Es un Amor Que es Triunfante
A. Nos Amó para Amarle
El plan de Dios de amarnos y mandar a su Hijo a morir fue el plan que Dios diseño desde antes de la fundación del mundo. Efesios 1:4-5
Lo hizo porque Él es amor y no por algo que nosotros hayamos hecho ya que éramos pecadores sin capacidad de amarle. Nosotros no podíamos amarle debido al pecado.
Así que el hecho de que su Hijo se humanó, vivió entre nosotros y fue matado como criminal no fue un error humano sino el plan de Dios. Fue hombres malvados que lo mataron, pero fue por “el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios” (Hechos 2:23) El amor de Dios ya ha triunfado. Triunfó en la cruz y en la resurrección de su Hijo Jesucristo para que nosotros podamos amarle.
Es por esto que le amamos.
B. Le Amamos porque nos Amó
1 Juan 4:10 nos dice que le amamos porque Él nos amó primero (nos dio la capacidad) dándonos a su Hijo para morir en nuestro lugar. Es por esto que podemos amarle y podemos tenerle como nuestro Padre, nuestro Padre amoroso.
Recuerda esto: Dios te ha permitido conocerle y experimentar su amor. Dios nunca te dejará de amar. Nada de lo que hagas o no hagas cambiará este hecho. Este amor debe impulsarte a mostrarle amor a Él.
¿Eres un hijo que desea conocer aún más a su Padre? Cuando no vives buscándolo estás diciendo que no le necesitas, que eres autosuficiente.
Porque le amamos podemos estar confiados en que todas las cosas nos ayudaran para bien. Romanos 8:28 y por esto pase lo que pase somos más que vencedores porque su amor triunfó. Nada puede separarnos del amor de Dios. Romanos 8:37-38 dice:
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
¿Qué estás enfrentando en tu vida hoy que te causa desánimo, o retroceder o no ser fiel a Dios? Dios te ha dado su victoria a través de su amor.
El amor triunfante de Dios pero también
Es un Amor Que Nos Enseña (y enseñara por siempre) a Amar como Dios
El amor de Dios nos enseña a amar como Dios. Mientras vivamos en este mundo viviremos esforzándonos en depender en el Espíritu Santo para poder producir el amor de Dios. La Escritura nos dice mucho sobre cómo debe de ser este amor.
A. Conservándonos en el amor de Dios – Judas 21
“conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.”
Esto significa que debemos mantenernos en el amor de Dios. El contexto de Judas es la falsa doctrina y vivir un vida que refleja la verdad de Dios. Debemos mantenernos en la verdad de Dios viviendo una vida de acuerdo a ella. Juan 15 nos ayuda a entender esto aún más.
B. Permaneciendo en el amor de Cristo – Juan 15:9
Permanecer al igual que conservarnos en el amor de Cristo significa ser obedientes a Él y a su Palabra. Para nosotros, en nuestra cultura, el amor no se relaciona con la obediencia. Aun nosotros los creyentes pensamos así. Muchos no disciplinamos a nuestros hijos porque decimos que les amamos. Toleramos la desobediencia antes que mostrarles que les amamos ejerciendo disciplina.
Por otro lado, queremos solo obedecer si sentimos o queremos y no “bajo presión o compulsión” decimos. Pero demostramos el amor a Dios aun cuando las cosas no van bien.
“Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece.”
1 Juan 3:11-13
Jack Phillips es el dueño de “Masterpiece Cakeshop” en Colorado. Es un hombre que demuestra el amor de Dios a todo el que entra en su tienda. Sin embargo, hace 5 años comenzó la prueba más grande de su vida, que, en vez de alejarle más de Dios, le ha ayudado a acercarse más. Hace 5 años dos hombres entraron en su pastelería para ordenar un pastel para sus bodas. Jack les dijo amablemente que él no hacía pasteles para personas del mismo sexo que quieren casarse. Estos dos hombres salieron muy enojados diciendo groserías a él. No mucho después lo demandaron en Colorado. La ley en Colorado estuvo de acuerdo con los dos hombres y ahora el caso está pendiente en la Corte Suprema de los Estados Unidos.
Miraba un video de la historia de Jack y aunque ha perdido la mitad de su negocio y sigue recibiendo llamadas amenazantes, sigue amando a Dios y mostrando el amor a otros. Todo lo que Jack quiere hacer es obedecer a Dios y a su Palabra. Esa es la base de sus convicciones.
¡Qué fácil es obedecer cuando todo va bien o cuando se pide a obedecer algo que queremos hacer!
Ser obediente a Dios requiere que le amemos y este amor está dispuesto a pagar cualquier precio aun la persecución porque Él ya pagó el precio más alto por nosotros. ¡Él nos dio a su hijo!
Debemos permanecer en el amor de Dios y demostrarlo.
