Este pasaje nos enseña como la persecución de la iglesia no está fuera de la voluntad de Dios y no debe alarmarnos. Las situaciones difíciles son oportunidades para serle fiel al Señor y para compartir (ser sus testigos) con otros el evangelio. La iglesia del Señor jamás será destruída no importa lo que el hombre haga y/o Satanás haga en contra de ella. Además este pasaje nos enseña sobre como el evangelio cuando es recibido y creído trae gozo a las personas. Pero también hay peligro porque hay personas que dicen creer pero no son verdaderos cristianos. Estos buscan sus propios intereses y el poder para hacer la obra de Dios. Dios siempre revelará lo que no viene de Él y lo hará a través de los líderes que Él ha puesto en la iglesia para pastorearla en el camino de su Verdad. Debemos aprender de lo que pasó en la iglesia en el primer siglo para evitar extraviarnos de su verdad y evitar el fracaso espiritual como iglesia.
Persecución, Predicación, Peligro – Hechos 8:1-25
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