Firmes en la Verdad

Comenzamos esta semana una serie titulada “Firmes en la Verdad”. Como creyentes, seguidores del Señor, hemos sido llamados a permanecer en su verdad. Nuestro Señor en su oración por sus discípulos en Juan 17 pidió al Padre, “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.” (Juan 17:15-18)
Su oración no solo incluyó que guardara a sus seguidores del mal sino también que los santificara con su verdad, su palabra. Es la Palabra de Dios que nos ayuda a vivir una vida recta y justa en un mundo que aborrece la verdad de Dios. Solamente si vivimos una vida dedicada a Dios que podemos tener impacto en el mundo al cual el Señor nos ha enviado a testificar de su verdad. Y esta vida solo es posible si permanecemos firmes en su verdad.

Escuchaba a un hombre muy importante en los medios sociales que decía que nos hace falta un manual que nos dijera como vivir la vida. El cristiano puede estar seguro de que Dios le ha dejado “su manual” dónde podemos encontrar la manera de vivir. Es su Palabra que nos muestra el camino que debemos seguir, “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” (Salmo 119:105).

La Palabra de Dios es útil en todas las áreas de nuestras vidas. Pablo escribió en 2 Timoteo 3:16, “Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto.” (Nueva Traducción Viviente)

Este verso es muy importante para los que somos seguidores del Señor. Toda la Escritura, lo que fue escrito que conocemos como “la Biblia” es “inspirada” por Dios. Esta palabra fue inventada por Pablo y está compuesta por “Dios” y “aliento”. Lo que Pablo está diciendo es que la Escritura viene directamente de la boca de Dios. Dios usó a hombres para transmitir su verdad a nosotros. Esto fue un acto sobrenatural de tal manera que lo que se escribió es lo que Dios quiso decirnos. Por lo tanto, es toda la Escritura de Dios es sin error alguno. Esto significa que debemos vivir en obediencia a toda su Palabra. Es obvio que lo que implica es que nosotros la leamos y entendamos para poder obedecerla. Nuestro caminar o vivir con Dios debe ser uno de obediencia.

En la Biblia tenemos un personaje que vivió en obediencia a Dios aunque todos los demás eran personas malvadas. En Génesis miramos la condición humana no mucho después de la creación:

“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.” (Gén. 6:5-7).

La condición humana era atroz. Dios por primera vez “se arrepintió” de haber hecho a los seres humanos. Esto “le dolió en su corazón”. Así que Dios decide destruir la tierra con todo incluyendo al hombre y animales.

Solo hubo una persona que Dios favoreció:

 “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.” (Gén. 6:8). Noé halló gracia delante de Dios. Noé era “varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.” (Gén. 6:9). Fue el único justo en medio de todo un mundo malvado. Lo que distinguió a Noé fue que “caminó con Dios”, vivió su vida con Dios. Fue un hombre obediente a Dios (Gén. 6:22). Lo hizo en medio de un mundo malvado.

El ejemplo de Noé nos sirve como ejemplo para nosotros hoy día. Es posible vivir fiel al Señor hoy. Hemos recibido la gracia de Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo y tenemos la misma fe de Noé. Podemos vivir firmes en su verdad. No estamos solos. Tenemos a miles de creyentes en el mundo que siguen también a nuestro Salvador. Esto debe animarnos. Sabemos que Dios no juzgará más al mundo con diluvio, pero sí lo hará. Lo hará con fuego (2 Pedro 3:7). Pero esto no debe preocuparnos. El enfoque nuestro es en ser fiel al Señor y perseverar en su verdad.

 

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Salmo 23: Seguridad temporal y eterna

“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.” (Salmo 23:6)

En este último verso del Salmo 23 David termina su analogía del pastor y sus ovejas. Comienza afirmando con certeza ciertas verdades que son también importantes para nosotros los que seguimos al Buen Pastor, nuestro Señor Jesucristo.

David cubre tanto el aspecto temporal de nuestras vidas como el eterno, y estos dos, para nosotros los cristianos, están ligados. Notemos que es algo personal. David usa expresiones de primera persona “me”, “moraré” para afirmar su certeza en el Buen Pastor. Él es la razón de que tiene seguridad mientras viva y en la eternidad.

