“Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.” – Salmo 23:4
Para cuidar las ovejas el pastor lleva una vara. La vara simboliza el poder del pastor. Esta vara era usada para proteger a las ovejas de los predadores. Es posible que David usó una vara para matar leones o aun osos para defender a sus ovejas. El cayado era un poco diferente ya que en la parte superior tenía un gancho. Este gancho era práctico especialmente cuando una oveja estaba en peligro en un ambiente. El pastor podía usar su cayado para engancharle y salvarle. Tanto la vara y el cayado ofrecían completa seguridad y protección a las ovejas.
David nos enseña que Jehová nos alienta con su vara y cayado. Esto implica que hay momentos en que nos encontramos atemorizados y desalentados por lo que sucede en nuestras vidas. Los valles oscuros de nuestras vidas nos pueden causar temor y confusión. Las situaciones difíciles nos pueden causar desaliento. El peligro que puede venir en formas físicas, emocionales o espirituales pueden que nos infundan temor y necesitamos ser animados y fortalecidos. Puede que también hallamos caído en una encrucijada o en una brecha y estamos atrapados. En esos momentos pedimos la ayuda de nuestro pastor para que nos rescate. Nuestro pastor está con nosotros en todo momento y está listo para socorrernos.
El salmo 121 nos ayuda a recordar que en esos momentos de peligro, dificultad o desánimo podemos levantar nuestra mirada y pedir al Señor que nos rescate. Él tiene todo el poder para rescatarnos y estamos completamente seguros.
“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? 2 Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.” (Salmo 121:1-2)
Podemos estar seguros de que nos protegerá con su poder, “Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma.” (Salmo 121:7)
En cualquier situación en que nos encontremos podemos estar seguros en nuestra salvación en Cristo. El Señor nos dio está seguridad.
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:27-29)
La idea de que podemos perder la salvación es contrario a lo que el Señor nos dijo. Estamos seguros eternamente en sus manos. Esto debe alentarnos.
En los momentos de inseguridad o desánimo, como seguidores de Jesús debemos poner nuestra mirada en Él para recibir aliento. Esto es lo que nos recuerda el autor de Hebreos. Estos hermanos a quienes les escribe estaban pasando por persecución por su fe. Esto les causó desánimo y aun dudas acerca de su fe.
“Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. 3 Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo.” (Hebreos 12:2-3 NIV)
Además, debemos recordar que la manera en que el Señor está muy cerca de nosotros es a través de su Espíritu que nos ha dado y mora en nosotros. El Espíritu Santo no solo nos ofrece su presencia, su guía, su corrección y su enseñanza sino también nos da su poder.
“Porque el Espíritu de Dios no nos hace cobardes. Al contrario, nos da poder para amar a los demás, y nos fortalece para que podamos vivir una buena vida cristiana.” (2 Tim. 1:7 – Traducción en Lenguaje Actual)
Recordemos estas verdades en esos momentos en que necesitamos ser consolados por nuestro Pastor.