Es interesante que el pasaje que vamos a estudia está después de las palabras del Señor a Marta que estaba afanada con los quehaceres antes que el estar con Él. Esto es lo que sucede con nosotros. Preferimos “solucionar” los afanes antes que dedicar tiempo con el Señor en oración.
Cuando hablamos de un “patrón” queremos decir “modelo”, “forma”, “esquema” que podemos seguir para orar. No es un modelo para repetir constantemente como algunas denominaciones enseñan. El patrón que el Señor enseñó a sus discípulos sigue siendo el mejor modelo para la oración en cuanto al contenido de nuestra oración. Nada es superior.
Es el fundamento para la manera de expresarnos delante de Dios en nuestro tiempo a solas con Dios y corporalmente como su iglesia.
Comúnmente se le llama «El Padre Nuestro» por la manera que comienza. Debemos memorizarlo y aun repetirlo a menudo (la iglesia primitiva lo decía tres veces al día), pero no pensar que es una fórmula para que Dios nos escuche. Hebreos 4:16 nos dice que podemos acercarnos a Dios por medio de Cristo con confianza que Él nos escucha.
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Hebreos 4:16
Pero debemos saber cómo acercarnos. Aquí es dónde aprendemos del patrón de la oración que el Señor enseño a sus discípulos. Es un patrón muy sencillo pero transformador. La iglesia antigua lo leía o decía tres veces por día. Personalmente lo he hecho seguido durante la semana por muchos años. Creo que a medida que lo hacemos somos transformados en nuestra manera de orar.