¿De qué está seguro David? Primero, está seguro de que durante su jornada en esta vida el bien y el amor infalible de Dios le acompañaran en todo momento.  Cuando David habla del bien, habla de la bondad de Dios. El libro de Santiago dice que todo lo bueno y todos los regalos buenos vienen de Dios (Santiago 1:17). Dios en su naturaleza es bueno y siempre dará a sus hijos lo bueno. Además de esto el amor infalible de Dios estará con nosotros todos los días de nuestra vida. La palabra “misericordia” es una palabra difícil de traducir al español (y también en inglés). “Jesed” es la palabra de pacto entre Dios y su pueblo. La idea es que es un amor que perdura para siempre. Es el amor de Dios que nunca falla, es infalible. En nuestra jornada temporal y corta, es muy seguro que experimentaremos dificultades, desilusión, y sufrimiento. Pero como ovejas del Gran Pastor, podemos estar seguros de que a la misma vez la bondad y el amor infalible de Dios nos acompañaran en todo momento hasta el fin de nuestra jornada. Pero no terminan de seguirnos. Más bien estos nos guían hasta nuestro destino final.

Ninguna oveja en el medio oriente vivía para siempre con su pastor. Las ovejas eran útiles para la sobrevivencia de las personas. Pero no es así para los seguidores de nuestro Señor Jesucristo. Nuestro futuro está ligado eternamente con Él. El futuro nuestro es que habitaremos con nuestro pastor para siempre. En Juan 14:2-3 él dijo, “Voy, pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” Juan 14:2-3

Nuestra casa está preparada para estar con Él. Puede que él no vuelva antes de nuestra partida. Pero podemos estar seguros de que si nuestra morada terrestre (nuestro cuerpo) de deshiciere tenemos “una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos” (2 Cor. 5:1). Mientras estemos en este cuerpo “estamos ausentes del Señor” pero cuando estemos ausentes del cuerpo, estaremos “presentes al Señor” (2 Cor. 5:8). Y sabemos que en la presencia de Dios disfrutaremos de Él para siempre.  En otro salmo David escribió: “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.” Salmo 16:11

Esta es nuestra seguridad eterna.

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Salmo 23: Huésped de honor

“Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;                                                             Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.” Salmo 23:5

El peligro es algo serio para las ovejas. Ellas tienen enemigos que quieren devorarlas. Al enfrentarse a estos enemigos se quedan paralizadas siendo así carnada fácil. Ellas necesitan la protección del pastor. Aparte de esto, también las moscas les causan mucho fastidio durante el verano. Estas siguen sus caras y a menudo las lleva a golpearse contra árboles o arbustos. Además, hay también parásitos que les afectan.[1] El pastor tiene que ponerles aceite (de oliva) para aliviarles.

Esto nos enseña lo que nuestro pastor hace por nosotros. Primero, encontramos que nuestro pastor es un buen huésped y trata a sus ovejas con mucho honor. El vino para buscarnos y salvarnos de nuestros pecados dando su vida como una oveja. A través de su muerte y resurrección nos trajo a su redil. Él nos sigue guiando como el buen pastor y nos prepara banquete en presencia de nuestros enemigos. Este banquete tiene un aspecto espiritual y el aspecto real futuro que nos espera que hablaremos en el último verso.

El aspecto espiritual tiene que ver con nuestra posición en Cristo que está segura según la Escritura. Estamos unidos a Cristo (Col. 3:3) y no hay nada que cambie esto. Esto quiere decir que el banquete de nuestro pastor siempre está disponible. Podemos acercarnos a Él para disfrutar de su compañía. El ya hizo todo para preparar el banquete para nosotros. ¡Esta listo! Ahora nos falta a nosotros darle el tiempo para venir a su banquete.

He sido creyentes por 40 años y algo que he aprendido es que nuestra relación con el Señor o la intimidad con Él debe ir creciendo al pasar el tiempo. Esto no es automático. Requiere tiempo. Sí, necesitamos tiempo con Él. Más tiempo. El mejor tiempo. Desafortunadamente, esto es algo que muchos de nosotros decimos que no tenemos para Él. Algo que enseño a las personas que estoy discipulando, es cómo tener tiempo con el Señor y como hacerlo prioridad en nuestras vidas. Sin esto, jamás podremos experimentar las delicias de su banquete. Seguiremos comiendo las migajas que caen de la mesa que nos dejan con hambre, sin fuerzas y raquíticos y nos hacen presa fácil del devorador de nuestras almas.

Este banquete que nos ofrece es “en presencia de nuestros angustiadores”. Vivir como creyentes en este mundo implica que tenemos que hacer frente a nuestros enemigos. El enemigo de nuestra almas Satanás, aunque ha sido derrotado por nuestro pastor, sigue asediando nuestras almas para devorarnos (1 Pedro 5:8) al cual debemos resistir firmes en nuestra fe (1 Pedro 5:9). Tenemos también a personas que serán nuestros enemigos por el hecho de que seguimos a nuestro pastor (Juan 15:18-19). No debe de sorprendernos que ellos nos odien y quieran causarnos daños. Además, también tenemos otros enemigos: “los deseos de los ojos, los deseos de la carne, la vanagloria de la vida” que no provienen de Dios sino del mundo (1 Juan 2:15-17). Si estamos disfrutando del banquete que nuestro pastor nos ha provisto, Él se encargará de nuestros enemigos.

