Éxodo 20:20:8-11; 31:12-17
“Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.
Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.”
De todos los mandatos (o palabras) de Dios a su pueblo, este es el más largo. La razón es quizás porque era más difícil de aplicarlo para el pueblo de Dios. Y esto quizás debido a su relación con el trabajo agrario de esos tiempos. La cultura de ese tiempo no daba esa oportunidad de tener un día de descanso. En nuestro contexto, aun es más difícil aplicarlo. Nuestra cultura igualmente no da lugar para descanso verdadero. El hecho que trabajemos cinco o seis días no quiere decir que descansamos tomando un día. A menudo usamos el día para hacer lo que no hemos hecho en los seis días o para divertirnos.
Además de ser el mandamiento más largo, es el más mal entendido aun en nuestros tiempos.
Miremos cómo fue dado a su pueblo, cómo tiene su base en la creación de Dios, cómo fue explicado por nuestro Señor y cómo podemos aplicarlo a nuestras vidas.