Vivimos en un mundo donde se nos adoctrina desde que nacemos que nada es suficiente. Somos una cultura materialista. Queremos más y nunca es suficiente con lo que tenemos. No es suficiente tener una esposa y serle fiel toda la vida, eso no es realista en nuestra cultura. No es suficiente para hacerme feliz. Nuestros niños aprenden desde pequeños que no es suficiente con unos pocos juguetes. Ellos quieren lo más moderno. Para las mujeres no hay suficiente ropa, maquillaje, o moda, siempre hay algo más que quieren. Para los hombres, no es suficiente un buen trabajo, ganar lo suficiente, siempre quieren más dinero, una mejor posición, más reconocimiento. Una religión no es suficiente, muchos buscan el sincretismo de religiones. Lo mejor de todas. Nada es suficiente. Esto incluye a cristianos y no cristianos. A veces no se ve la diferencia.
Esta sección “jet” que corresponde a la letra “h” o “ch” en nuestro idioma habla directamente a nuestra cultura, a nuestra vida diaria, a nosotros los cristianos que decimos tener la respuesta de como vivir. Este pasaje habla de como Dios es nuestra porción, nuestra suficiencia. Explica como el creyente puede tener una relación profunda con el Señor que es suficiente para TODA su vida en un mundo que nos dice, “necesitas más que eso”. Nos muestra también como debemos responder al amor constante e inalterable de Dios que cada día nos muestra.
El salmista comienza diciendo, “Mi porción es Jehová” algo que todo judío entendía. Los Levitas eran de la tribu sacerdotal en el pueblo de Israel. Cuando Dios les dio o “heredó” su parte o su porción de la tierra Prometida a cada una de las tribus de Israel, ellos fueron excluidos. Ellos no recibieron una porción de la tierra. El rol de ellos era el de servir al Señor y depender de las ofrendas que el pueblo daba a Dios, parte de ella era la manera de su sostén. Pero en realidad, su herencia no era algo material, sino que era el Señor mismo del cual tenían que depender. El era suficiente para todas sus necesidades. Números 18:20; Josué 13:14; 18:4.
Este concepto aparece en otras partes en el Antiguo Testamento como Lamentaciones 3:24 y el Salmo 16:5; 73:26; 142:5 Es muy interesante notar que el contexto de Lamentaciones es el juicio de Dios sobre el pueblo de Dios debido a su desobediencia. En ese contexto es que la misericordia de Dios no les consume, sino que se renueva cada día y la única porción o suficiencia es Él.
Hemos hablado varias veces de como el Antiguo Testamento habla de figuras o simbolismos que se hacen realidad en el Antiguo Testamento. De igual manera, es este tema. La Biblia dice que todos los que hemos creído en Cristo somos su “real sacerdocio”. 1 Pedro 2:9 dice, “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”
Siendo sacerdotes nos lleva a preguntar “¿Quién es mi porción? o mi suficiencia?” Si, en al Antiguo Testamento es Dios. Pero también lo encontramos claramente en el Nuevo Testamento. Cristo es nuestras porción. Para Pablo el vivir era Cristo. El era suficiente para su vida y era el deseo que Cristo lo fuera para todos los creyentes:
“a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre” Colosenses 1:28.
En Colosenses 2:10-11 expresa la idea que somos completos en Cristo. Expresa lo suficiente que Él es para nosotros porque el es Dios y es nuestra “porción”.
“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,
y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.”
En Colosenses 3:1 dice: “Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” Colosenses 3:11 dice también, que “Cristo es el todo, y en todos.” Nuestra suficiencia esta en Cristo.
Antes de que puedas decir “mi porción es Jehová” debes por fe recibirle, aceptarle, creer que Él lo es. El debe ser suficiente para salvarte de todos tus pecados y darte la vida eterna. El debe ser suficiente para vivir una vida que agrada a Dios. El debe ser suficiente para recibir su gracia salvadora. Si no lo es, este sermón será imposible de cumplir. ¿Le has hecho tu porción? ¿Es tu suficiencia?
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