El pueblo de Israel experimento la destrucción, violencia, crueldad y dolor de su ciudad en el año 568 a.C Esto fue documentado en el libro de Lamentaciones. El lamento de la caída de la ciudad de Jerusalén, ciudad de Dios representa la caída de la nación de Israel debido a su pecado. Y sin embargo, miraremos en este libro, que Dios no se ha olvidado de ella y que será restaurada cuando se cumplan los 70 años del destierro (Isa. 14:1; Jer. 32:1-15; Salmos 126). Hay tres aspectos que miramos en los primeros once versículos de Lamentaciones. Miramos la soledad de la ciudad (vv. 1-3), su destrucción y aflicción y desolación (vv. 4-6), su rebelión que le llevó a su caída (vv. 7-10) y su clamor a Dios (vv. 9b-11). Esto no solo nos ayuda a entender las consecuencias de la desobediencia a Dios con sus efectos desastrosos, sino también nos enseña sobre como lamentarnos con otros en todo tipo de sufrimiento, y cómo lamentarnos delante de Dios buscando su restauración tanto a favor nuestro como el de otros.