En medio de toda situación podemos disfrutar de la presencia de Dios de su banquete pero también rebosar con su unción. Todos los que somos sus seguidores tenemos la unción de Él (1 Juan 2:27). Su Espíritu no solo es una garantía que le pertenecemos al pastor, sino que nuestro futuro eterno está asegurado (Efesios 1:13-14). Pero mientras tanto, su Espíritu nos ayuda. Nos ayuda a entender su verdad y poder evitar el error doctrinal (1 Juan 2:27). Nos ayuda llenándonos de su presencia para que podemos manifestar su fruto (Gálatas 5:22-23) sin importar las circunstancias en que nos encontremos. Nuestra copa puede rebosar en todo momento. Su Palabra nos dice,

Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;
18 Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
19 Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar. – Habacuc 3:17-19

Para los que no siguen al Pastor, el Señor los invita a su banquete de salvación. El habló de esto en Lucas 14:15-24. Un hombre hace una gran fiesta, pero los invitados dando excusa no quisieron venir. Así que los terminaron yendo fueron los pobres y necesitados. Estos llegaron a ser parte de su reino. La invitación está vigente hoy día para los que la reciben. Él quiere que seas parte de su banquete. ¿La aceptarás o pondrás una excusa?

[1]La Vida en el Redil por Phillip Keller, (Miami Florida: Editorial Caribe, 1989), cap. 10

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El Salmo 23: Animo

“Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.” – Salmo 23:4

Para cuidar las ovejas el pastor lleva una vara. La vara simboliza el poder del pastor. Esta vara era usada para proteger a las ovejas de los predadores. Es posible que David usó una vara para matar leones o aun osos para defender a sus ovejas. El cayado era un poco diferente ya que en la parte superior tenía un gancho. Este gancho era práctico especialmente cuando una oveja estaba en peligro en un ambiente. El pastor podía usar su cayado para engancharle y salvarle. Tanto la vara y el cayado ofrecían completa seguridad y protección a las ovejas.

David nos enseña que Jehová nos alienta con su vara y cayado. Esto implica que hay momentos en que nos encontramos atemorizados y desalentados por lo que sucede en nuestras vidas. Los valles oscuros de nuestras vidas nos pueden causar temor y confusión. Las situaciones difíciles nos pueden causar desaliento. El peligro que puede venir en formas físicas, emocionales o espirituales pueden que nos infundan temor y necesitamos ser animados y fortalecidos. Puede que también hallamos caído en una encrucijada o en una brecha y estamos atrapados. En esos momentos pedimos la ayuda de nuestro pastor para que nos rescate. Nuestro pastor está con nosotros en todo momento y está listo para socorrernos.

El salmo 121 nos ayuda a recordar que en esos momentos de peligro, dificultad o desánimo podemos levantar nuestra mirada y pedir al Señor que nos rescate. Él tiene todo el poder para rescatarnos y estamos completamente seguros.

“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.” (Salmo 121:1-2)

Podemos estar seguros de que nos protegerá con su poder, “Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma.” (Salmo 121:7)

En cualquier situación en que nos encontremos podemos estar seguros en nuestra salvación en Cristo. El Señor nos dio está seguridad.

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:27-29)

La idea de que podemos perder la salvación es contrario a lo que el Señor nos dijo. Estamos seguros eternamente en sus manos. Esto debe alentarnos.

En los momentos de inseguridad o desánimo, como seguidores de Jesús debemos poner nuestra mirada en Él para recibir aliento. Esto es lo que nos recuerda el autor de Hebreos. Estos hermanos a quienes les escribe estaban pasando por persecución por su fe. Esto les causó desánimo y aun dudas acerca de su fe.

“Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo.” (Hebreos 12:2-3 NIV)

Además, debemos recordar que la manera en que el Señor está muy cerca de nosotros es a través de su Espíritu que nos ha dado y mora en nosotros. El Espíritu Santo no solo nos ofrece su presencia, su guía, su corrección y su enseñanza sino también nos da su poder.

“Porque el Espíritu de Dios no nos hace cobardes. Al contrario, nos da poder para amar a los demás, y nos fortalece para que podamos vivir una buena vida cristiana.” (2 Tim. 1:7 – Traducción en Lenguaje Actual)

Recordemos estas verdades en esos momentos en que necesitamos ser consolados por nuestro Pastor.

