Hasta los diez años viví en una zona rural de El Salvador. Aquí es donde pasé mi infancia. Vivía en una casa de madera de una habitación con mi madre y cuatro de mis hermanas. No recuerdo mucho sobre esta época o sobre esta casa. Recuerdo cómo se veía y cuándo al despertarme temprano en la mañana pensaba en un sueño que había tenido. Caía en un pozo sin fondo. Me asustaba. Esto me llevaba a pensar en la muerte y lo que sucede después. No podía responder a esta pregunta, pero me resultaba difícil creer que ese fuera el final. Unos años más tarde, a la edad de trece años, la pregunta fue respondida. Creía en el Dios de mi vida. Entendí que a través de Cristo podría tener vida eterna. Después de seguirlo casi cuarenta años, todavía creo esto. Él ha sido el Dios de mi vida.
Este salmo me recordó cómo Dios es mi Dios para siempre. David, que pasó por mucha agitación debido a la política de su tiempo, escribió una canción sobre el Dios de su vida. Es en Él quien se refugia. Él es el que lo reivindica, rescata y protege. Dios es su refugio, su fortaleza, su roca donde se esconde en medio de las grietas. Él es el Señor Soberano en quien confía desde que era joven. David ha dependido de él desde su nacimiento. Él es el que lo sacó del vientre de su madre. Dios ha sido su maestro desde que era joven. Ora para que Dios no lo rechace ni lo abandone cuando sea viejo, con canas y sin fuerzas. David ora: “Oh Dios, no me abandones, hasta que le cuente a la próxima generación acerca de tu fuerza, y a los que vienen después de mí acerca de tu poder”. (v. 18) – NET Bible
Este es su deseo. Mientras tanto, lo alaba continuamente (también usa instrumentos de cuerda), les dice a otros acerca de su justicia, salvación, obras asombrosas. Está tan abrumado por su grandeza que dice: “Oh Dios, ¿quién puede compararse contigo?” (v. 19) Biblia NET
Este es el Dios de su vida.
Este es el Dios de mi vida.
Comparto la oración de David y la alegre celebración de su Dios.