A muchos de nosotros nos desanima ver el estado de nuestro mundo, especialmente en referencia al mal. A nuestros ojos, parece que el mal va de aumento. Por donde quiera que miramos, hay maldad y parece que aumento más y más. Esto nos puede llevar a deprimirse, a ser negativos, y tener malas actitudes. El pesimismo puede llegar a apoderarse de nosotros.
Esto nos lleva a mucho a orar “Venga tu reino”. Deseamos que el Señor venga a reinar y establezca la justicia divina.
Lo que vivimos nosotros no es tan diferente a lo que experimentaron los que escucharon al Señor cuando anduvo predicando. Israel esperaba al Mesías que les rescataría de la opresión de los romanos. La historia de Israel está repleta de opresión y destierro debido a su desobediencia. Cuando el Señor vino y se presentó como el Mesías, El Salvador de Israel, no fue recibido como tal. Los seguidores comunes, le seguían por los milagros que hacía pero no porque realmente creían que era el Salvador.
Esto llevó al Señor a compartir historias o parábolas que enseñan sobre su reino durante ese tiempo hasta que se establezca. Este tiempo es el tiempo llegó a ser el tiempo de la Iglesia. Este tiempo durará hasta que se cumpla el tiempo de los Gentiles (Rom. 11:25)
¿Cuánto tiempo debemos esperar hasta que el Señor venga y establezca su reino? No lo sabemos. Pero debemos entender lo que el Señor enseño acerca de su reino. En este pasaje encontramos tres de las ocho parábolas sobre el reino que Dios que nos enseñan lo que está sucediendo actualmente hasta que venga sea completamente realizado.
La primer historia o parábola sobre el trigo y la cizaña nos muestra como el reino de Dios opera dentro de un mundo malvado y cómo separará los creyentes y los no creyentes cuando el Señor venga a juzgar el mundo. La segunda sobre el grano de mostaza nos muestra sobre su crecimiento progresivo y la tercera sobre la levadura sobre la influencia subversiva del reino de Dios. El reino de Dios no es insignificante. El reino de Dios está activo hoy en la vida De la Iglesia de Cristo. Entender lo que está sucediendo nos dará esperanza, ánimo, y seguridad hasta que el Señor venga.