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El Salmo 23: Disipando el temor

“No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo” – Salmo 23:4

El temor es una de las emociones más comunes en nosotros. Surge en una multitud de contextos. Quizás el temor más común es el temor de ser dañado físicamente ya sea por personas o por situaciones ambientales. Muchos de los salmos escritos por David reflejan este ambiente. David tuvo muchos enemigos y fue perseguido en diversas ocasiones. Como pastor también sabía que sus ovejas corrían el temor de los predadores y por esto necesitaban que el pastor estuviera con ellas.

Pero hay otros tipos de temor. El temor de ser rechazado o dañado emocionalmente es también real. A menudo esto causa traumas en la vida de las personas. Estos traumas se manifiestan de diversas maneras: aislamiento, la depresión, rencor, odio, y amargura. El temor es una emoción que puede llegar a paralizarnos y estancarnos en nuestra vida.

¿Por qué surge el temor en nosotros? Cuando pregunto esto me refiero no a las causas del temor sino a pensar por qué realmente tememos. Tememos cuando no podemos controlar las circunstancias de nuestra vida. Queremos que todo nos favorezca y nada nos cause daño. Pero sabemos que la realidad es que no hay completa seguridad en este mundo, por lo menos no desde la perspectiva humana.

No es de asombrarse que la biblia nos dice mucho sobre el temor.  Haciendo una búsqueda de la palabra “temor” en la Biblia Reina Valera, encuentro que aparece 185 veces. “No temáis” aparece 41 veces. Dios nos manda a no temer a nada ni nadie. Esto parece imposible de hacer. Pero si Dios lo dice es posible. ¿Cómo es posible?

Dios está con nosotros en todo momento aun en los peores valles oscuros. Su presencia disipa todo temor de cualquier tipo de daño.

“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” Salmo 27:1

Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios.Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con la diestra de mi justicia.” Isaías 41:10 (NVI)

“de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.” Hebreos 13:6

En momentos de temor podemos estar seguros que nos dará su consolación

«Soy yo mismo el que los consuela ¿Quién eres tú, que temes a los hombres, a simples mortales, que no son más que hierba?” Isaías 51:12 (NVI)

Dios no solo está con nosotros, sino que es soberano de nuestras vidas. Nada de lo que pasa y pasará en nuestras vidas está fuera de su providencia. El Señor dijo que aún los cabellos de nuestra cabeza están contados y por esto no debemos temer. Somos muy valiosos para Él. Él tiene control de toda situación en nuestra vida. Ningún daño, especialmente físico puede afectarnos ya que estamos seguros en su cuidado eterno. Físicamente, nuestro cuerpo puede ser matado, pero no el alma. El único que tiene poder de condenar eternamente es el Señor (Lucas 12:4-5). Y sabemos que Él nos ha dado la vida eterna. En Él estamos seguros eternamente. Nada ni nadie nos podrá separar de su amor hacia nosotros (Rom. 8:38-39). Él nos ha prometido darnos su reino (Lucas 12:32).

En momentos de temor podemos clamar a Él pidiendo su paz. En Él se encuentra la paz. El nos ofrece su paz en medio del temor. Su paz transciende el temor.

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33)

Si Él venció al mundo podemos estar seguros en Él. La promesa de su presencia que dio a sus seguidores está vigente también para nosotros, “he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:20)

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Book Review: A Man of Iron The Turbulent Life and Improbable Presidency of Grover Cleveland by Troy Seine

A Man of Iron
The Turbulent Life and Improbable Presidency of Grover Cleveland by Troy Seine

One of my favorite reading genres are biographies and includes presidents. I own and have read quite a few presidents which usually are the ones most people know about or are widely known. I was excited to find this biography on a president that most people know very little about including myself. Troy Seine, a former White House speech writer has written this biography of the twenty-second (and twenty-fourth) president. It is not a long exhaustive biography but it does justice to Grover Cleveland. Grover Cleveland, weighing 275 pounds, was an “ordinary” man and this where his greatness came from according to Seine. He served two separate terms and was the “final Democratic president to embrace the classical liberal principles of the party’s founder, Thomas Jefferson. Cleveland believed in a narrow interpretation of the Constitution, a limited role for the federal government, and a light touch on economic affairs.” (7) Cleveland stands in a unique position in our current times. But one thing is to have such a view and another is to believe it and live it. Cleveland’s character never wavered in this belief. He was a man with integrity. Seine, in his masterful Afterword writes, “Virtually everything worth saying about Grover Cleveland boils down to that one elemental fact: he possessed moral courage at almos superhuman level. He was consistently motivated by conviction, even when he he knew he’d suffer political harm as a result.” (320) We need more presidents like Grover Cleveland. Why don’t we? Seine says that is because of the way that American was founded. Our system allows for “mediocre leadership”. “Yet it is,” he says, “an impoverished conception of America that imagines that the least we can tolerate is the most which we can aspire.” (222)

I learned quite some interesting facts about Cleveland. He was a son of a Presbyterian pastor in New Jersey. As a family they kept “the sabbath” and had their own family worship. Unfortunately, his father died at the age of forty-nine. This forced Cleveland to enter the workforce. He went to work as an English teacher at New York institute for the Blind where he met Fanny Crosby, one of my favorite hymnologists of the last century. Slowly, Grover rose to the political arena from assistant DA, to Sheriff of Buffalo, Mayor of Buffalo, and eventually governor of New York. This in turn led him to the presidency as a Democrat who had not won an election in almost 30 years.

