“pues la voluntad de Dios es vuestra santificación” 1 Tesaloncenses 4:3a
Parte de la voluntad de Dios para nuestra vida es nuestra “santificación”. Esta palabra es mal usada en nuestros tiempos. No significa ser “santo” en el sentido de ser completamente perfecto y canonizado.La santificación es un proceso en el cual mi vida cada vez más se va alineando a la verdad de Dios o se va asemejando más al Señor Jesucristo. El es espejo de la perfección que nosotros debemos mirar. La voluntad de Dios es que seamos cada vez más santos.
Este concepto lo toma Pablo del Antiguo Testamento. En el templo se usaban ciertos utensilios, como por ejemplo un candelabro. Una vez ese candelabro se tomaba (después de elaborarlo) y se ponía en el templo, no podía ser usado en ningún otro lugar. Su uso era exclusivamente para el templo. Era santo o dedicado solo para Dios.
Cuando el Señor nos salvó, nos liberó y sacó de la vana y mala manera de vivir. Nos lavó y limpió con su sangre y nos dedico para Él. Después de esto, nuestra vida se dedica solo a Él. El problema es que tenemos actitudes y comportamientos que hacíamos antes que eran parte de nuestra manera de vivir anterior. Debemos ir despojándonos de ella para ser más santos o dedicados al Señor.
“que os apartéis de fornicación” v. 3b
Hay ciertas áreas en nuestras vidas, común a todos que son más tentación para nosotros y que si las practicamos no nos ayudan a agradar a Dios. Una de ellas muy patente para todos es en el área de la sexualidad. Es quizás la mas prevalente en nuestra cultura. Es la que domina y por la cual todo gira alrededor en nuestro mundo. Afecta a todos sin importar la edad porque las personas son adoctrinadas desde la infancia. La inmoralidad sexual es una epidemia que infiltra todos los aspectos de nuestras vidas.
Los Tesalonicenses (y las culturas aun de más antes) también vivían en una cultura donde la inmoralidad sexual era normalizada en muchas maneras como lo vemos aun hoy en nuestra cultura. Era aun parte de los cultos religiosos a los dioses. Muchos de los creyentes, especialmente hombres que tenían más “libertad”, habían salido de esta cultura pero aun era un peligro diario porque apelaba a sus deseos pecaminosos.
La palabra “fornicación” es “porneia” y es amplia en lo que se refiere. Su significado implica actos/relaciones sexuales premaritales, extramaritales (adulterio), pornografía y cualquier expresión o desvío sexual que no envuelve a un hombre y una mujer dentro del matrimonio.
El mandato del Señor en esta área es que se abstuvieran. La palabra “abstener” significa en el original, “mantenerse lejos, evitar”. Debían evitar usando auto control. Pero es claro para el creyente que el auto control es fruto del Espíritu Santo. No podemos conquistar nuestros deseos lujuriosos y la inmoralidad con nuestros esfuerzos. No es posible porque nacimos con una naturaleza viciada de los malos deseos.
La aplicación para nosotros es obvia. Si tu eres creyente y está practicando cualquiera de estos actos inmorales, el Señor te manda a que lo dejes de hacer y abstengas. Esto no es su voluntad, ni le agrada. No busques racionalizarlo porque no hay lugar para ello en su voluntad.
La inmoralidad sexual no es un problema sexual sino espiritual. Es por eso que el Señor nos dice que nos abstengamos porque no nos ayuda en nuestro proceso de santificación o ser como Cristo. Hoy día hay “cristianos” que han llegado a racionalizar ciertos actos que son rotundamente rechazados como pecado en la Escritura. Sus vidas no agradan a Dios mientras los practiquen porque no es su voluntad. Estas personas viven vidas que han sido arrastradas por la corriente sexual de este mundo que ha normalizado y legalizado la inmoralidad. El mundo les aplaude por su “progresividad espiritual”. Pero delante de Dios jamás dejará de resonar el mandato, “pues la voluntad de Dios es vuestra santificación que os apartéis de fornicación”. Puede escuchar/ver todo el sermón aquí.