En Hechos 11:21 dice: “Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.”
El domingo pasado terminé de enseñar el libro de Hechos a la Escuela Dominical de la Iglesia. Hoy estoy releyendo el libro a través de mi lectura diaria. Me llamó la atención éste versículo. Se refiere a los creyentes que habían sido perseguidos por su fe por la persecución desatada por la muerte de Esteban en el capítulo 7. El perseguidor era un hombre llamado Saulo de Tarso. El quería acabar con lo que llamaba “secta.” Los creyentes fueron esparcidos por todas partes. Lo interesante es que muchos de ellos mantenían una mentalidad exclusiva en cuanto al Evangelio. No compartían con Gentiles o Griegos sino sólo con Judíos. Sin embargo unos varones de Chipre y Cirene decidieron compartir con Griegos las Buenas Nuevas de Salvación. Dice el versículo que el Señor estaba con ellos. Me indica que fueron guiados por El. El les dio el poder al comunicar el evangelio. Eran creyentes comunes, no líderes. El resultado es increíble: “gran número creyó y se convirtió al Señor.” Tanto fue el número que se fundó una nueva iglesia. Bernabé fue enviado a fortalecer a estos nuevos creyentes.
El domingo pasado terminé de enseñar el libro de Hechos a la Escuela Dominical de la Iglesia. Hoy estoy releyendo el libro a través de mi lectura diaria. Me llamó la atención éste versículo. Se refiere a los creyentes que habían sido perseguidos por su fe por la persecución desatada por la muerte de Esteban en el capítulo 7. El perseguidor era un hombre llamado Saulo de Tarso. El quería acabar con lo que llamaba “secta.” Los creyentes fueron esparcidos por todas partes. Lo interesante es que muchos de ellos mantenían una mentalidad exclusiva en cuanto al Evangelio. No compartían con Gentiles o Griegos sino sólo con Judíos. Sin embargo unos varones de Chipre y Cirene decidieron compartir con Griegos las Buenas Nuevas de Salvación. Dice el versículo que el Señor estaba con ellos. Me indica que fueron guiados por El. El les dio el poder al comunicar el evangelio. Eran creyentes comunes, no líderes. El resultado es increíble: “gran número creyó y se convirtió al Señor.” Tanto fue el número que se fundó una nueva iglesia. Bernabé fue enviado a fortalecer a estos nuevos creyentes.
Cuando los creyentes testifican, el Señor los usa. El deber de compartir las Buenas Nuevas de Salvación es de todos los creyentes. Note que estos varones de Chipre y Cirene tuvieron que hablar Griego y atreverse a hablar. El Señor estubo con ellos y les usó para traer a muchos a Cristo. ¿Porqué no confiamos en que el Señor puede usarnos para traer a otros a Cristo? ¡El Señor está con nosotros. Hablemos a otros de Cristo y esperemos que Dios obre!
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