  • Grover Cleveland was a workaholic. He worked long hours, often till midnight.
  • He loved drinking beer.
  • He was a bachelor president for the first year in office until he married Frances Folsom who was thirty years younger than him. He was the first to be married on White House grounds at the age of 41.
  • He had cancer surgery on the deck of a hatch named Oneida. Seine’s description is funny to say the least.
  • Quotes by Grover Cleveland:
    • “We believe in the principle of economy of the people’s money, and that when a man in office lays out a dollar in extravagance, he acts immorally by the people.” (46)
    • “A Democratic thief is as bad as a Republican thief.” (46)”Parties may be so long in power, and may become so arrogant and careless of the interests of the people, as to grow heedless of their responsibility to their masters. But the time comes, as certainly as death, when the people weigh them in the balance.” (88)
    • His last words were said to be, “I have tried so hard to do right” (313).

I agree with Senik that Grover Cleveland needs to be recognized and honored as many other presidents. He was indeed “a born statesman who never quite mastered the lower arts of politics.” (321)

Troy Seine has done as a favor re-introducing “A Man of Iron The Turbulent Life and Improbable Presidency of Grover Cleveland”.

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My friend Jimmy and how God uses us

While working at a machine shop in California, Jimmy bought food from the truck my sister drove to where he worked. I assumed he often spoke to her and on one occasion he invited her to a hispanic church where he was helping. He was sent there to help even though he spoke no Spanish but looked Hispanic and was from New Mexico. My sister decided to invite my mom to go with her and my mom took me and my youngest sister along. There in that Baptist church I met Jimmy. He started picking me up to go to church and even took me to his home. It was the first time I met and had a close look at a Christian home (he was recently married). I was also introduced to Christian music, i.e. Keith Green who still remains one of my favorites. I came to know who Christ was at this church when I was 13 years old. My friend Jimmy left to join the Army but not long after but we connected after his time there. I went to help him when he was church planting in the San Fernando Valley. Eventually he took a job as a pastor in a church in his native land of Santa Fe New Mexico in 1996 where he remains pastor. He often keeps track of me and I of him as we both are in ministry and we are approaching our last “hurrah!” in our lives. I am grateful for Jimmy’s obedience in sharing the Gospel with my family. I know the impact that he and his wife Brenda have had is much more than what we can know and see here. I am thankful for their faithfulness to the Lord and his people. And for their friendship of almost 40 years (yikes!). We are moving forward to our last hurrah!

Not too long I did a series of videos where I asked him some questions about ministry. They can be seen here. I also wrote about him in the this post on the life of a pastor.

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El Salmo 23: Seguridad en el valle de sombra de muerte

“Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.” Salmo 23:4 (RV)

Según Phillip Keller el autor del libro “La Vida en el Redil”, durante el verano el pastor que ha pastado a sus ovejas hasta las cumbres de las montañas comienza su descenso (el otoño) para llevarlas de nuevo al redil y así estar de vuelta en casa para el invierno. Este caminar es difícil ya que las lleva por los valles. Estos valles son muy peligrosos pero las ovejas permanecen muy cerca del pastor. A pesar de esto, en estos valles se encuentra la mejor agua y el mejor pasto.[1]

Se puede notar que hasta este punto el Salmo ha expresado la grandeza del pastor por lo que Él hace por sus ovejas. Pero comenzando en el versículo 4, el Salmo se vuelve más personal.  Ahora la oveja, en este caso David que representa a todos los cristianos, se expresa usando pronombres personales que indica lo que el pastor hace (por mí).

Lo primero que encontramos es que el pastor está conmigo en los valles de sombra de muerte. Me recuerdo los valles o barrancos en los que solía investigar cuando era pequeño. Estos valles eran oscuros, agua corría y aun había plantas verdes. No recuerdo que pensaba lo peligroso que eran, pero esto no quiere decir que no lo eran. En el tiempo de David, estos valles eran igualmente peligrosos. Siendo pastor, David entendía que, siendo el pastor, y estando con ellas en estos valles estaban seguras. Ellas no tenían por qué temer pasar por estos valles. Es igual con nosotros.

