Nuestro Señor enseño a sus discípulos a orar diciendo “hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra.” (Lucas 11:10)
Ya quizás han escuchado que esta manera de orar no es una formula para repetir. Mas bien es un esquema alrededor de cómo debemos orar.
Muy a menudo uso esta estructura para orar. Esta semana al hacerlo, me impresionó el versículo 10 de San Lucas. Esta parte de la oración nos enseña que cuando oremos debemos pedir a Dios que se haga su voluntad “como en el cielo, así también en la tierra.”
Usé esta parte para orar diciéndole a Dios, “Señor que en toda mi vida, yo haga tu voluntad. Que en este día yo decida hacer tu voluntad y no la mía. En esta cena que tengo esta noche, que no haga yo mi voluntad sino la tuya. Que pueda dejar que tu voluntad sea hecha en las conversaciones que tenga. Te ruego que en mi matrimonio no se haga mi voluntad. Que no busque yo lo que yo quiero sino que busque tu voluntad. Ayúdame que en la crianza de nuestros hijos, no haga mi voluntad sino la tuya. En el ministerio que tu me haz puesto, que no busque mi voluntad, lo que yo quiero hacer o realizar sino buscar hacer tu voluntad.”
Pensando aun más en esto me hizo realizar que muchas veces en mi vida, busco mi voluntad. Busco lo que yo quiero y no la voluntad de Dios para mi vida. La voluntad de Dios no es algo místico. Algunos piensan que lo es, y que Dios debe revelarles cada aspecto de sus vidas. Pero no es necesario. Dios nos ha dado su Palabra la cual nos da principios que nos muestran su voluntad y esos son el punto de partida para lo que debemos hacer. Por ejemplo, la Escritura dice que debemos vivir santamente en toda nuestra manera de vivir. Este principio y muy amplio y abarca mucho. Por ejemplo, si yo pido a Dios que me muestre si debo ir a un evento que se que no ayudará a ser más santo delante de Dios, ya tengo la voluntad de Dios. No necesito orar que Dios me muestre su voluntad. No hay necesidad de pedir a Dios si debo trabajar más y sacrificar mi tiempo con mi familia porque Dios la voluntad de Dios es que yo ame y cuide de mi familia. No necesito pedir a Dios si debo dormir una hora más el domingo o ir a la iglesia. Dios ya me ha dicho su voluntad.
Creo que muchas veces usamos a Dios para hacer nuestra voluntad. Sabemos que lo que pedimos no es su voluntad pero actuamos espirituales pidiéndole que nos muestre su voluntad.
Nuestro Señor cuando se encarnó vino para hacer la voluntad del Padre. El Salmo 40:8 dice “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
Y tu ley está en medio de mi corazón.” Esto fue lo que el hizo durante todo el tiempo que estuvo viviendo entre nosotros. La muerte en la cruz fue la voluntad de Dios. La voluntad de Dios no es siempre lo que nosotros queremos ni nos exonera del sufrimiento, el dolor y aun la muerte.
Y tu ley está en medio de mi corazón.” Esto fue lo que el hizo durante todo el tiempo que estuvo viviendo entre nosotros. La muerte en la cruz fue la voluntad de Dios. La voluntad de Dios no es siempre lo que nosotros queremos ni nos exonera del sufrimiento, el dolor y aun la muerte.
En todo esto podemos decir, “Hágase tu voluntad en mi vida…”. En el cielo la voluntad de Dios se hace por todos los seres celestiales y los santos en Gloria. Cada día debemos presentar nuestra vida a el pidiendo que su voluntad sea hecha en nuestras vidas. La oración no es tanto el deseo de saber su voluntad sino el de hacer su voluntad. Pidamos que podamos negarnos a hacer nuestra voluntad para hacer su voluntad. Su voluntad es agradable y perfecta.
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