La constancia en la vida es importante ya que produce resultados. Esto lo vemos en las personas que se dedican a algo por mucho tiempo. Obviamente, la constancia cuando va acompañada con el deseo de mejorar produce buenos resultados. Uno puede ser constante en lo malo y producir los mismos resultados malos.
El salmista habla en estos siguientes versículos del que ama la Palabra de Dios. Este demuestra una constancia en varias cosas:
A. Constante en la Adoración y Alabanza a Dios por su Palabra v. 164
“Siete veces al día te alabo
A causa de tus justos juicios.”
La vida constante del salmista tiene como distintiva la adoración y la alabanza a Dios. Cuando dice que siete veces al día alaba no quiere decir que es una rutina. Lo que está diciendo que es algo que hace constantemente. Es cierto que hay que tener un tiempo asignado para nuestro tiempo con Dios pero esto no es todo. Nuestra vida, en cada momento debe adorar y alabar al Señor. Y esto no quiere decir cantar cantos.
El salmista vive lo que el Salmo 34:1 dice, “Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará continúe en mi boca.”
¿Porqué debemos ser constantes en la adoración y la alabanza? Porque demuestra nuestra gratitud a Dios. Muestra que no importa en que situación estemos sabemos que la gracia que hemos recibido del Dios a través de Cristo es tan abundante que produce agradecimiento en nuestra vida. Hebreos 13:5-6 nos dice que debemos estar contentos y expresar a Dios esta gratitud porque el Señor está con nosotros.
¿Conoces a alguien que se queja por todo? Esta persona muestra que no es agradecida. No reconoce que hay mucho más porque dar gracias a Dios.
Si amas la Palabra de Dios, tu vida demostrará constante alabanza y adoración a Dios. Además hay algo más profundo. Hay
B. Completa Paz Amando la Palabra de Dios v. 165
“Mucha paz tienen los que aman tu ley,
Y no hay para ellos tropiezo.”
La idea de la palabra “mucha” quiere decir que es completa. Hay una paz completa para los que aman la Palabra de Dios y son constantes en ella. Isaiah 26:3 nos dice esto. “Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en ti confía.”
¿Porqué? Porque ya lo hemos visto ves tras ves en este salmo. La Palabra de Dios es segura. No hay nada que Dios ha prometido que fallará. Si creemos que el hizo todo el universo con su palabra, ¿porqué no creer que todo lo que nos ha prometido se cumplirá?
Rom. 15:13 nos dice que Dios mismo nos dará su gozo y paz a través del creer por medio del poder del Espíritu Santo. ¿Creer en que? Creer en su Palabra. Esto proviene de nuestro amor a ella.
El resultado de amar la Palabra de Dios es que el creyente no tropezara en su fe.
¿Porqué hay tantos cristianos deprimidos, vencidos, inconstantes, mediocres, cayendo en todo tipo de pecado? Porque no se han afianzado a la Palabra de Dios. No aman la Palabra de Dios. Aman sus deseos, aman sus sueños, aman sus planes, aman sus trabajos, aman la diversión pero no aman la Palabra de Dios.
Si amamos la Palabra de Dios nunca tropezaremos. Tropezamos cuando dejamos la Palabra de Dios.
¿Quieres vivir una vida constante, fiel en Cristo? ¿Quieres tener completa paz? Ama constantemente la Palabra de Dios.
Una vida de adoración constante a Dios muestra gratitud.
Una vida de constante amor hacia la Palabra tiene completa paz.
Una vida constante que ama la Palabra también tiene
C. Completa Fe (obediente) en la Promesa de Salvación v. 166
“Tu salvación he esperado, oh Jehová,
Y tus mandamientos he puesto por obra. “
En este versículo miramos una fe obediente que espera la salvación del Señor. La esperanza no es algo ilusorio y pasivo. Es algo al cual nos aferramos a medida que ponemos por obra lo que Dios nos ha mandado. Heb. 6:18-19
Una vida que ama la Palabra tiene un corazón constante que demuestra constantemente reverencia y que atesora la Palabra, y que ama su verdad.
Una vida que ama la Palabra tiene una vida constante en la adoración y alabanza a Dios, tiene completa paz en su verdad y tiene completa fe en sus promesas. Finalmente, una vida que ama la Palabra de Dios:
3. Tiene obediencia constante vv. 167-168
Esta obediencia constante,
A. Determinación para guardar y amar la Palabra de Dios v. 167
“Mi alma ha guardado tus testimonios,
Y los he amado en gran manera.”
Hemos hablado bastante en esta serie sobre el ser obediente a la Palabra de Dios. La semana pasada miramos como amor a la Palabra equivale a amor a Cristo. Ser obediente a la Palabra es ser obediente a Dios. El amor hacia Dios se mide en la obediencia que tiene a su Palabra.
¿Qué desea lograr Dios con una iglesia que es constantemente obediente? Creo que es lo mismo que les dijo al Pueblo de Israel en Éxodo 19:5 (Ex. 19:5), seremos un “especial tesoro entre todos los pueblos”. Dios quiere mostrar su grandeza a través de nosotros pero no sucederá hasta que no tengamos una obediencia constante en nuestras vidas.
Para esto necesitamos tener determinación. Miramos porque el salmista dice que ha amado su Palabra “en gran manera”. Esto implica determinación. Determinación implica hacer a un lado la mediocridad, hacer las cosas a medias o al “hay se va”. Esto no es bíblico. Dios es un Dios de excelencia y lo vemos en como se compromete con nosotros. Todo lo que Él hace es perfecto.