Pasar por estos valles es parte de ser cristiano. El Señor nunca nos prometió que no experimentaríamos las dificultades y el sufrimiento, pero sí prometió estar con nosotros al pasar por ellos. Nuestro llamado es confiar en Él. “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33). Nuestro pastor ya pasó por el valle de sombra de muerte. El sufrió y murió a manos de personas malas, pero venció la muerte. Él resucitó y al creer en Él como nuestro pastor, él nos asegura la victoria sobre el sufrimiento, las dificultades y aun la muerte.

Una pregunta que surge al pensar en esto es, ¿porqué debemos sufrir? Es una pregunta muy común hoy día. Podemos mirar varias verdades en la Biblia acerca de esto.

Primero, la aflicción y el sufrimiento son parte de la vida del ser humano pecador. “La maldad no brota del suelo; la desdicha no nace de la tierra; es el hombre el que causa la desdicha, así como del fuego salen volando las chispas.” Job 5:6-7 (VP)

Segundo, Dios no es el originador de la maldad, del sufrimiento ni del pecado. “Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el mal no mora contigo.” Salmo 5:4

Tercero, nuestro Buen Pastor experimentó la injustica y la maldad más grande para poder asegurarnos un futuro perfecto en la eternidad. El Hijo de Dios, siendo perfecto no merecía experimentar el sufrimiento, el castigo y la muerte. Aunque fueron hombres que lo hicieron, era la voluntad de Dios en su soberano plan para poder salvarnos (Hechos 2:23). Él tubo que pagar a Dios la deuda de nuestros pecados para que nosotros pudiéramos volver a Dios y tener la seguridad de la vida eterna.  Él canceló el efecto de la muerte eterna que merecíamos a través de esto acto supremo de sacrificio.

Cuarto, por consecuencia, como cristianos, las dificultades y el sufrimiento y aun la muerte solo nos hacen acercarnos más a nuestro Pastor. Fuimos llamados para esto: “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;” (1 Pedro 2:21). Seguir a Cristo y llegar a ser como Él implica que sufriremos como Él.  Esto es un privilegio.

Esto no quiere decir que es fácil pasar por estos valles, pero podemos estar seguros de que Él está con nosotros en todos esos momentos y que en medio de ellos podemos conocerle aún más. Pablo lo dijo de esta manera, “a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte” (Filipenses 3:10). Quizás no entendemos porque nos pasan estas cosas pero podemos estar seguros que todo esto nos asegura un peso (honor) aun más grande en la eternidad (2 Corintios 4:17).

Todos tendremos que pasar por el valle de sombra de muerte hacia la ciudad celestial. Es una sombra porque sabemos que pasaremos a través del valle y llegaremos a nuestro destino final. El libro el peregrino describe a cristiano pasando en este valle de sombra de muerte. Aunque es una alegoría de la vida cristiana nos da una idea de lo que será pasar de este mundo a la ciudad eterna.

Los peregrinos entonces comenzaron a inquirir si no había algún otro camino hasta la puerta; a lo cual ellos respondieron: “Sí, pero a ninguna persona salvo a dos, Enoc y Elías, se ha permitido recorrer ese camino desde la fundación del mundo, y no se permitirá hasta que suene la última trompeta”.201 Entonces los peregrinos, especialmente Cristiano, comenzaron a desconsolarse en su corazón, y a mirar a uno y otro lado, pero no pudieron encontrar ningún camino por el que poder evitar el río. Entonces preguntaron a los hombres si las aguas eran profundas, y ellos dijeron: “No”. Sin embargo, no podían ayudarles en tal caso, porque dijeron: “Ustedes la encontrarán más o menos profunda según su fe en el Rey del lugar”. Entonces ambos se dirigieron al agua; y al entrar, Cristiano comenzó a hundirse, y gritando a su buen amigo Esperanza, le dijo: “Me hundo en aguas profundas; las ondas cubren mi cabeza, ¡y todas sus olas me sobrepasan! Selah”. Entonces dijo el otro: “Ten buen ánimo, hermano; siento el fondo, y es bueno”. Y dijo Cristiano: “Ah, amigo mío, las tristezas de la muerte me han rodeado; no veré la tierra que fluye leche y miel”. Y después, una gran oscuridad y horror descendieron sobre Cristiano, de modo que no podía ver lo que tenía por delante. También aquí perdió sus sentidos en gran medida, de modo que tampoco podía recordar ni hablar ordenadamente de ninguno de aquellos dulces refrigerios que habían encontrado en el camino de su peregrinación… Entonces vi en mi sueño que Cristiano estuvo reflexionando un rato. A lo cual Esperanza añadió estas palabras: “Ten buen ánimo, Jesucristo te hace sano”. Y Cristiano dijo en alta voz: “¡Oh, le veo otra vez! Y me dice: ‘Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán’”.203 Entonces ambos cobraron ánimo, y el enemigo quedó después de eso tan quieto como una piedra hasta que los dos hubieron cruzado. Cristiano, por lo tanto, encontró terreno firme donde pisar; y se dedujo que el resto del río no era profundo. Así cruzaron… En ese momento también salieron a recibirles varios de los trompeteros del Rey, vestidos con vestiduras blancas y resplandecientes, quienes, con melodiosos sonidos, hicieron que hasta los cielos resonasen con su sonido. Esos trompeteros saludaron a Cristiano y a su compañero con diez mil bienvenidas del mundo; y lo hicieron con gritos, y con sonido de trompeta… Y vi en mi sueño que esos dos hombres entraron por la puerta; y he aquí que cuando entraron, fueron transfigurados, y les vistieron de vestiduras que resplandecían como el oro. También estaban quienes les recibieron con arpas y coronas, y se las entregaron; las arpas para alabar con ellas, y la corona como señal de honor. Entonces oí en mi sueño que todas las campanas en la ciudad repicaron de alegría, y a ellos se les dijo: “Entren en el gozo de su Señor”. También oí a los hombres mismos, que cantaban con fuerte voz, diciendo: “Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”.[2]

