II. Una vida sin murmuraciones y pleitos vv. 14-15
Los versículos 14 hasta el 16 son una sola oración en Griego y especifican lo que incluye ocuparnos de nuestra salvación. En otras palabras, nuestra obediencia a Dios se ven en estas acciones.
A. Cómo deben ser todas nuestras acciones v. 14
“Haced todo sin murmuraciones y contiendas”
Toda nuestra vida debe caracterizarse sin murmuraciones y contiendas.
1. Murmuraciones
Significa decir algo en voz baja para quejarse o en contra de otros. Nuestra vida no debe caracterizarse por las murmuraciones. Esto caracterizó al pueblo de Israel en el desierto y por esto no entraron en la Tierra Prometida. Estas murmuraciones era quejas contra Dios. Ellos no querían hacer la voluntad de Dios prefiriendo quejarse de lo estaba haciendo en ellos y por ellos. Núm. 14:2, 26, 27; 17:5-25; Éx. 16:7-12. Pablo hace referencia a esto en 1 Cor. 10:10-11.
En la iglesia debemos evitar las murmuraciones en contra de nuestros hermanos en Cristo, en contra de nuestros líderes y en contra de toda persona que entra en nuestro medio, ya sea aquí en el edificio, afuera o por cualquier otro medio. Esto es pecado en contra de Dios. En vez de agradece por lo que Dios está haciendo en nuestra vida, murmuramos. Debemos evitar murmurar por nuestras situaciones. Es posible que los Filipenses se estaban quejando de su sufrimiento o quizás en contra de los que eran líderes. Las murmuraciones no solo son una indicación de nuestra falta de fe en Dios sino que afectan la unidad de la iglesia.
Quizás sería bueno que cada uno de nosotros tuviera a alguien que sea nuestros oídos y escuche lo que decimos a otros y puedan tener nuestra aprobación para decirnos cuando fallamos en esto.
Esto también se puede aplicar a nivel personal en nuestro trabajo, en nuestros hogares y los lugares que frecuentamos.
2. Contiendas v. 14
Contiendas son los pleitos, desacuerdos, y discusiones. Este tipo de comportamiento es contrario a lo que Dios dice en su Palabra. Pablo les recuerda a los Filipenses que como creyentes ocuparse en su salvación incluye vivir una vida sin murmuraciones y contiendas.
Esto destruye la unidad de la iglesia de Cristo. Recordemos que servimos a nuestro Señor y todo lo hacemos para Él. Cuando murmuramos y tenemos contiendas son primero contra Él antes que para nuestros hermanos.
La naturaleza pecaminosa nuestra es muy propensa a la murmuración y a las contiendas. Y aunque esto no parece ser algo demasiado serio, lo es para Dios. Si esta es una de tus inclinaciones y prácticas, debes someterla al señorío de Cristo.
B. El resultado en nuestra vida v. 15a
“para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha”
¿Qué produce una vida sin murmuraciones y contiendas en nuestra vida, nuestro testimonio ante el mundo que nos ve?
Pablo nos dice que como hijos de Dios nos distinguiremos y mostraremos que estamos ocupándonos en nuestras salvación, que somos obedientes, que dependemos de Él, teniendo estas características:
1. Irreprensibles
Esta palabra comienza con la letra “a” en Griego que significa “sin”. Irreprensibles, sin culpa, es lo que significa.
Cuando vivimos como iglesia una vida sin murmuraciones y contiendas seremos creyentes que otros, especialmente el mundo que nos ve, no puede hallar ninguna culpa. No hay nada por lo que nos pueden apuntar con el dedo de que estamos haciendo algo malo.
2. Sencillos
La palabra significa “sin mezcla”, “sin contaminación”, algo que no está diluido como el vino al que se le hecha agua. La idea es que nuestra vida es una vida sincera, pura, sin hipocresía. Es como dice Santiago que una fuente no puede dar agua salada y dulce a la misma vez.