Tenemos que aprender a tener determinación. Queremos ver esto en tu vida en todo lo que haces tanto en la iglesia como en toda tu vida. Si dice que vendrás a un estudio o una activad ven a tiempo, haz con excelencia lo que debes de hacer. Igual en tu trabajo, en la escuela, en tu comunidad. Que tu vida muestre la determinación que tienes en Dios a través de su Palabra.
No quiero escuchar tus excusas. Detesto las excusas.
Pero esta determinación debe ir acompañada con
B. Firme obediencia a la Palabra de Dios en Todo los que Somos y Hacemos v. 168
“He guardado tus mandamientos y tus testimonios,
Porque todos mis caminos están delante de ti.”
Para el salmista no es porque Dios lo ve que es obediente. El sabe esto. Dios sabe todo nuestro camino, todo lo que somos en todo momento. (Ps. 1:6; 139:1-3) Salmos 1:6; 139:1-3
El salmista obedece porque ama la Palabra y le dice a “Dios lo hago y tu lo puedes ver. Tu ya lo sabes todo, no tengo que decirte.”
El estaba firme en su obediencia a la Palabra en todo lo que era y hacía y así debe ser con nosotros.
¿Cuál es el amor de tu vida? Cristo dijo que no podemos amar a dos señores (Mateo 6:24) o amares a uno y odiará al otro. En otras palabras, si el amor nuestro no es la Palabra de Dios, por la cual Él mismo se revela a nosotros, algo más lo será. Es así de sencillo. A estos se les llama ídolos. Aquellas cosas que toman el lugar de Dios, que son primero en nuestros valores. Son aquellos a quienes les damos lo mejor y el mayor tiempo.
¿Cuáles son esos ídolos? En la nueva serie que estudiaremos más detalladamente “Diez mandamientos” que nosotros tenemos para nuestras vidas. Miraremos como nos afectan en nuestra vida espiritual. Algunos de estos ídolos son:
1. YO – El centro de mi vida soy yo. Todo está centrado en lo que yo quiero, mi felicidad, mis sueños, mis anhelos, mi educación, mi vocación.
2. Familia (tu cónyuge) – Todo se centra en nuestra familia. Nuestra identidad se deriva de ellos. Queremos darles todo lo que nosotros no recibimos. El enfoque es que ellos sean felices.
3. Trabajo – Todo se centra en ser el mejor empleado, tener éxito o ganar más dinero. Queremos el reconocimiento en nuestro trabajo.
4. Dinero – Todo se centra en tener más y más dinero. Tener suficiente ahorrado para sentirnos seguros.
5. Placer – El placer sexual o cualquier otra cosa que te trae placer. Quizás son la dependencia química a algunos tipos de drogas, o al alcohol. Tu constante enfoque son estos, no puedes vivir sin esa satisfacción porque te trae placer, te da la llenura que careces en tu vida. Te sirve para esconder tus inseguridades y dolor.
6. La Cultura -“La bestia”
Esta es una combinación y mescla de todo lo anterior.
“Por tanto, es imprescindible que veamos claramente cómo la bestia amenaza a la iglesia y absorbe a los cristianos en nuestros días. Como escribió Os Guiness, la combinación del capitalismo, la tecnología, y las comunicaciones modernas ha formado la civilización más poderosa de todos los tiempos; es decir, una cultura global». La misma representa a la bestia que amenaza con tragarnos en esta época. Los valores principales de la bestia en el siglo veintiuno salen de las computadoras, las carteleras, los televisores, los DVDs, la música, la escuela, los periódicos, las revistas y los iPods. La bestia nos dice:
• la felicidad está en tener cosas;
• debes conseguir para ti todo lo que puedas, y lo antes posible;
• la seguridad la dan el dinero, el poder, una excelente posición social y la buena salud;
• sobre todo, en la vida debes buscar el mayor placer, comodidad y bienestar que puedas;
• Dios no es importante en nuestra vida;
• el cristianismo es solo una de las muchas alternativas espirituales;
• no existen los valores morales absolutos; lo que esté bien para ti, esa es la verdad;
• no eres responsable ante nadie más que ante ti mismo;
• la vida en la tierra es todo lo que existe.
Scazzero, Peter. Espiritualidad emocionalmente sana: Es imposible tener madurez espiritual si somos inmaduros emocionalmente (Emotionally Healthy Spirituality) (Spanish Edition) (pp. 42-43). Vida. Kindle Edition.
Estos son los ídolos que toman el lugar de la Palabra de Dios. ¿Pero porque los preferimos en vez de preferir su Palabra que es la voluntad de Dios? El autor Peter Scazzero dice,
“Tenemos temor de que se haga la voluntad de Dios, porque no podremos controlar lo que haremos, cuándo lo haremos, cómo lo haremos, ni cuáles serán las consecuencias. La voluntad de Dios requiere entrega y confianza, y esto es algo que francamente, no estamos dispuestos a ofrecer.”
Scazzero, Peter. Espiritualidad emocionalmente sana: Es imposible tener madurez espiritual si somos inmaduros emocionalmente (Emotionally Healthy Spirituality) (Spanish Edition) (pp. 43-44). Vida. Kindle Edition.
Hoy Dios te pide que traigas tus ídolos delante de Él y los rompas, que los quites de tu vida. El te pide que el amor de tu vida sea su Palabra que proviene de su boca. Ella te dará a tener un corazón constante, un vida constante y obediencia constante haciéndote un creyente que a Dios porque ama su Palabra.
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