[1] La Vida en el Redil por Phillip Keller, (Miami Florida: Editorial Caribe, 1989) cap. 7.

[2] Bunyan, John. El progreso del peregrino (Spanish Edition). Whitaker House. Kindle Edition.

 

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El Salmo 23: El me guía

“Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.” El Salmo 23:4

Como hemos hablado antes, las ovejas se pueden desviar fácilmente del camino, especialmente si no se apegan al pastor. Cuando se pierden experimentan el temor que viene por la realidad de que están solas. Es por esto por lo que ellas necesitan ser guiadas.

Igualmente nosotros. Isaías es muy claro cuando dice que todos nos descarriamos como ovejas (Isaías 53:6). Nuestra naturaleza es seguir nuestro camino. ¿Cómo sucede este desvío? Sucede cuando nosotros no dejamos que el Señor nos guíe y seguimos “nuestro camino correcto”. Proverbios nos advierte, “Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte.” (Proverbios 14:12). Seguir el camino que nos parece bueno para nosotros sin consultar con nuestro Pastor es un error que puede llevarnos aun hasta la muerte. A menudo tengo que hablar con creyentes (y no creyentes) sobre decisiones malas que han tomado. Las consecuencias son evidentes.

El Señor promete guiarnos. En el Salmo 32:8-9 nos dice, “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos. No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti.” Él quiere enseñarnos y hacernos entender su camino pero muchas veces nosotros somos renuentes y aun rebeldes cuando Él nos habla.

No solo nos promete guiarnos, sino que promete guiarnos por sus caminos rectos o buenos. Él es quien define lo que es bueno o malo no nosotros. Su camino no solo es recto o bueno, sino que también es el camino de la sabiduría. Proverbios nos dice, “Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia;” (Pro. 3:13). El camino de la sabiduría nos trae la dicha o la felicidad. Además, dice Proverbios que los caminos de la sabiduría, “son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz.” (Prov. 3:17). Seguir el camino del Señor (de la sabiduría) es algo agradable que produce paz. En mi experiencia he podido ver esto. Las personas que siguen al Señor y le obedecen viven vidas buenas y en paz. Por otro lado, los que siguen sus propios caminos viven vidas confusas y caóticas.

La guía del Señor es consistente con su carácter. Él nunca nos guiará por el camino equivocado porque su reputación está en juego. “Nombre” en la Biblia tiene que ver con el carácter. En este caso, Dios siempre nos guiará de acuerdo con su carácter. En esencia su carácter es perfecto y santo y por esto nunca nos guiará por el camino equivocado. Además, pedir a Dios algo que no es de acuerdo con su carácter es erróneo. Él no nos dará algo malo o dañino.

La pregunta práctica es ¿Cómo nos guía Dios? Nos guía primordialmente con su Palabra o Verdad, la Biblia. 2 Timoteo 3:16-17 nos dice, “Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud, 17 para que el hombre de Dios esté capacitado y completamente preparado para hacer toda clase de bien.” La Biblia es el libro que nos guía, nos enseña, corrige, reprende y educa en el camino de rectitud. Y esto requiere que nosotros lo conozcamos muy bien. A menudo los cristianos cuando están en una situación difícil piden a Dios por una señal como guía. Esto es erróneo. Nuestra guía es la Palabra de Dios. Dios no habla fuera de este libro. Cuando actúanos debemos hacerlo de acuerdo con su Verdad. La Biblia no nos dice lo que debemos hacer cada uno de nosotros específicamente en nuestra vida particular, sino que nos da pautas, verdades generales, principios (algunos muy específicos) y mientras nuestras decisiones sean consistentes con estos estamos siguiendo su voluntad. La biblia llama esto el camino de la sabiduría.

