Vivimos en un mundo lleno de malas noticias. Sólo hay que prender la televisión, mirar en el internet o escuchar en la radio. Violencia, crímenes, guerras, y un sin numero de problemas sociales. Añadiendo a todo esto están nuestros problemas. ¿Será esto lo único que existe?
El mundo en el que Cristo nació no era muy diferente. Era un mundo gobernado por lo malo. La inmoralidad era prevalente.
Roma gobernaba el mundo de ese entonces. Cesar Augusto (Augusto significa digno de adoración o veneración) fue el emperador en su nacimiento hasta más o menos el año 13 D.C. Se le consideraba hijo Dios ya que a su padre Julio Cesar se le dio título de dios. Es más cuando el nació se dice que se proclamaron el comienzo de las buenas nuevas o buenas noticias. Se decía y proclamaba que a través de Augusto vendría la paz. Además, cada vez que se narraba sus logros, se les llamaba “las buenas nuevas” (evangelio) La gente debía rendirle homenaje como divino. Roma oprimía al pueblo de Dios Israel. Lo oprimía con los impuestos muy altos y aun con su control político.
Israel esperaba las Buenas Nuevas de su Libertador, el Mesías que les libertaria y establecería su reino con ellos siendo parte. Bajo este contexto entra Jesús el Mesías predicando las Buenas Noticias de Dios.
Pero, ¿eran las buenas noticias que ellos esperaban? La evidencia muestra que no lo eran. Pero estas son la mejores noticias para ellos y para nosotros.
¿Cuáles son estas buenas noticias? Nuestro Señor Jesucristo nos dice cuáles son en Marcos 1:14-15. Fue el mensaje al comenzar su ministerio. Escuche le resto en este mensaje de la Palabra de Dios.
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