Moisés tubo padres que seguían al Dios verdadero. A los tres meses, sus padres lo pusieron en el rio en una canasta para librarlo de la matanza de niños de faraón. En un acto soberano de Dios, la hija de faraón lo vio y lo recogió del río, contrató a sus propios padres para que lo criaran (muy posible hasta los 3-4 años). Estos padres piadosos, en tan poco tiempo, sin duda tuvieron una influencia positiva en la vida de Moisés. Esto ayudó en la formación del hombre que dirigió al pueblo de Israel fuera de Egipto y le ayudó a formarse como nación. A pesar de que fue criado por sus padres, los primeros cuarenta años de Moisés carecieron de una relación íntima con el Señor Dios. Fue a los cuarenta años que tubo un encuentro directo con Dios que transformó a Moisés en un seguidor apasionado de Jehová Dios. Pero fue en sus últimos cuarenta (no sabemos mucho de los primeros 80 años) que ejemplifica las características de un hombre de Dios maduro. Sus características ejemplifican lo que cada uno de nosotros que conoce a Cristo debe ejemplificar. Sí, nosotros podemos tener las cualidades de Moisés el servidor de Dios. Moisés fue un gran profeta de Dios pero a través de nuestro Gran Profeta tenemos el mismo privilegio de conocer a Dios de la misma manera. Todos tenemos tiempo. Comencemos hoy.