C. Mostrando el amor de Dios a Otros – 1 Juan 4:7-10; 3:16-17
Dios nos demostró su amor enviando a su Hijo para “propiciación” o aplacar o saldar el castigo que merecíamos por nuestros pecados y reconciliarnos con Dios. Es este amor, al dar a su Hijo Jesús que es nuestro modelo (de dar nuestras vidas por nuestros hermanos) y nuestro incentivo para él amor unos con otros.
San Juan es tan enfático que dice que todo el que ama es nacido de Dios y el que no ama no es nacido de Dios. No hay una tercera opción. Debemos amar tangiblemente como Dios nos ha amado.
Fuimos creados para relacionarnos y amarnos.
“Debemos reconocer que al reducir nuestra red de vínculos sociales con nuestras familias inmediatas, perdemos algo importante para nuestra salud y nuestras identidades sociales, con el resultado predecible de que estamos llenos de ansiedad y soledad. Estamos destinados a tener tribus, a estar entre las personas que nos conocen y se preocupan por nosotros “. – David Roberts
https://www.vox.com/2015/10/28/9622920/housing-adult-friendship
Esto me hizo recordar cuando mi mamá vivía en un centro de vivienda con asistencia. Recuerdo cuando visitábamos a mi mamá cada semana el día sábado. Íbamos todos como familia y éramos el centro de atención, especialmente mi hija Leah. Todos se admiraban que íbamos a ese lugar donde muchos de los ancianos son olvidados por sus familiares. Les enseñamos que debería de saludar a los ancianos. Aún mi mama no tenía muchos visitantes. Lo hacíamos porque era mi mamá y le amábamos. El simple acto de ir y sentarnos con ella por una hora, aunque no “hacíamos” nada era un acto de amor.
El problema bíblicamente es la falta de amor. ¿Cómo podemos decir que el amor de Dios está en nosotros si no amamos a nuestros ancianos?
Juan dice que el amor de Dios se demuestra con acciones, con el cuidado que damos, supliendo las necesidades básicas de otras personas. Estamos en el tiempo de la Navidad donde deberíamos ser aún más intencionales en mostrar el amor de Dios a otros.
Me encanta mirar la película “Cántico o Cuento de Navidad” cada año. Está basado en la historia de Charles Dickens. No habla nada de Cristo ni de su nacimiento. Pero es una historia de cómo se demuestra él amor de Dios, o como lo dice Dickens, “guardar la Navidad” todos los días. Les invito a mirarla y aprender de ella.
Amemos con hechos. Cometamos accidentes e invitemos a otros a comer a nuestra casa, demos más abrazos, demos regalos a los que no reciben nada, seamos más generosos, suplamos las necesidades de otros, todos los días. Que todos los días sea Navidad para nosotros.
Cuando el amor nacido de Dios, que sacrifica la más preciado, que triunfa, y nos enseña y enseñará siempre hasta en la eternidad llega para quedarse en tu vida, este amor te transformará.
El amor de Dios transforma. La historia de Los Miserables de Victor. La recordé leyendo un libro sobre el amor de Dios. Un hombre llamado Jean Valjean busca redención. Hecho un criminal, sentenciado por 19 años en dura labor, por el crimen de robar un pedazo de pan para alimentar a su familia. Este hombre se vuelve rudo, amargado y temible. Al salir de la cárcel es invitado por un obispo quien lo invita a quedarse en su casa y al irse se roba unos candelabros y cubiertos de plata. La policía lo atrapa y al volver a la casa del obispo le pregunta si son suyos. El obispo le dice que le ha regalado los candelabros y los cubiertos con la promesa usará el dinero para hacerse un hombre honesto. Este obispo que le muestra el amor de Dios toca a Valjean y le transforma. El amor de Dios le transforma.
Si tú eres Valjean debes responder al amor de Dios y dejar que te transforme. ¿Le has dejado que te transforme?
Si eres el obispo Myriel debes mostrar a otros el amor de Dios. ¿Estás mostrando el amor de Dios a otros? ¿Cómo?
La historia que escuchamos de Chieko Ito nos muestra como el fin nuestro no debe ser. No debe de ser sin amor o esperanza eterna.
¿Cómo será tu fin? ¿vivirás tu vida, tus pocos años comparados a la eternidad “volando” donde quieres, haciendo lo que quieres, pero llegará él fin cuando caerás y tu cuerpo quedará sin vida, y tu eternidad perdida sin el amor de Dios porque lo rechazaste? O ¿Decidirás hoy día recibir el amor de Dios demostrado en nuestro Señor Jesucristo que murió y resucitó para salvarte de tus pecados y darte la vida eterna?
Cristiano, ¿cómo usarás tu vida, tu segunda vida, tu vida en la fe? ¿Vivirás amando a tus tesoros terrenales antes que aquél te por amor lo dio todo por ti?
Puede que al llegar el día de tu partida terrenal no haya nadie físicamente contigo, pero puedes estar seguro que tu buen pastor estará contigo. Te llevará en sus brazos, habrá una gran bienvenida y recepción para ti.
El amor de Dios llegó a tu vida en aquel momento que te rendiste a Cristo, y nunca se fue. El amor que llegó, llegó para quedarse.
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