Hay prisioneros. Algunos están en la cárcel, pero otros están fuera. Hay prisioneros culpables. Hay prisioneros libres. Las prisiones de algunos son de hierro y paredes, las prisiones de otros son mentales, habituales controlando la voluntad de ellos.
Aunque estoy usando la palabra prisionero y cárcel en el sentido literal y figurado, la realidad es que estas dos existen.
El “Inmortal Soñador” (1628-1688) Juan Bunyan el cual desde niño había sido prisionero de su pecado encontró libertad en Cristo siendo un joven adulto ya casado. Tuvo cuatro hijos, incluyendo una niña ciega con su primera esposa que falleció cuando él tenía treinta años. Un año después se casó de nuevo.
En el año 1660 fue arrestado por predicar violando el Acto de Uniformidad de 1660 en Inglaterra. Este acto prohibía predicar a cualquiera que no fuera ordenado por la Iglesia oficial. Bunyan al ser apresado dejó a su esposa a cargo del cuidado y sostén de sus hijos. La comunidad de Bedford ayudó mucho a su familia durante este tiempo. Aunque hubo ocasiones en que fue liberado para ver a su familia o ir a la iglesia su tiempo en la cárcel fue de 12 años. Este hombre, aunque estuvo preso este tiempo, era libre. Fue en la prisión que escribió la obra más vendida, segunda a la Biblia, que no solo ha servido de ayuda espiritual a miles de personas, sino que, como ejemplo literario para escritores como Carlos Dickens, Natanael Hawthorne, Hermán Melville y otros, y otros, el Progreso del Peregrino. Este libro ha sido traducido a más de 200 idiomas y nunca ha dejado de imprimirse.
El libro comienza, “Mientras caminaba por el desierto de este mundo, llegué a cierto lugar donde había una guarida, y me recosté en ese lugar para dormir; y mientras dormía, tuve un sueño. Soñé, y he aquí que vi a un hombre vestido de harapos, de pie en cierto lugar, vuelto de espaldas a su propia casa, con un libro en su mano y una gran carga sobre sus espaldas. Miré, y le vi abrir el libro, y leer en él; y mientras leía, lloraba y temblaba; y al no poder contenerse más, estalló en un lamentable grito, diciendo: “¿ Qué haré?”.”
Juan Bunyan prisionero, pero libre en Cristo.
La libertad no es exclusivamente estar libre para hacer lo que queremos, muchos lo hacen y son esclavos, prisioneros en una prisión que han creado.
Según Cristo, todo aquel que hace pecado es esclavo del pecado. Todo el que practica el pecado es esclavo del pecado. También dijo “Si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Juan 8:36
Si no has rendido tu vida a Cristo eres prisionero de tu pecado. Tu pecado es la dureza de tu corazón. Dios te llama y no quieres venir a Él. Prefieres vivir la vida siguiendo lo que tu amas. Esto te llevará la perdición eterna. Llegara ese día que dirás como el hombre en la historia del Peregrino.
Este hombre dice: “He endurecido tanto mi corazón que no puedo arrepentirme”.”
¿Quieres ser prisionero, prisionero de Cristo?
Pablo en prisión era libre. Pero era prisionero de Cristo.
Efesios 3:1 “Yo, Pablo, prisionero de Cristo”
Para Pablo nada tenía valor, ni siquiera su vida. Filipenses 3:7-8; Hechos 20:24
Para Pablo el vivir era Cristo. Filipenses 1:21
¿Qué nos enseña todo esto? La vida de Pablo nos enseña lo que es vivir la vida Cristo-Céntrica, la vida EN Cristo. Vivimos TODO en Cristo para honrarle y darle gloria. Mira la ilustración abajo.
Se cuenta la historia de varios hombres que estaban construyendo la famosa Catedral de San Pablo. El destacado arquitecto Inglés señor Christopher Wren estaba a cargo de ella. Este se acercó a un hombre y le preguntó: “¿Qué estás haciendo?” El hombre contestó, “Estoy cortando una piedra de cierto tamaño”. Para este hombre era solo un trabajo.
Se acercó a un segundo hombre y le preguntó: “¿Qué estás haciendo?” El hombre le contestó, “Estoy ganando mucho dinero trabajando”.
Para este solo era una forma de ganar sus sustento.
Finalmente se acercó a un tercer hombre y le preguntó: “¿Qué estás haciendo?” El hombre le dijo, “Le estoy ayudando a Christopher Wren a construir la Gran Catedral de San Pablo”.
Este último hombre entendió el porqué y para quién trabajaba así como lo era para Wren. Es más en su epitafio en la Catedral dice: “Lector, si monumentum requiris, circumspice” (“Lector, si buscas su memorial mira alrededor de ti”)
Así debe ser con nosotros. Todo lo que hagamos de palabra o de hecho debemos hacerlo de corazón como para el Señor y no para los hombres.” Col. 3:23
Debemos hacer todo para la gloria de Dios. 1 Cor. 10:31
Esto es vivir una vida en Cristo. Vivir una vida Cristo-Céntrica, como libres del pecado, pero como prisioneros de Cristo.
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