Un cristiano que murmura y tiene contiendas con otros no es irreprensible ni puro. Esto es lo contrario a lo que Dios manda. Entre nosotros, debe haber sinceridad y pureza en nuestras conversaciones y nuestro trato unos a otros. Si crees que puedes esconderlo y nadie lo ve, estás equivocado.
3. Sin mancha
Esta palabra se usa para referirse a las sacrificios sin defectos del Antiguo Testamento y se refiere a Cristo mismo como el cordero de Dios sin mancha (1 Pedro 1:19). Nuestra vida no debe estar manchada con las murmuraciones y contiendas. Nuestras vidas no son “descalificadas” con mala reputación espiritualmente porque vivimos murmurando y causando contiendas.
C. El efecto de nuestra vida en el mundo v. 15b
“en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”
La vida nuestra como iglesia debe mostrar lo opuesto que el mundo muestra, lo malo y perverso. Estamos en medio de ellos como creyentes y nuestra vida debe mostrar, dar el ejemplo de una comunidad que vive sin murmuraciones y contiendas, irreprensibles, sinceros, y sin culpa.
Pablo describe a esta generación, la de ese entonces durante el gobierno romano (y alude a Israel que por su murmuración llegó a ser una generación maligna y perversa), como una que moralmente esta desviada o torcida (“maligna”) en su manera de vivir y ha dejado el camino de la verdad de Dios y sigue su camino equivocado que es moralmente malo o está distorcionado (perverso).
Eso describe muy bien nuestra generación.
Cuando vivimos como iglesia en obediencia a la verdad de Dios, cuando nos ocupamos de nuestra salvación con temor y temblor, vivimos una vida sin murmuraciones y contiendas, nuestras vidas son irreprensibles, muestran sinceridad espiritual, son libres de culpa, entonces resplandecemos “como luminares en el mundo”.
Nuestro mundo se caracteriza por la maldad y la perversidad, esto es resultado de estar en la oscuridad espiritual. La iglesia que vive en obediencia a Cristo alumbra como estrellas. Las estrellas en la noche en ese entonces eran guías en la oscuridad. Eran el compás de los marineros. Como iglesia somos ordenados a ser el compás moral del mundo (vivir y compartir el evangelio) para que puedan ver la luz de Cristo. No hay otra luz, es la luz de Cristo en nosotros.
La tercer manera para ocuparnos de nuestra salvación es
III. Aferrarnos a la Palabra de vida vv. 16-17
“asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.”
A. Compartiendo el evangelio de Cristo v. 16a
Otra manera de ocuparnos de nuestra salvación es aferrándonos a la Palabra de vida. La idea es de retenerla, o aferrarnos a ella como la Palabra de Dios defendiéndola en contra de aquellos que se oponen a ella. Debemos ponerla en nuestro corazón porque ella es nuestra base para mantenernos firmes en la fe, para crecer espiritualmente y para resistir la oposición. Debemos aferrarnos a ella poniéndola en práctica en nuestra vida.
Esto también implica que debemos “la palabra de vida” con los que no son creyentes. Es la única que puede darles la vida de Cristo. En lugar de hablar murmuraciones y hablar para causar contiendas, debemos preocuparnos en compartir el evangelio de Cristo.
Recordemos que Pablo escribe esto estando preso por compartir la “palabra de Cristo”. Hoy día nosotros estamos libres y no nos aferrarnos a ella en ninguna forma. No la estudiamos, no la aprendemos, no la vivimos y menos la compartimos.
Los Filipenses eran colaboradores con él porque ellos también se aferraban a la palabra de vida. Pablo les está diciendo que este debe ser su enfoque y no las murmuraciones y contiendas. Así debe ser con nosotros como iglesia.
El testimonio visible de la iglesia es importante. Igual de importante es lo que cree y vive. Igual de importante es compartir el evangelio de Cristo que tiene poder para dar vida a todo aquel que cree. Es la Palabra de vida que es poder de Dios para salvación.
