Crecí antes de la llegada de la Red (“ World Wide Web”) o Internet. Mi primera experiencia fue como un joven adulto casado usando el método de acceso telefónico. No era genial entonces. Las cosas han progresado mucho en cuanto a lo que podemos hacer hoy en día. Esto ha dado lugar a la generación Sabelodo (Doit It Yourself o DIY). La generación que sabe hacer todo con solo “googlear” o encontrarlo en YouTube. Esto tiene ventajas, por supuesto. Me ha ayudado mucho, sobre todo cuando tengo algo que arreglar en casa que no tengo ni idea de cómo hacer. Me ha ayudado a encontrar respuestas a las preguntas que tengo sobre numerosos temas, especialmente cuando estoy escribiendo o investigando un tema. Hay muchos beneficios. Pero, como todo, hay algunas cosas que no son tan buenas. Ha dado a luz a la generación del “hágalo usted mismo”. La generación que puede hacer todo sin ayuda, casi sin interacción humana. La generación a la que no se le puede enseñar porque no necesita que nadie le enseñe. Pueden encontrar las respuestas a sus preguntas sin tener que preguntar a nadie con unos simples clics. Nombra cualquier tema y puedes buscarlo en Google de inmediato. Es más rápido que hacer una llamada telefónica (¿quién todavía hace llamadas telefónicas?), enviar un mensaje de texto o preguntar a alguien en persona. Y para hacerlo todo más fácil, ahora tenemos IA, Inteligencia Artificial. Solo di unas pocas palabras y tu amigo IA estará allí para procesar tu peteción. ¿Cuáles serán sus ramificaciones en el futuro? Dios lo sabe. Pero tal vez ni siquiera necesitamos a Dios. La IA también puede escribir sermones. No tenemos que ir a la iglesia ni ser parte de ninguna iglesia. Nuestro dios IA puede ser lo que queramos que sea y darnos lo que queremos.
Pero ¿qué es lo que realmente le falta a la generación Sabelotodo? Cuando pienso en lo que todos nos estamos perdiendo, creo que hay valor en aprender a hacer las cosas por nosotros mismos usando nuestra tecnología. Estoy totalmente a favor. Ahorra tiempo y dinero. Nos ayuda a aprender rápidamente. Nos da la oportunidad de evaluar las cosas desde diferentes perspectivas y aprender de los demás a larga distancia. De alguna manera, nos conecta con más personas y amplía nuestra perspectiva de nuestro mundo. Pero también perdemos mucho.
Con todo esto, todavía tenemos mucho que perder si no tenemos cuidado. En primer lugar, perdemos la oportunidad de interactuar con personas en entornos de la vida real, incluso si no es fácil. El mundo virtual nunca podrá reemplazar la interacción humana. Ya sabemos [1] que la falta de ella está causando muchos problemas psicológicos y sociales, especialmente en las generaciones más jóvenes. ¿Por qué? Porque el mundo virtual no es lo mismo que la vida real. Fuimos creados por Dios para tener relaciones tangibles de contacto físico. Nada puede reemplazar esto.
Perdemos un contacto valioso y significativo. Los padres ya no necesitan ni se toman el tiempo para enseñar a los niños cómo hacer las cosas y, por lo tanto, eliminan el tiempo para fomentar las relaciones familiares. Los padres jóvenes ya no necesitan hacer preguntas sobre la crianza de los hijos. Su experiencia en persona ya no es valiosa ni necesaria. Y, sin embargo, estas experiencias personales con otros miembros de nuestra familia son las que crean las conexiones históricas que hacen que nuestras vidas tengan sentido. Sin ellos, nuestra historia está perdida. También perdemos la oportunidad de aprender junto con otros, especialmente cosas difíciles que nos ayudan a crear el vínculo de amistades para toda la vida. Echamos de menos la alegría de aprender juntos.
¿Cómo evitamos esto? Al pensar en ello para mí, creo que comienza con darme cuenta de que Dios ha puesto personas en todas las áreas de mi vida que son valiosas para mí, y las necesito. Incluso si sé cómo obtener las respuestas, necesito hacerlas intencionalmente parte de mi proceso de aprendizaje, tanto en persona como a través de otros medios. Necesito pasar más tiempo con ellos. Cuando necesito ayuda, tengo que pedírsela. Necesito hacerles preguntas. Cuando comparten conmigo, necesito escuchar atentamente. Necesito ser humilde, darme cuenta de que no puedo vivir la vida por mi cuenta y reconocer su valor para mi vida. Su aporte es valioso. Dios lo quiso decir de esta manera.
Necesitamos ser intencionales creando momentos con nuestra familia, iglesia (hay una lista de “unos a otros” en la Biblia que se nos dice que hagamos y que no podemos hacer por nosotros mismos. No existe el cristianismo “Hazlo por ti mismo” (o DIY) y una comunidad donde podamos vivir y aprender juntos. El bricolaje debe ser reemplazado por “Hagámoslo juntos”.
You can find it in English here.
[1] Aquí hay otra publicación que explica mucho de lo que nuestra cultura de la “dopamina” nos está haciendo. https://www.honest-broker.com/p/the-state-of-the-culture-2024