiosos para Él. Él tiene control de toda situación en nuestra vida. Ningún daño, especialmente físico puede afectarnos ya que estamos seguros en su cuidado eterno. Físicamente, nuestro cuerpo puede ser matado, pero no el alma. El único que tiene poder de condenar eternamente es el Señor (Lucas 12:4-5). Y sabemos que Él nos ha dado la vida eterna. En Él estamos seguros eternamente. Nada ni nadie nos podrá separar de su amor hacia nosotros (Rom. 8:38-39). Él nos ha prometido darnos su reino (Lucas 12:32).
En momentos de temor podemos clamar a Él pidiendo su paz. En Él se encuentra la paz. El nos ofrece su paz en medio del temor. Su paz transciende el temor.
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33)
Si Él venció al mundo podemos estar seguros en Él. La promesa de su presencia que dio a sus seguidores está vigente también para nosotros, “he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:20)