Al nacer la iglesia, Satanás quiso parar el movimiento de Dios usando a personas de adentro para infiltrar la iglesia a través de Ananías y Safira. Trajo también persecución a la iglesia para impedir que se compartiera le evangelio, pero esto solo hizo que la iglesia siguiera compartiéndolo. Ha seguido la persecución de la iglesia hasta el día de hoy.
La persecución viene de dos maneras: primero viene de una manera institucional. Lo hace atacando a un nivel general a la iglesia como lo vimos en Hechos y lo vemos hoy. El propósito es el de causar temor, restringir que el evangelio se predique a los que no creen en Cristo, y hacer que se adapte a la cultura de este mundo para así tenerla atada sin poder hacer nada.
Esto ya está pasando hoy en los Estados Unidos. Esta semana una foto de jóvenes de High School orando a causado una serie de ataques en contra de ellos. Es solo un ejemplo de la persecución que se esta armando en contra de los cristianos.
La segunda manera que viene la persecución es personal. Mucha de esta persecución viene de personas individuales que pueden ser no-creyentes o creyentes. La persecución no viene solo de los que son nuestros enemigos, viene también de los que son creyentes. Es difícil creerlo, pero esto sucede.
Esta sección “caf” que corresponde a la letra “k” en nuestro idioma habla de la persecución que experimenta el salmista y como en oración pide que le ayude. Su vida espera en Él y en su palabra para que le salve, le consuele, le vindique, le ayuda, le de perseverancia en su verdad y pueda ser vivificado por su Palabra en este momento tan difícil. Podemos aprender de él a como esperar en esos momentos que, si no han llegado, llegarán a nuestra vida. Como cristianos debemos esperar ser perseguidos (y sufrir) porque somos seguidores de Jesús. Jesús dijo que esto sucedería en Juan 16:33.
Seremos perseguidos por personas individuales al igual que de una forma institucional como iglesia.
El salmo 119 nos enseña cuatro maneras de esperar en Dios en estos momentos.
1. Espera tu Salvación y su Consolación vv. 81-82
“Desfallece mi alma por tu salvación,
Mas espero en tu palabra.
Desfallecieron mis ojos por tu palabra,
Diciendo: ¿Cuándo me consolarás?”
A. Espera Salvación v. 81
“Desfallece mi alma por tu salvación,
Mas espero en tu palabra.”
El salmista antes de esto había hablado del maltrato que había recibido. En el v. 42 fue provocado, el v. 51, burlado, en v. 61 malos le han rodeado, el v. 69, forjaron mentira y en el v. 78, le han calumniado. En esta sección los ataques sin razón continúan al punto que su alma “desfallece”. La palabra “kala” significa “acabada, terminada, consumida”. Su vida a llegado al punto que ya no tiene fuerzas, ya llegó al tope, al fin. Pero espera que Dios le salve conforme a su promesa.
Esto es lo que el Señor promete, el Salmo 37:39 dice, “Pero la salvación de los justos es de Jehová, y él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.”
B. Espera Consolación v. 82
“Desfallecieron mis ojos por tu palabra,
Diciendo: ¿Cuándo me consolarás?“
La oración que expresa el salmista es, “¿Cuándo me consolarás?”. Es una oración pidiendo que Dios consuele trayendo justicia. Ha estado esperando que Dios cumpla su promesa de salvarle al punto (con sus ojos abiertos esperando – mirar v. 123, Salmos 6:7) que desfallece.
La palabra con “consolar” es la misma del salmo 23:4 que dice que la presencia de Jehová el pastor da aliento. El Señor con nosotros nos da aliento.
En Apocalipsis 6:9-11 (Rev. 6:9-11) encontramos que el clamor de los mártires de la fe es en forma de pregunta. Desean que Dios traiga la consolación a través de su justicia. Se podría decir que ganaron los malos en este caso porque estos han sufrido persecución hasta la muerte. Pero sabemos que no es así. Cristo dijo que estos no pueden matar el alma. No debemos temerlos. Debemos temer al que puede “destruir al alma en el infierno.” (Mateo 10:28 – Matthew 10:28).
Jeremías 20:11-12 dice,
“Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.
Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa.”
Esta debe ser nuestra confianza. Dios nos salvará y nos consolará. Debemos esperar en Él y esperar que el defienda nuestra causa en esos momentos o tiempos de persecución. No es fácil. Muchas veces estas personas que nos persiguen se saldrán con la suya, pero Dios es nuestro juez y será el juez de ellos. Miraremos eventualmente la venganza de Dios porque hemos encomendado y esperado en Él.
Cuando seas perseguido, no pelees. No uses las mismas tácticas de los que te persiguen. Pide que Dios te salve y te consuele. Además de esto hay dos cosas más que debes hacer lo cual miraremos en las siguientes entradas.
Segunda Parte
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