El pasaje lee:
PABLO, siervo de Jesucristo, llamado á ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, Que él había antes prometido por sus profetas en las santas Escrituras, Acerca de su Hijo, (que fué hecho de la simiente de David según la carne; El cual fué declarado Hijo de Dios con potencia, según el espíritu de santidad, por la resurrección de los muertos), de Jesucristo Señor nuestro, Por el cual recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia de la fe en todas las naciones en su nombre, Entre las cuales sois también vosotros, llamados de Jesucristo: A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados santos: Gracia y paz tengáis de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo
Primero, veo como Pablo se llama “siervo.” La palabra para “siervo” es “doulos” que significa esclavo. Un esclavo no tiene derechos, paga, ni puede renunciar. Cristo tomó forma de “doulos” (Filipenses 2:7) Nosotros somos también esclavos de Cristo (1 Cor. 6:19-20). Somos esclavos libres para servirle a El.
pero ¿cómo es nuestra actitud diaria? A veces pienso que pensamos que nosotros somos los jefes, y Dios nuestro siervo. Pedimos y demandamos demasiado. Debemos adoptar la mentalidad y actitud de esclavos. Es un privilegio seguir las pisadas de no solo grandes hombres como Pablo sino también los de nuestro Señor. Dios promete exaltar a los que se humillan. Lo hizo con su Hijo y lo hará con nosotros. Mostremos actitud de esclavos de Cristo en todo lo que hagamos pues este es nuestro llamado.
Pablo también les dice que son “llamados de Jesucristo.” Cristo nos ha llamado a seguirle. El nos ha llamado a ser sus esclavos. Nos ha llamado a servirle.
No solo somos llamados sino también “amados de Dios.” El amor que Dios nos demostró en la cruz dando a su hijo para salvarnos es prueba. Pero seguimos siendo amados de Dios. Dios nos ama con un amor eterno. Finalmente, Pablo les recuerda que son llamados “santos.” El cristiano es santo. Santo es uno que ha sido rescatado de su vida de pecado y llamado a ser sólo de Cristo. Su vida es para el servicio exclusivo de Dios. Es santo. El hecho que muchas veces no vivamos como santos no nos hace menos santos, pero si indica que no entendemos la posición que tenemos como cristianos. Nuestro llamado como santos es vivir una vida santa. Una vida totalmente dedicada a Dios. No debemos contaminarnos con lo que lleva al pecado. Nuestra vida completa debe ser usada para Dios cada día.
Al comenzar cada día recuerda quien eres en Cristo.
“Gracia y paz tengáis de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.”
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