¿Qué te da seguridad?
El libro 33, “El Hombre y Sus Trampas”
Hay tres síntomas que muestran nuestra inseguridad. Estos tres muestran la raíz de nuestra inseguridad que se manifiestan en acciones exteriores.
1. Control – Lo controlo todo, cada detalle de mi vida. ¿Qué me preocupa que no puedo controlar? Mi salud, mis finanzas, mi trabajo.
2. Significado: Quiero ser amado, no quiero ser rechazado. ¿Qué me hace sentir valioso, apreciado? Reconocimiento de otros. Quiero una posición.
3. Confort : Quiero estar cómodo, relajado, disfrutar lo que quiero. Mi placer es más importante. ¿A qué corres cuando las cosas van mal en tu vida? Deportes, conciertos, actividades, video juegos, pornografía, alcoholismo.
Estos tres son ídolos. Todos esto nos ponen a nosotros como el “señor” de nuestra vida y no te da la seguridad que deseas tener.
La seguridad espiritual es la más importante y solo viene de tu relación en Dios a través de Cristo.
La semana pasada hablamos de como hacer frente a la persecución, a los momentos cuando somos perseguidos por la fe. El salmista expresó su clamor a Dios suplicando ayuda. En esta sección “lámed” que corresponde a la letra “l” en nuestro abecedario, nos muestra que ha sobre vivido tal persecución. Ha encontrado la seguridad de su vida, una seguridad eterna en Dios. Esta seguridad viene de Dios y de su Palabra. Además, nos muestra cómo podemos tener esta seguridad.
1. La Base de la Seguridad y Estabilidad Eterna Vienen de Dios vv. 89-92
La palabra “siempre” que traduce “olam” del Hebreo es la misma de el Salmo 90:1-2 que se refiere a la eternidad de Dios. Dios es eterno. Porque Dios es eterno, su Palabra (“torah”) es eterna.
Nuestra estabilidad y continuidad colectiva e individual vienen de Dios.
¿Qué nos da estabilidad, seguridad y continuidad?
A. Su Palabra Eterna v. 89
“Para siempre, oh Jehová,
Permanece tu palabra en los cielos.”
“Permanece” es una palabra como en la militar que indica que esta en su posición. Una posición muy firme que gobierna.
Como tal permanece para siempre y es segura. Está tan firme como los cielos dice el salmista. Isaías 40:8 dice que la palabra de Dios permanece para siempre. Nuestro Señor Jesús dijo, “los cielos y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán”. Nos da la seguridad porque no cambia.
Es a través de ella que Él nos ha hablado y nos habla. Es por medio de ella que tenemos una relación con Él. No es libro “sobrevalorado” como escribió un autor en la revista GK.
En este artículo dieron una lista de 21 libros que “no tienes que leer”. El número 12 es la Biblia. El autor escribió:
“La Santa Biblia está calificada muy alta por todas las personas que supuestamente viven por ella, pero en realidad no la han leído. Los que la han leído sabe que hay algunas partes buenas, pero en general, es cierto que no es lo más fino que el hombre ha producido. Es repetitivo, auto-contradictorio, sentencioso, tonto y en algunos casos mal-intencionado.”
¡Qué ignorancia se revela en este artículo! Aunque estoy de acuerdo que hay muchos cristianos que no la leen o la han leído, el valor de la palabra de Dios no es el que nosotros le damos, es el que Dios le da. Si, como cristiano, tu vida no cambia, no tiene seguridad no es por culpa de la Palabra de Dios sino por tu culpa.
Y la verdad es que no importa que diga GK, la Palabra de Dios permanece para siempre. Ya lleva miles de años en existencia escrita y no pasará. Le creo a Jesús antes que a cualquier persona.
La Palabra eterna de Dios te da la estabilidad y la seguridad porque viene directamente de nuestro Dios eterno. Te muestra su su plan, su voluntad y lo que espera de ti. No puedes tener una relación con Él creciente ignorando su Palabra. Es a través de ella que te habla y te da seguridad.
Hubo un tiempo que dejé de leer la Biblia. Fue mi tiempo árido en la fe. Pero su Palabra estaba en mí, en mi memoria, lo que he memorizado. Nunca me dejó porque es eterna. Cuando volví a ellas, mis ojos y mi alma se alegraron. Podía escuchar a Dios hablándome personalmente a través de ella. No es un libro estático sino poderoso y transformador. Pero debes acercarte con fe, esperando que Dios te hable a través de ella.
Su Palabra nos da seguridad porque es eterna y viene directamente de Dios.
La segunda base de nuestra seguridad es
B. Su Fidelidad Eterna v. 90a
“De generación en generación es tu fidelidad”
El salmista no solo nos dice que la seguridad nuestra viene de la Palabra sino de lo que ella habla acerca de su Autor. Dios es fiel. Miremos lo que dice el Salmo 90 que mencioné antes. El es nuestro Dios que ha existido para siempre. Es nuestro Creador. Es nuestro Padre celestial.
Así como su existencia es para siempre, su Palabra es para siempre, su fidelidad es para siempre. Podemos ver su fidelidad en todo lo que Él ha creado. Todo marcha como el lo ha diseñado.
Podemos verlo en el cumplimiento de sus promesas, especialmente, la promesa de salvación en Cristo. Nos dio a su hijo para morir en nuestro lugar y salvarnos de la inseguridad que teníamos a cerca de la eternidad. A través de la fe en Cristo tenemos esa seguridad. Su plan se cumplió. ¡Su plan eterno de salvación se cumplirá!¡El es fiel! ¡El nunca falla! ¡Él es fiel en todo!
Esta fidelidad se ofrece “de generación a generación”. No solo te ofrece seguridad a ti, sino “de generación a generación”. El legado que puedes dejar a tus hijos es la seguridad en la fidelidad de Dios.
¿Cómo estás enseñado esto a tus hijos? Esta es la seguridad que ellos necesitan. No la seguridad económica, la educacional o la de tu propios valores.
Su fidelidad debe LLEVARTE A SER FIEL a Él, para siempre.
La fidelidad de Dios es eterna. ¡Que increíble seguridad nos da saber que nunca cesará de ser fiel a nosotros no importa que pase! Todos pueden dejarnos, pero Él no lo hará porque es fiel, y su fidelidad hacia nosotros es eterna.
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