En 1817 el evangelista D.L. Moody que en su vida predicó a más de 100 millones de personas viajando más de un millón de millas, estaba teniendo juntas en Brooklyn Nueva York. Las reuniones eran tediosas, pocas personas eran tocadas y la asistencia bajo a 16 personas. Al final de una de las reuniones una señora se le acercó y le dijo, “Señor Moody, hay mucha predicación en Brooklyn pero si nos comparte algo de la Biblia, quizás sería de bendición”. El señor Moody acepto su sugerencia y les dijo que trajeran sus Biblias el día siguiente. El siguiente día fue muy diferente, enseño la Biblia y un avivamiento comenzó. La asistencia subió y muchas personas conocieron a Cristo. – Preaching Illustrations from Church History
Esto es lo que significa aferrarse a la Palabra de Dios
¿Cómo te estás aferrando de la Palabra de Dios en tu vida? ¿Cómo estás aprovechando su enseñanza el domingo y en otros días? ¿Cómo la estás aplicando? ¿Cómo la estás compartiendo en la semana?
B. Los resultados vv. 16b-17
1. Traerá gloria y recompensa v. 16
“para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.”
Los resultados de vivir una vida sin murmuraciones y contiendas, vivir irreprensibles, pura, sin mancha, y reteniendo la palabra de vida traerá gloria en el día de Cristo. En caso de Pablo, él como el fundador y discipulador de ellos recibiría gloria y recompensa. Esta gloria es gloriarse en la obra de Dios en ellos, es mirar cómo viven para Cristo alumbrando y proclamando el evangelio. Pablo se podría gloriar en el Señor en esto. Se gloriaría en cómo la gracia de Dios había sido evidente en sus vidas.
No hay nada mejor para mi como pastor de ustedes que pueda gloriarme en el día de Cristo (en su venida) de que Uds. se han ocupado de su salvación, han vivido obedientes a Cristo, han vivido vidas sin murmuraciones y contiendas, han retenido la palabra de vida y han alumbrado en este mundo como estrellas compartiendo el evangelio de Cristo. No hay nada que pueda ser mejor que esto. Es mi oración para ustedes como iglesia.
Como Pablo quiero esto y decir que “no he corrido (como los corredores en el estadio romano) en vano, ni en vano he trabajado (como los labradores).” Quiero tener esta confianza que Pablo tenía.
Como iglesia nuestra vida debe ser de tal manera que nuestros líderes pueden tener esta confianza de que no han corrido en vano ni en vano han trabajado.
2. Trae gozo y regocijo mutuo vv. 17-18
“Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros. Y asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo.”
Pablo usa la imagen de un sacerdote que derrama una ofrenda de vino junto con el sacrificio sobre el altar (Núm. 28:7). Sus sufrimientos pueden llevarle a ser muerto por su fe, un sacrificio por causa del evangelio. Pero saber que esto y el sacrificio y servicio de la fe de los Filipenses le llenaba de gozo.
Para Pablo sufrir para Cristo y aun morir como un sacrifico a causa del evangelio era un gozo porque miraba la vida de los Filipenses. Valía la pena porque ellos vivían para Cristo.
Valía la pena y le traía gozo y regocijo porque la obra de Dios en ellos era evidente. De igual manera Pablo les dice que se gocen y regocijen con él en su sufrimiento y fruto en el evangelio.
El trabajo del evangelio es muto, tanto de la iglesia como sus líderes. Trabajamos juntos en Cristo y para Cristo. Nos gozamos juntos en las pruebas y en las luchas. Nos gozamos en el fruto de nuestro servicio al ver a otros conociendo a Cristo y sirviendo a Cristo.
Cuando vivimos una vida aferrados al evangelio, obrando en nuestra salvación, sabemos que el servicio de nuestra fe traerá gozo a otros y también en nuestros compañeros en el evangelio también trabajan para el Señor.
primera parte
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