Esto me llevó a pensar en mi vida cuando crecía como niño. ¿Cómo me llevó a pensar en mi vida y reflexionar sobre el amor o afecto no recibido? Parece algo extraño pero Dios usa su Palabra para hacernos pensar en nuestras vidas. Cuando oraba le decía que el era mi gozo y mi fortaleza aunque muchas veces no me sienta feliz y me sienta solo. Aún cuando hay dificultades en mi vida que no veo que me producen gozo. Esto me llevó a retroceder en mi vida de joven y aun de niño. De joven crecí en la iglesia y mi crecimiento espiritualmente muy rápido. Pronto estaba enseñando y liderando. Como líder mi enfoque no era en mi. Pero al estar en casa me sentía solo. La comunicación en nuestra familia virtualmente no ha existido, no la que expresa sentimientos, sueños, y dificultades. No que no se expresaban emociones, sino que era difícil por lo menos para un varón entre mujeres. Esperar cariño y afecto a la edad de catorce hasta ser adulto era algo que no esperaba.
Retrocediendo aun más a los días de mi niñez. Crecí entre mujeres, habían ocho y aunque no todas estaban en casa, era el único hombre ya que mi hermano mayor no vivió con nosotros (es otra historia). Mi mamá trabajaba en el mercado vendiendo carne. No recuerdo pasar tiempo con ella en este periodo (pasé tiempo con ella en su vejez, ya casado y con hijos pero para este entonces ya era ella la que necesitaba de mi amor), tiempo conociéndonos y expresando amor. Vagamente recuerdo cariño de ella y por supuesto nunca escuché “te quiero”. Pero nunca dudé de su amor.
Escribo esto no porque deseo que me amen. El propósito es que fue algo que descubrí que ahora me hace ver el porque mi familia ha sido y es como es. Ellos también vivieron lo mismo. Esto también explica porque muchas veces no buscamos el afecto familiar o de cualquier otra persona.
Hoy tengo amor de mi esposa y mis hijos, de unos más que de otros. Pero no vive con el deseo de ser amado aunque sentirme amado se siente muy bien.
Pero volviendo a lo que leía en la Biblia esta semana. Mi gozo y mi fortaleza viene del Señor. En un mundo como el nuestro esperar un amor perfecto es irreal. Solo el amor de Dios es perfecto. Y cuando no nos sentimos amados o cuando somos ignorantes de que necesitamos amor, Él es nuestro gozo y fortaleza. Dios nos creo para vivir en familia, en comunidad pero nunca para tomar el lugar de Él. Debemos expresar su amor unos a otros, pero no será perfecto. Y cuando experimentamos este amor a través de otros debe llevarnos a Él. Nuestra familia aquí en la Tierra no es permanente. Sabemos que es temporal. Nos espera la perfecta familia en la eternidad que más que por las personas que están allá, es por la Divina Trinidad que llenará nuestra vida completa y compartiremos de su amor que lo llena todo. ¡Eso me da gozo y fortaleza!
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