Pedirle a Dios que te muestre si debes estar en una relación con un no creyente es equivocado porque la respuesta es clara en la Biblia. Rogarle a Dios que te muestre si debes perdonar a alguien no es necesario. Ya te ha dado la respuesta. Pedirle a Dios que te ayude a sacar un carro nuevo, aunque no tienes como pagarlo es equivocado porque aunque la Biblia no nos dice nada sobre el tema, podemos deducir basado en sus principios que esto no es algo sabio. La biblia no  es un manual para criar a nuestros hijos, pero nos da verdades generales que implica que debemos educarlos con buenos modales, enseñarles el camino de la salvación en Cristo y en el carácter cristiano.

Como creyentes nuestra oración debe ser, “Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame.” (Salmo 25:4-5)

El Salmo 25:8 dice, “Bueno y recto es Jehová; Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.” Para aquellos que no siguen al pastor, el Señor te invita a seguirle. Él quiere mostrarte su camino. El Señor Jesús dijo que Él es el camino, la verdad y la vida (eterna). Si vienes a Él te hará parte de su redil y te guiará.

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Salmo 23: Restauración y Renovación

“Confortará mi alma” Salmo 23:3

Las ovejas tienden a perderse. No tienen buen sentido de dirección especialmente si no miran y siguen al pastor. Si se pierden pueden caer en peligro y ser presa de otros animales. No solo esto sino que las ovejas tampoco pueden cuidarse por sí mismas. Pueden engordar demasiado si comen mucho y su lana también puede crecer tanto que es difícil caminar. Si se voltean patas arriba no se pueden voltear por sí mismas. Necesitan la restauración y renovación del pastor. Esta es la idea de la palabra “confortar”. No solo es de animar sino también de restaurar. El Buen Pastor tiene que restaurar y renovar nuestras vidas.

Esto es igual con nosotros. Desde nuestro nacimiento venimos con la tendencia de seguir nuestro camino. Es por esto que la Biblia dice que cada quien se apartó por su camino. Nuestra inclinación natural no es seguir al Pastor. Necesitamos que el nos busque y nos rescate. Nuestro Señor compartió una historia que conocemos como “la oveja perdida”. Esa historia presenta el estado natural nuestro. Estamos perdidos como la oveja. El pastor tiene que ir, buscarla y traerla a su redil. Eso es lo que Jesús hizo al venir a este mundo. Vino a morir y resucitar para pagar el precio de nuestro desvío y poder llevarnos al redil del Padre.

Pero esto es solo el comienzo. De allí en adelante debemos seguir a nuestro Pastor. Pero debido a nuestra tendencia pecaminosa, muchas veces nos desviamos del pastor. El tiene que restaurarnos.

¿Cómo lo hace? Tiene que corregirnos y disciplinarnos.  El Salmo 119:67 nos dice, “Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; Mas ahora guardo tu palabra.” Cuando nos descarriamos el Señor tiene que corregirnos. Así nos hace volver (esa es la definición de la palabra “restaura” en Hebreo) o arrepentirnos. Una vez lo hace volvemos a obedecer su palabra.

Hay también momentos en que debido a nuestra dieta espiritual nos volvemos apáticos en nuestra vida. Necesitamos ser renovados. Tenemos que clamar, “Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos; Renueva nuestros días como al principio.” (Lamentaciones 5:21). Cuando nos volvemos a Él, nos “renueva nuestros días como al principio” cuando le seguíamos con entusiasmo, determinación y fidelidad.

Habrá también ocasiones en que las pruebas y el sufrimiento llegarán a nuestra vida. Esto no es anormal en nuestras vidas como sus ovejas. Esto puede que nos desanime, pero nuestro Buen Pastor está con nosotros para fortalecernos y renovarnos. Isaías dice “El da fuerzas al cansado, y al débil le aumenta su vigor.  Hasta los jóvenes pueden cansarse y fatigarse, hasta los más fuertes llegan a caer, pero los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas, podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse.” Isaías 40:29-31 (VP)

En nuestros momentos de tristeza nuestro Pastor nos da de su consolación y en medio de ella podemos alabarle,

“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues él es el Padre que nos tiene compasión y el Dios que siempre nos consuela.” 2 Corintios 1:3 (VP)

La presencia permanente de nuestro Pastor está siempre con nosotros. Podemos decir confiadamente en cada momento y en cualquier situación en que estemos, “confortará mi alma”.

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