La promesa del Mesías, del ungido de Dios, que vendría a rescatar a su pueblo fue dada a través de toda la Escritura, comenzando con Génesis 3:15. De esto se trata la Biblia. Es la historia de redención, de rescate, de salvación, en la cual Dios mismo tiene que rescatarnos del pecado y darnos vida eterna.
Pero esto demanda un pago por nuestros pecados. Sin esto, la salvación no sería posible. Dios en su soberana voluntad designó este plan de rescate que envuelve su Hijo eterno. Envuelve, Dios Hijo que tomó forma humana y se ofrece voluntariamente como pago de esa deuda. Pero no termina allí.
Esta historia muestra como él Hijo de Dios triunfa sobre la muerte, él pecado y satanás, nos rescata, y nos hace hijos y pueblo de Dios por medio de la fe en Él. Él fue declarado Señor y se sentó a la diestra del Padre. Él continúa obrando su eterno plan hasta la consumación (Él espera en que muchos más creerán el mensaje de Buenas Nuevas, el cual predicamos) de su reino cuando estaremos perpetuamente con Él libres de toda contaminación del pecado.
Pero volvamos al costo de que pagó para rescatarnos.
Este pasaje muestra la promesa del Mesías sufriente en cuatro características o cuadros. Estos cuadros nos muestran su exaltación, su humillación, su sacrificio y su vindicación.
He aquí el siervo de Dios. Este es Cristo que vino como Siervo para dar su vida en rescate por muchos. Marcos 10:45
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